Bioseguridad nacional
La reciente visita del secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Julio Berdegué Sacristán, a Tapachula y Metapa de Domínguez parece enviar un mensaje claro: México quiere recuperar el control sanitario en la frontera sur. Sin embargo, más allá del discurso técnico y la presentación de inversiones millonarias, hace falta realmente una política de atención integral al sector productivo agropecuario y frenar el contrabando de ganado, de frutas y muchos otros productos que ingresan por el río Suchiate o por la selva chiapaneca.
La reactivación de la planta Moscamed como fábrica de moscas estériles para combatir el gusano barrenador parece una medida reactiva ante la crisis que estalló en abril, cuando el gobierno de Estados Unidos decidió cerrar temporalmente su frontera al ganado mexicano y volvió a ocurrir en junio, siendo hasta hoy que se retomó ese proceso. Durante décadas, Chiapas ha sido una región clave en los cinturones de contención fitosanitaria, pero con una escasa vigilancia epidemiológica y zoosanitaria.
El gusano barrenador no resurgió de la nada; el foco de alerta estaba ahí desde 2023, por los cientos de casos que se venían presentando en las naciones centroamericanas, pero fue minimizado; la reacción fue tardía, hasta después de que se detectaron los primeros casos en el norte de la entidad, por donde ingresa el mayor número de ganado de contrabando procedente de Centroamérica y cuando el país vecino del norte, empezó a presionar.
México y Estados Unidos han cooperado históricamente en materia zoosanitaria, por eso se logró la erradicación del gusano barrenador hace poco más de 30 años y un descuido hizo que ahora se tenga un serio problema difícil de controlar; también ocurre con la mosca del Mediterráneo, que es la plaga más dañina a nivel mundial de la fruticultura, por lo que en este caso se mantienen los programas para diseminar cada día más de cien millones de moscas estériles en la frontera sur para evitar que esta avance hacia el norte.
Hoy se habla de una inversión de 51 millones de dólares para reconvertir la planta Moscamed en Metapa de Domínguez hacia el gusano barrenador, cual suena ambicioso y necesario en estos momentos en que se está dependiendo de las moscas estériles que quieran enviar desde Panamá, hacia donde se trasladó la planta que estaba en Chiapa de Corzo.
El secretario Berdegué hizo llamados a los productores a “hacer su parte” y a reportar las “gusaneras” para que se les brinde atención, descartando que vayan a matar los animales infectados o a cuarentenar los ranchos; pero no se habló de apoyos directos, incentivos ni esquemas de aseguramiento agrícola ante las pérdidas por plagas.
En esta zona no solamente se tienen problemas ahora con el gusano barrenador o la mosca del Mediterráneo; también hay plagas en el mango y el plátano, lo que obliga a los productores a diseminar miles de toneladas de productos químicos para mantener sus cultivos y cosechas, pero dejando también serios problemas ambientales como la mortandad de abejas o daños a la salud de la población, porque esta región es donde más casos de cáncer se presentan ligados al uso de agroquímicos en el campo.
Es más, diferentes organizaciones productivas del sector social y de diversos cultivos, tras la visita del titular de la Sader, lamentan que las reuniones que sostuvo hayan sido a “puerta cerrada” y solamente con algunos dirigentes de asociaciones que tienen mayor capacidad económica y productiva, por lo que le demandan apoyos para créditos al campo, rehabilitación y mantenimiento de caminos sacacosechas, infraestructura productiva, cobertura de precios y se solucione el problema de las concesiones de agua para uso agrícola.
El sector agropecuario en general está en crisis, a causa de las plagas y de otros factores, como la sobreimportación de aceite en bruto que mantiene a los palmicultores nacionales en serios aprietos económicos porque no pueden vender su fruta ni procesarla, de tal suerte que la frontera sur requiere no solamente de visitas fugaces, sino de atención efectiva.
La presencia del secretario de Agricultura no debe ser vista como una solución mágica, porque para que la planta del gusano barrenador empiece a funcionar tardará todavía varios meses, pero además, se requiere inversión sostenida, fortalecimiento institucional, vigilancia epidemiológica y zoosanitaria permanente y una política agropecuaria que deje de ver al sur como una zona de contención sino como el corazón de la bioseguridad nacional.
Posdata
En Tapachula ya se cumplieron ocho días de bloqueo a la Unidad Administrativa del Gobierno del Estado, por personal de la Secretaría de Educación del Estado, que demandan el cumplimiento de pagos por trabajos ya devengados. Es lamentable que ni el titular de esa dependencia, Roger Mandujano Ayala, ni la secretaria de Gobierno y Mediación, Patricia Conde, intervengan para encontrar la solución o quizá tiene que hacerlo en forma directa el gobernador Eduardo Ramírez Aguilar, porque miles de personas que tienen que realizar pago de impuestos y otros trámites en las diferentes dependencias sufren las consecuencias del bloqueo…
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