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Hoy Escriben - Rafael Victorio Ruiz

Desde el Tacaná

Riesgo por las lluvias

El huracán Stan pasó hace 20 años, pero sus consecuencias siguen aquí. Casas sin escrituras, ríos sin bordos, cerros pelones, promesas sin cumplir y los gobiernos que pasaron durante todo este tiempo, actuaron como si la tragedia hubiera sido una excepción y no un aviso. 

En ese entonces fueron varios días de lluvias, pero ahora bastan unas horas para que haya desbordamientos de ríos, se inunden las calles, se registren deslaves y derrumbes.

Los ejemplos están en Mapastepec, Tapachula, Unión Juárez, Huixtla, Acapetahua, Siltepec y muchos otros municipios que están sufriendo estragos por las lluvias, no en la misma intensidad que hace dos décadas, pero ahí está el fantasma presente. 

Los especialistas de ese entonces y de ahora, reconocen que los desastres se dan como resultado de años de abandono ambiental, de deforestación acelerada, de expansión urbana sin planeación, y de políticas públicas que prefirieron el corto plazo y los reflectores mediáticos antes que la prevención real.

Parece que la pérdida de decenas de personas que murieron durante el Stan, de más de 27 mil viviendas, cientos de kilómetros de carreteras, caminos y puentes destruidos, al igual que obras de agua potable, drenaje, saneamiento, vías y puentes del ferrocarril, escuelas, hospitales, clínicas y el sector agrícola y pesquero devastado, no dejaron lecciones ni aprendizajes. 

A dos décadas, no existe una estrategia seria de restauración de cuencas; las zonas de alto riesgo siguen pobladas; las familias reubicadas por “seguridad” aún no tienen escrituras y lo que deberían ser obras integrales de protección, apenas alcanzan para unos metros de piedra.

La Sierra sigue desgajándose cada vez que llueve; en Mapastepec, ya cayeron puentes; en Motozintla y Belisario Domínguez, los expertos alertan que un fenómeno similar al de 2005 podría hacer desaparecer comunidades enteras. La verdad es clara y cruda: no se ha hecho lo necesario para reducir el riesgo. El cambio climático es una amenaza viva y creciente, y Chiapas, con su geografía frágil y su abandono estructural, está en la primera línea del impacto.

El Stan no fue el primero, y no será el último. Ya lo vimos con Mitch en 1998, y lo estamos viendo cada temporada de lluvias que el desastre no es natural: es provocado por la negligencia, por la corrupción, por la indiferencia institucional y social.

Los bordos no bastan; los dictámenes de riesgo no sirven si se guardan en un cajón y las casas “dignas” no lo son si 20 años después la gente vive con el miedo de ser desalojada; mientras que los responsables de una reconstrucción no concluida, gozan de impunidad, ante un fraude multimillonario cometido y las denuncias que en su momento se presentaron en contra de los responsables, como el caso del exgobernador Pablo Salazar Mendiguchía, permanecen engavetadas en la Fiscalía General de la República y su similar del estado. 

El cambio climático está aquí y en Chiapas, ya no hay margen para la improvisación o para seguir esperando que se instrumenten programas reales de reforestación y el rescate de cuencas hidrológicas. Los actuales gobiernos federal y del estado, pueden iniciar ya a trabajar en esas acciones antes de que nos alcance otro Stan, si es que en estos días no ocurren más desastres provocados por las lluvias que están pronosticadas y por lo cual, todos debemos extremar precauciones. 

Posdata

No cabe la menor duda que los “pulpos” del transporte no quieren cumplir con la ley; apenas las autoridades iniciaron operativos en Tapachula para verificar el estado de las unidades, que los choferes cuenten con sus documentos, que cumplan con los reglamentos de tránsito y no anden como “alma que lleva el diablo” echando carreras para disputar el pasaje, los enviaron a realizar bloqueos y denunciar supuestos acosos, cuando ellos al ocurrir accidentes fatales como sucedió hace un año en la carretera Tapachula-Huixtla o hace dos semanas en el sur de la ciudad, en donde hubo personas que perdieron la vida, se hicieron de la vista gorda y no quieren asumir su responsabilidad en el pago de los seguros a los deudos de las víctimas mortales. Mucho se habla de la cero corrupción y combate a la impunidad, pero el gobierno puede retirarles las concesiones si no cumplen con la ley, mientras los usuarios son los que sufren las consecuencias. La pregunta es ¿Se atreverán a meter en cintura a los pulpos del transporte?, porque estos argumentan que la protección que les dan es en reciprocidad al apoyo en las campañas políticas… Mario Guillén Guillén, presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado por segundo año consecutivo, se comprometió a seguir mejorando la infraestructura del edificio y ojalá que ello, sirva también para que hagan mejores leyes en favor de los chiapanecos…

vrrafael@hotmail.com.