Lo peor no ha pasado
Los rastrojos que dejaron las administraciones anteriores no han sido barridos; permanecen al paso de los conformistas, quienes creen, a pie juntillas, que el gobierno funciona de acuerdo a los beneficios personales adquiridos por cercanía, complicidad o chantaje. Las mentes libres, por supuesto, no entran en esta peligrosa ecuación que suele llevar a los pueblos al abismo o a la devastación social. En este mundo álgido se encuentra México.
Uno de los señalamientos que se me hacen respecto a las sostenidas críticas para desnudar a la 4T es que estoy atado a la “defensa del pasado” -repasen algunos de mis libros y columnas en los periodos que deseen y corroborarán la infamia-, o coadyuvo a los intereses antinacionalistas de empresarios, clérigos y partidos de oposición. Vamos, que solo apoyando a la señora Sheinbaum de Tarriba es factible salir de la ignominia de la traición, cuando es todo lo contrario y el régimen cuatrotero no es más que un espejo negro, como el de Tezcatlipoca, en sus momentos más oscuros de la mano de los criminales adosados a la Morena de Andrés y Claudia. ¿Sabía esta mujer en lo que se metía, de verdad?
En defensa de la actual presidenta(e) debo decir que el gusto por el poder disuelve cualquier otro estímulo aunque ya bien sabe, ahora, cuánta leña lleva el dulce. Porque, desde luego, la marca de su administración será el campo de exterminio de Teuchitlán, Jalisco, que volvió a prender el horror en una sociedad demasiado tolerante pero, ¡cuidado!, de sangre valiente cuando se llega al límite.
Y sí, hemos rebasado los espacios de la tranquilidad hace ya muchos años pero nunca como en el presente con Claudia y su titiritero de las manos escondidas que sigue moviéndose en política rastrera desde algún lugar donde prive la impunidad. Es bien sabido que este, al igual que sus hijos -el clan-, están en la mira de los grandes cazadores de criminales enriquecidos por el poder.
Ya va siendo hora de que, antes que empiecen los calculados proyectos del anaranjado señor Trump, comiencen cortarse las cabezas que conforman la hiedra maligna de la 4T, la de Andrés y la de Claudia que comenzó con tal pie y en solo cuatro meses ha sido exhibida por su incapacidad para tomar decisiones y su habilidad para contraer compromisos con el vecino del norte manteniendo un doble discurso. Es sabido, por grande experiencia, que cuando se conforma una alianza con USA acaban pesando las concesiones de Estado que empobrecen y aniquilan cada rastro de soberanía.
Vamos por episodios y con referencias desde mediados del año pasado, digamos el 25 de julio de 2024, cuando se arrestó al célebre capo Ismael “El Mayo” Zambada, según se dijo, gracias a la traición de Joaquín Guzmán López, “El Chapito” o “El Güero Moreno”. En ningún momento se dijo la verdad al respecto: un comando militar de USA entró un mes antes, de manera clandestina y sin dar aviso a las autoridades mexicanas, precisamente con el encargo de asegurar y enviar fuera de México al nefasto sujeto, de 76 años entonces -ya cumplió los 77-, sin la menor limitante. Y lo hizo aunque, claro, la vocería de AMLO se dijo afrentada y envió una carta diplomática; pero, claro, el mandante pelafustán se preparaba a dejar la titularidad del Ejecutivo -eso dijo-, para darle crecimiento a una señora formada en las manifestaciones universitarias radicales y no en la cultura serena que es abono para el futuro. Fue así como se consumó el “secuestro” del poderoso narco para luego exigir, desde el templete de Claudia, su repatriación para saldar la afrenta de una ilegal aprehensión. Esto es, que lo tenga en sus manos el fiscal Alejandro Gertz Manero para limpiar el cochinero y dejar fuera del área a sus propios jefes.
Muchos preguntan si va en serio -digamos como los inevitables y desestabilizadores aranceles- la persecución contra AMLO y sus cercanos o si solo se trata de una parodia más para tranquilizar al conglomerado. Los expedientes existen, también las pruebas, pero no así la voluntad política del señor Trump cuyo doble lenguaje, en español e inglés, perturba y agazapa a los que tienen el alma podrida.
AMLO está lejos de pisar una cárcel estadounidense, pero no estoy cierto de que suceda lo mismo con sus herederos -los de sangre y los de las complicidades-. Van a rodar cabezas, pero la señora Sheinbaum ha solicitado que no se toque a su predecesor porque, sencillamente, se hundiría ella y ya no podrían darse las condiciones exigidas por el gobierno de Washington en materia de control de opioides y migrantes cuando se convierte en superlativo el blindaje de la nación vecina contra quienes buscan entrar legalmente a su territorio.
Recientemente se han conocido casos de figuras extranjeras -incluyendo a un científico finlandés-, en busca de los textos escritos en sus laptops o en sus celulares con cualquier señalamiento contra Trump. Una nueva era del fascismo odioso que condujo, sin remedio, a la Segunda Guerra Mundial. Da la impresión que la toma de espacios -desde Gaza hasta Groenlandia- pasa, desgraciadamente, por México, con varias secretarías de seguridad -incluyendo a la Defensa y la Marina- sin la mínima eficacia desde 1994 cuando una guerrilla, la del EZLN, puso en jaque al régimen de Carlos Salinas y se adueñó de una vasta región de Chiapas. Qué curioso en la novela de Tomassi di Lampeduza, “El Gatopardo”, el protagonista principal es el príncipe de Salina (sin ese al final) acaso como una triste premonición para nuestro país. Y el mensaje perdura: cambiar todo para que nadie cambie. Solo que en México se produjo una variante: que nadie cambie hasta que nos acomodemos. Tal es la doctrina de Morena, que aglutina a lo peor del PRI y del PAN y cínicamente señala al pasado para exonerarse.
Es hora de cobrar afrentas. Mientras el país se llena de protestas, la ceguera oficial aumenta. ¿No es momento de actuar contra los gobernadores de Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Guerrero, Veracruz y un largo etcétera? ¿O seguiremos aplaudiendo el dispendio de riquezas, como hace la senadora “chihuahuense” Andrea Chávez con el financiamiento de un empresario, Fernando Padilla, y el padrinazgo de Adán Augusto López? De los López no nos libramos.
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