Frena EU en Guatemala, migración hondureña

Ante el fracaso del gobierno de México para frenar la migración de más de 50 países del mundo hacia la Unión Americana, el presidente Donald Trump decidió la intervención de agentes estadounidenses en Guatemala, no solamente para frenar este jueves 16 de enero, la caravana de más de mil hondureños, provenientes de San Pedro Sula, en ruta hacia territorio mexicano, sino a obligarlos por la fuerza de las armas a retornar a territorio catracho.

Una injerencia directa de elementos del Servicios de Inmigración y Aduanas norteamericano, a plena luz del día abierto y sin precedente en suelo chapín, apoyados por la fuertes contingentes de la Policía Nacional Civil, con la autorización de la nueva Administración gubernamental encabezada por Alejandro Giammattei, iniciada apenas hace dos días.

Entreguismo de la soberanía nacional chapina, como nueva señal de los tiempos de ya no dejar pasar las oleadas de extranjeros que desde octubre de 2018, han incursionado por tierras guatemaltecas, procedentes de Honduras, que han superado el millón de seres humanos, de los que por lo menos la mitad han logrado el intento de ingresar a suelo de Estados Unidos y en su mayor parte deportados al lado mexicano o enviados en cantidades menores a Centroamérica.

Los “güeros” arribaron desde el mismo día del cambio Presidencial y se posicionaron estratégicamente de inmediato, en las inmediaciones de la frontera catracha, en donde la mañana de jueves interceptaron con las autoridades guatemaltecas a los extranjeros que en las últimas horas habían ingresado por la Región de Izabal.

Los numerosos agentes estadounidenses, identificados por su corpulencia y elevada estatura, además del color blanco de su piel y  vestir con botas, pantalones militares, gorras y camisas militares, con lentes oscuros, asumieron el control y revisión de los más de mil hondureños retenidos por contingentes del ejército, en el paraje conocido como “Aldea Entre Ríos”, en el Departamento (estado aquí), de Izabal.

Una operación inesperada ordenada por la Casa Blanca, que provocó temor entre los migrantes que habían ingresado ilegalmente al espacio de la tierra del quetzal, el miércoles 15 de enero.

Revisión exhaustiva y sin el menor respeto de los de “color café”, por parte de los elementos de Inmigración de la unión Americana. Uno a uno, cual delincuentes, hombres, sin el menor respeto a mujeres y niños que se mantenían acorralados por los militares guatemaltecos, los “gringos” fueron canalizando a los hondureños a vehículos llevados ex profeso, para de inmediato ser trasladados a la frontera de Corinto por donde habían ingresado, y entregados a las autoridades del vecino país.

Un hecho sin precedente, en el que el gobierno de Donald Trump violaría las normas más elementales del Derecho Internacional, al pasar por encima de los derechos humanos de los integrantes de una caravana de personas, que ya daba por hecho su paso libre hacia México.

Subordinación total del gobierno de Alejandro Giammattei, a los intereses estadounidenses que este mismo jueves quedó demostrada al ordenar el rompimiento de relaciones diplomáticas “con el gobierno socialista de Venezuela”, y el cierre definitivo de la embajada en Guatemala, como repudio absoluto al mandatario venezolano Nicolás Maduro.

Una decisión tomada luego de reunirse con el secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, que cierra el círculo del entreguismo y pérdida de la soberanía e independencia chapina frente al poder imperial de la Casa Blanca, pactado también en 2019 por el ahora ex presidente James (Jimmy) Ernesto Morales Cabrera.

Acatamiento a la consigna de Washington por parte de Morales cabrera, al reconocer en enero de 2019 a Juan Gerardo Antonio Guaidó Márquez, como presidente interino de la nación bolivariana, en un claro rechazo a Maduro, el sucesor del general Hugo Chávez, aunque la embajada quedaría funcionando con un encargado de negocios, como responsable de la representación del país sudamericano, una vez que en 2017, el mandatario chapín declarara persona non grata a la embajadora Alicia Salcedo.

Pronta respuesta este mismo jueves 16 de enero, del jefe de la diplomacia venezolana, Jorge Arreaza, que en su cuenta de Twitter escribiría: “El ciudadano italiano que Preside la hermana República de Guatemala se ha lanzado a los pies de Donald Trump de inmediato. Con certeza su gobierno se convertirá en otro chiste de mal gusto que veremos pasar y secarse. Nuestro respeto y afecto al digno pueblo guatemalteco”.

Quedaría al descubierto, que el ahora presidente Alejandro Giammattei, intentó ingresar en octubre del año pasado a Guatemala, para invitar personalmente a Guaidó a su toma de posesión, pero su petición de visitar territorio venezolano sería rechazada al presentar a las autoridades un pasaporte que lo identificaba como ciudadano italiano y no guatemalteco.

El entonces mandatario electo reconocería que su intención de viajar a Venezuela, era también el de pedir a Nicolás Maduro la liberación de presos políticos y la realización urgente de elecciones democráticas.

Leal al ordenamiento de Donald Trump, daría la bienvenida a una delegación enviada por Guaidó, liderada por su “embajadora” en Estados Unidos, con sede en Miami, quien participaría en la ceremonia de cambio de poderes el pasado martes en la capital guatemalteca. Un sometimiento tal a los caprichos del todopoderoso magnate que habita la Casa Blanca, que llevaría a “Jimmy” Morales, a trasladar la sede diplomática de la tierra del quetzal, de Tel Aviv a Jerusalén, mientras la gran mayoría de los gobiernos del mundo se negaron.

En cuestión de dos días, Guatemala ha vuelto a tiempos idos de muchas décadas atrás, en que Washington mandaba en la nación centroamericana y que finalmente propiciaría como rechazo, el surgimiento de grupos guerrilleros en la década de los 70, que aliados con otros de Honduras y Nicaragua, motivaron un cambio de conducta de Estados Unidos hacia la tierra del Premio Nobel de Literatura, Miguel Angel Asturias.

Un servilismo herencia del ex mandatario James (Jimmy) Morales Cabrera, consolidado por Alejandro Giammattei, con una perspectiva que desde ahora debería preocupar a todo un pueblo y su clase intelectual y política, al ser puestos de rodillas después de haber mantenido durante las últimas cuatro décadas, una posición digna, de cara al mundo.

Revés al Presidente Andrés Manuel López Obrador, el desplazamiento intervencionista de los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos en tierras guatemaltecas, que apoyados por sus colegas del Buró Federal de Investigación (FBI), y de la Agencia Central de Inteligencia, han empezado a controlar las fronteras con Honduras y El Salvador, para evitar más “caravanas del hambre” rumbo a la Unión Americana.

Un primer round que ganan los “güeros“, al devolver por donde entraron a los de “color café” que pretendían llegar a la Unión Americana, sea por la zonas hondureñas de Agua Caliente o Corinto, no sin antes ser fichados para dar seguimiento a su posible reintento de tránsito ilegal.

De nada sirvieron los ruegos, llantos y explicaciones de los catrachos adultos, de que sus vidas correrán peligro si nuevamente vuelven a sus lugares de origen, donde las bandas de las “maras”, amenazan su existencia, incluyendo las de sus hijos.

Exigencia del pasaporte y visa para poder internarse en Guatemala, además de la prohibición de viajar con menores de edad, como la mejor forma de restricción a sus deseos de dirigirse hacia Estados Unidos. Aplicación de medidas más estrictas, que contemplan la instalación de retenes, supervisadas por los norteamericanos, para la revisión del transporte público, que obliga a los pasajeros a bajarse de las unidades.

Una primera fase de la intervención estadounidense para controlar el flujo migratorio desde Guatemala y ya no con la ayuda del gobierno azteca y su Guardia Nacional que hasta ahora ha demostrado ser insuficiente para cumplir el compromiso de corte chantajista para México, contraído con Donald Trump, vía el secretario de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrard Casaoubon, para frenar en la Frontera Sur con Centroamérica, la migración hacia la Unión Americana.

Desconocimiento de los “expertos” de Washington de la realidad geográfica e idiosincrasia de los pueblos de la Región del Istmo Latinoamericano, en especial los de Guatemala, El Salvador y Honduras, que conforman el llamado “Triángulo del Norte o de la Muerte”, caracterizado por la pobreza extrema, inseguridad, violencia y la presencia de una delincuencia organizada que motiva en mucho la emigración.

Un flujo de extranjeros que en este inicio de 2020, pareciera detenerse y hacer confiar a la Casa Blanca que su estrategia de sometimiento del gobierno guatemalteco para detenerlos, es correcta, olvidando la existencia de las rutas y senderos de la corrupción, que solamente los centroamericanos conocen, para no solamente arribar a territorio chiapaneco-mexicano, sino transitar por la geografía mexicana hasta pasar a la “tierra prometida”.

No será con un puñado de agentes enviados por Washington, como se podrá frenar en definitiva el paso de la inmigración de muchas partes del mundo, coordinada por las mafias internacionales de la trata de seres humanos.

El “endurecimiento” que desde hace casi un año impuso en Chiapas el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, a los migrantes intrnacionales, ha funcionado a medias, en mucho por la deshonestidad de los altos manos del Instituto Nacional de Migración, que siguen haciendo negocio con el tráfico de indocumentados, como a diario se constata por todos los rumbos del país, al ser detenidos vehículos que transportan a decenas de niños y adultos en condiciones infrahumanas.

Ya no hay más desplazamiento de extranjeros hacia

el norte del país en autobuses de lujo para transportarlos de manera gratuita y con toda la certeza de que no serán molestados en su desplazamiento. Eso es parte de la historia bonita de una administración federal que finalmente cesó en su intento de colaborar electoralmente con Donald Trump, pero que se excedería en el número deseado y que finalmente se volvió contraproducente y vendría la orden de parar tal estrategia.

No más salvoconductos ni permisos. Todos los que no alcanzaron esa época de gloria, hoy deambulan por los municipios de la Región Soconusco, anclados y vigilados por una Guardia Nacional que no reúne el número suficiente para controlarlos.

Los sucesos de Guatemala en las últimas horas, marcan un nuevo esquema del presidente Trump, que será finalmente fallido, como lo ha sido el implantado aquí en la Frontera Sur por el Gobierno federal.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y Comunicadores por la Unidad A.C.