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Hoy Escriben - Mammad Talibov

“El que grita más fuerte no siempre tiene la razón”

Es preocupante cuando alguien elige ignorar ciertos hechos históricos documentados para ajustarlos a una narrativa particular. En este caso, dos artículos publicados por el señor Jean Meyer me hicieron recordar la frase célebre referida en el título por su parcialidad, simplismo y falta de fundamentos que se adaptan únicamente a la narrativa de Armenia.

Sorprende, por ejemplo, que en su artículo con título tendencioso “Cuando la sangre empezó a correr en el Cáucaso”, omitiera que la investigación oficial de la URSS sobre Sumgait concluyó en que un armenio de nombre Eduard Grigoryan fue reconocido por sobrevivientes como el líder de los criminales responsables de los hechos y encarcelado tras enfrentar un juicio.

Por ello, sentí la obligación de brindar información verdadera basada en hechos históricos documentados que resultan incómodos para el discurso armenio.

El señor Meyer pregunta: ¿quién recuerda a los armenios? Entonces preguntamos: ¿quién recuerda a los azerbaiyanos que por siglos y hasta 1987 fueron desplazados del territorio actual de Armenia, erradicando su herencia cultural? ¿Quién recuerda a los más de un millón de azerbaiyanos étnicamente limpiados y expulsados de aldeas y ciudades ocupadas y destruidas de Azerbaiyán como Agdam, actualmente conocida como la Hiroshima del Cáucaso por el nivel de destrucción en el que se encuentra?

¿Quién recuerda a los cientos de civiles masacrados en la ciudad de Joyalí en el genocidio de 1992 y a los 4 mil desaparecidos cuyo destino permanece desconocido? ¿Quién recuerda a las decenas de víctimas de los bombardeos armenios con misiles balísticos a ciudades densamente pobladas de Azerbaiyán durante la Guerra de 44 Días de 2020? Todos estos actos de terror fueron perpetrados por Armenia durante décadas de agresión contra Azerbaiyán, por lo que más bien debería preguntar ¿quién recuerda a los azerbaiyanos?

Después de que intentamos resolver el ya exconflicto pacíficamente, a pesar de la negativa armenia por cumplir las 4 resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU de 1993 que demandaban liberar los territorios azerbaiyanos, y tras provocaciones del Primer Ministro armenio y del entonces Ministro de Defensa que amenazó a Azerbaiyán con una “nueva guerra por nuevos territorios”, logramos recuperar nuestra integridad territorial reconocida por la comunidad internacional, incluyendo México.

A diferencia de Armenia, Azerbaiyán es un país multicultural sin discriminación hacia etnias o nacionalidades. Por eso, los armenios que viven en Azerbaiyán son considerados ciudadanos azerbaiyanos que tienen los mismos derechos que cualquier otro ciudadano, así como las mismas obligaciones que prescribe la Constitución de Azerbaiyán.

Expertos serios han ridiculizado el llamado “bloqueo” en la Ruta de Lachín donde más de 4 mil 500 camiones han transitado libremente hasta hoy. En simultáneo, los comerciales de restaurantes armenios en esta región ya son “memes” en internet por mostrar la abundancia en sus fiestas, mientras se habla de una “crisis humanitaria”. Más aún, Armenia está utilizando ilegalmente una ruta clandestina para traficar armas y minas terrestres a Azerbaiyán. ¿Qué país permitiría estas acciones en su territorio soberano?

La parcialidad no es un atributo justo para comunicadores. Por ello, los articulistas deben difundir información veraz y fundamentada en hechos y no en narrativas parciales, que brinden oportunidades para la generación de consensos, y prevengan la tergiversación de la realidad que comprometa el proceso de paz.