Cuatro Morenas
Cuéntanos mujer
Pensamos que el Movimiento de Regeneración Nacional escogió tal nombre para que sus siglas fueran referente también de nuestra morenita del Tepeyac atropellando, como acostumbran los hipócritas, los símbolos populares; lo mismo hizo el PAN al aducir, durante largo tiempo si bien ahora no se atreven, que el color de su emblema era como el del Manto de la Virgen. Y ni hablar del PRI que ha usurpado, indebidamente, a nuestra bandera para manipular siempre con sus colores.
A la larga la morena de López y su discípula más bien recuerda al pez que, en las profundidades, se embosca tras las rocas marinas para atacar con ventaja y destazar a sus víctimas. Muy parecida, sin duda, a varias de las nuevas gobernadoras postuladas por el partido guinda y quienes ya ejercen sus funciones:
1.- Evelyn, la hija del violador de Guerrero, se entretuvo colocando detrás de ella una bandera con una serpiente en forma de “S” como la inicial de su apellido paterno y acaso para situar a sus gobernados en la realidad del cacicazgo. Luego aclaró que no se trataba del escudo nacional alterado sino de otro símbolo... sobre la bandera. Esto es bastante más grave.
Pese a ello, ninguno de los “preparados” legisladores ha llamado a cuentas a la gobernadora, ahora a punto de matrimoniarse con uno de sus esbirros, del rebote por tal agravio que representa una grave falta contra nuestro lábaro y nuestra identidad, violando una infinidad de leyes además, entre ellas las relativas al uso de los símbolos de la patria.
2.- En Tlaxcala, la nieta de dos exgobernadores priistas –Crisántamo Cuéllar y Joaquín Cisneros-, Lorena Cuéllar Cisneros, designó a un elemento con orden de aprehensión en Chihuahua como secretario de Seguridad Pública, Alfredo Álvarez Valenzuela. Cuando, a finales de noviembre, llegó el citatorio a las oficinas gubernamentales al pie de Matlalcuéyetl, llamado malamente “La Malinche”, y entonces el sujeto sencillamente desapareció y ocupó su lugar Maximino Hernández Pulido.
Hasta la fecha el exfuncionario, acusado precisamente por la desaparición de una persona después de un operativo en un bar chihuahuense, permanece en fuga y todo parece indicar que la señora Cuéllar lo protegió oportunamente. ¿Nadie seguirá las huellas?
3.- En Campeche, Layda Sansores Sanromán, hija del cacique Carlos Sansores, va en pos no solo de la medalla por ser la mujer con un mayor número de cirugías en el mundo –hay otra mexicana en el concurso, Elba Esther Gordillo-, sino de la restauración del modelo autocrático de su progenitor –quien no se limitó ni siquiera para asesinar.
Layda, con 79 años bien vividos –treinta de ellos dentro del priismo malévolo-, estuvo casada con Alberto Negrete y ha sido pareja durante tres décadas de Romeo Ruiz Armenta, designado en 2019 por AMLO, claro, embajador de México en Guatemala. Como para consolidar al viejo Petén. Y, para colmo, la dama del mar jubilado designó apenas llegó al poder a su sobrina Anthea Sansores, como diputada por el vigésimo distrito local de su entidad. Toda una configuración execrable que se resume en la frase de la legisladora contra sus adversarios: “son puros hijos de la chingada”. Tal es el nivel cultural de quienes siguen los pasos del mandatario de “La Chingada”, su ranchito de Palenque a donde no ha llegado el predecesor.
4.- Y no olvidemos a Rocío Nahle, gobernadora de Veracruz pero zacatecana de origen, capaz de convertir los costos de la malhadada refinería de Dos Bocas en una infame fortuna corrompida.
Ya trataremos a las demás gobernadoras de inciertos malos pasos. Y no es misoginia sino igualdad de géneros.
La Anécdota
A Claudia Sheinbaum Pardo, otra mujer de la morena agazapada, le molestan mucho los cuernos y tiene razones para ello. Su divorcio de Carlos Imaz no se debió a un simple pleito entre parejas, tan frecuentes en estos tiempos considerados de empoderamiento femenino, sino al triunvirato con Andy, hijo del icono de la izquierda, jefe del clan, secretario organización del partido de papi y quien ahora ya está casado con todas las leyes de la aristocracia y es parte de un emprendedor negocio, “Rocío”, que explota el cacao del sureste junto con los negocios chuecos con el balastro para el tren maya y otras “linduras”.
Quizá por ello, es decir los cuernos, le tiene tanta aversión a las corridas de toros –reivindicados siempre por cuanto son reflejo de cultura, arte y verdadero ecologismo-, por lo cual inició la propuesta de prohibirlas en la Ciudad de México, con tremenda ignorancia propagandística y el uso de algunos legisladores arrodillados.
Ahora ya se casó con Jesús María Tarriba, ex contador del Cártel de Juárez y consorte presidencial. Campanitas navideñas.
¡Ay morena, morenita mía!
loretdemola.rafael@yahoo.com