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Hoy Escriben - Jorge Enrique Velarde Chapa

El crédito se enfría, pero la morosidad se contiene

El 2025 avanza con señales encontradas en el sistema financiero mexicano: mientras el crédito bancario muestra una desaceleración en su ritmo de crecimiento, la cartera vencida se mantiene estable, sin reflejar aún el impacto de una economía más lenta. Esta dualidad debe interpretarse con atención, ya que anticipa ajustes en la dinámica de consumo, inversión y financiamiento que impacta directamente en la actividad empresarial y en los niveles de crecimiento del país.

El crédito pierde dinamismo

La banca comercial -motor de financiamiento para hogares y empresas- ha reducido significativamente el ritmo de expansión de sus créditos en primer semestre del año. En marzo, el crédito al consumo crecía 13.8 % anual en términos reales, pero en junio apenas avanzó 8.9 %. Algo similar ocurre con los préstamos personales, que pasaron de un crecimiento de 9.7 a 8.6 % en el mismo lapso.

Más llamativo aún es el freno en los créditos automotrices, que en los primeros meses del año crecían a tasas cercanas al 47 % y, para junio, apenas alcanzaron 19.8 %. La desaceleración atraviesa casi todos los segmentos, incluyendo vivienda y financiamiento empresarial, lo que refleja tanto un menor apetito por el endeudamiento como un entorno económico menos dinámico.

Este enfriamiento del crédito limita la liquidez disponible en los hogares para consumir y en las empresas para invertir o financiar operaciones. En otras palabras, si el flujo de recursos pierde fuerza, la demanda interna puede resentirse más pronto de lo esperado.

A pesar del menor ritmo en la colocación de créditos, los indicadores de morosidad no han repuntado con fuerza. El Índice de Morosidad al Consumo, medido como el peso de la cartera vencida en la cartera total, se mantiene estable. En el primer semestre de 2025, el crédito al consumo muestra niveles en torno a 3.0 %, las tarjetas de crédito rondan 3.2 % y los préstamos personales 4.5 %, cifras similares a las de 2023 y 2024.

Incluso en los segmentos de vivienda y empresas, donde la capacidad de pago suele estar más expuesta a la desaceleración económica, la morosidad permanece estable alrededor de 3.0 y 1.7 %, respectivamente. Esto significa que, al menos por ahora, la salud del sistema financiero permite mantener abierto el flujo de financiamiento, evitando que la contracción crediticia se convierta en un freno aún mayor para la actividad económica.

Sin embargo, este respiro puede ser transitorio. Si la economía sigue debilitándose en la segunda mitad del año, es probable que la cartera vencida empiece a presionarse al alza, con el riesgo de que los bancos endurezcan sus criterios y eleven los costos del crédito.

La combinación de un crédito que se desacelera y una morosidad aún contenida dibuja un escenario contradictorio. Por un lado, la estabilidad en la cartera vencida y la posibilidad de tasas de interés estables y a la baja sugieren un entorno propicio para mantener el financiamiento y apuntalar la actividad económica.

Pero, al mismo tiempo, la menor disposición de hogares y empresas a endeudarse revela un trasfondo menos optimista: los consumidores son más prudentes; las expectativas económicas, más limitadas; y el consumo pierde fuerza. Este contraste, si se prolonga, puede derivar en una desaceleración más marcada en el mediano plazo, cuando la falta de crédito fresco y la cautela del gasto empiecen a afectar de lleno a la actividad económica.

Recomendaciones prácticas

En este entorno donde el crédito pierde dinamismo, pero la morosidad aún no repunta, la clave está en la anticipación. Tanto empresas como consumidores necesitan fortalecer sus finanzas y ajustar su comportamiento antes de que el panorama se vuelva más restrictivo. Las siguientes recomendaciones ofrecen una guía práctica para navegar con mayor solidez en un ambiente económico que puede tornarse más retador en el mediano plazo.

Para las empresas:

* Optimizar el capital de trabajo, vigilando inventarios y cuentas por cobrar.

* Mantener disciplina en el servicio de deuda para no deteriorar su perfil crediticio.

* Diversificar fuentes de financiamiento antes de que el crédito se encarezca o se restrinja.

* Redefinir estrategias comerciales con foco en valor agregado ante consumidores más cautelosos a la solicitud de crédito para el consumo.

Para los consumidores:

* Cuidar el nivel de endeudamiento, evitando un uso excesivo de las tarjetas de crédito.

* Priorizar el pago puntual para mantener un historial sólido y no encarecer futuros créditos.

* Destinar financiamiento solo a bienes o servicios que generen valor real y sostenible.

El panorama de crédito en México durante 2025 es un espejo de la economía: su nivel de crecimiento se ha moderado, pero lejos de mostrar signos de inestabilidad financiera. Para empresas y consumidores, esta coyuntura representa un reto y una oportunidad. La clave estará en anticiparse a un entorno más restrictivo, sostener liquidez y, sobre todo, reforzar la capacidad de generar propuestas que convenzan a consumidores cada vez más prudentes en el uso del crédito.