El Futuro de AMLO

Cumbre Borrascosa

El mandante-mandatario siempre ha presumido por su supuesto “plan alternativo” de gobierno. De las cláusulas de este ejercicio de ficción muy pocas han visto la praxis; al contrario, a poco más de veinte meses para que termine su administración -30 de septiembre de 2024-, la decepción va creciendo ante la inercia y la involución del país con más de cuatro millones en pobreza extrema agregados en los cuatro años y dos meses de su período y la evidencia de cómo han multiplicado sus fortunas los mayores multimillonarios mexicanos.

Ahora bien: lo interesante, en una visión a futuro, es entender cuáles son los verdaderos propósitos del gobernante, innegablemente autoritario, para asegurarse un final feliz al término de su régimen y cuáles son los horizontes a analizar de cara al 2024, el año en el que la 4T entrará en una espiral que puede, con su fuerza intrínseca, arrojarla al precipicio. Veamos.

Sin una rectoría clara en materia electoral López IV puede sencillamente manejar los resultados aun con una oposición inflamada pero con pocos recursos jurídicos para modificar el rumbo final de los comicios. Con ello, claro, podría darse cauce a un Maximato desde “La Chingada” hasta el fin de sus días y muy al estilo de Plutarco Elías Calles, pero al revés: Calles acabó fundando el PNR para aniquilar a los partidos regionales y López fundó primero un partido para manejarse a sus anchas.

Si el candidato triunfador decide tomar distancia de López Obrador, como ha sido costumbre en México y aun si proviene del mismo instituto que el mandatario, para afianzar su propio poder posiblemente el tiro le saca por la culata y acabe fuera del país, exiliado, como en el caso de su antagonista Carlos Salinas de Gortari quien nunca fue expulsado del país oficialmente pero se hizo evidente tal condición por su enfrentamiento con su sucesor, Ernesto Zedillo, de quien creía sería una marioneta fácil de manejar. Lo mismo, digamos, podría pasar en el caso de Claudia Sheinbaum y su actitud rastrera. Siempre hemos considerado que la lambisconería es el peldaño anterior a la traición.

En el todavía improbable caso de que la oposición se imponga y no le sea posible revertir resultados evidentes al mandante-mandatario, no es difícil suponer que el sucesor de AMLO, ante la decepción y el rencor colectivos, decida llevar a proceso a éste no solo para poner fin a la 4T sino para intentar recuperar la confianza perdida entre la ciudadanía hacia los gobiernos de cualquier color y emblema. Entonces, sí, habría un cambio real en la estructura del poder siempre y cuando también se ofrezca un modelo distinto para gobernar ajeno a lo que hoy es considerado “el sistema político mexicano”. Es decir, no solo una alternancia de partidos sino un cambio en esencia, tantas veces prometido infructuosamente.

No es tan sencilla, entonces, la inevitable salida de AMLO del palenque político si consideramos las opciones dos y tres; y únicamente si logra instalarse un Maximato podría presumirse de que el personaje alcanzaría la impunidad deseable fabricando una dictadura de facto como tanto se ha temido en los últimos años. Tal sería una catástrofe para México y para nuestros “socios”, las potencias de América del Norte.

El tremendo fracaso de la “cumbre” entre los mandatarios de México, Estados Unidos y Canadá, con evidencias muy claras de las incomodidades de Joe Biden y Jutin Trudeau, al igual que las de sus esposas con una pésima anfitriona, Beatriz Gutiérrez Müller, distanció más al gobierno de la República de las naciones del norte y haciendo más vulnerable a López IV ante los posibles encontronazos políticos al final de su período o ya desde ahora, en el último tercio del mismo.

Es muy posible que la Casa Blanca, y sus aliados, se decida a intervenir directamente en la carrera sucesoria si aparecen pruebas mayores de los nexos inconfesables del mandante en funciones con el crimen organizado y, sobre todo, la posibilidad de una unión latinoamericana de izquierda, con Lula da Silva, de Brasil, y AMLO, de México, lidereando a una comunidad fácilmente combustible ante los Estados Unidos.

Fue evidente que, en lo personal, no existió empatía entre los mandatarios de las tres naciones pese a las irreverentes actitudes de Beatriz que acabaron con protocolos y normas establecidas para estos encuentros. El mal sabor de boca fue más que claro.

La Anécdota

El escándalo de la Ministra plagiaria, Yazmín Esquivel de Riobóo -esposa del principal constructor de la 4T y el más beneficiado por su cercanía con López Obrador-, ha ido escalando a la misma velocidad que la involucrada ha tratado de defender lo imposible. Peor se han visto los tibios, como el rector de la UNAM, Enrique Graue Wickers, quienes han intentado, sin fortuna, lavarse las manos y prolongar el asunto para aplicar la medicina del tiempo que induce a la amnesia colectiva.

Quienes han egresado de la UNAM y debieron elaborar sus tesis con esfuerzo y dedicación, NO pueden tolerar que se exima a la susodicha Yazmín por cuanto a que ocupa un sitio elevado en el órgano de mayor peso en el poder Judicial; más aún, las bravatas lanzadas por Andrés Manuel a la presidenta de la Corte, la ministra Norma Piña, demuestra el grado de decrepitud del primero y enciende las alarmas por cuanto pueda responder la SCJN la que podría incluso Reconvernir a la tramposa, figura que está establecida en la ley para casos en los que el cinismo pretenda imponerse al propósito general de justicia.

loretdemola.rafael@yahoo.com