Frontera Sur: El IMSS, fortaleza ante COVID-19

Sin inaugurar todavía, el nuevo Hospital General del Instituto Mexicano del Seguro Social en la Frontera Sur (Tapachula), se ha constituido gradualmente en las últimas semanas, en el gran bastión del Gobierno Federal, ante la amenaza de la epidemia del COVID-19, que afecta a México, y que este martes 21 de abril registró oficialmente el fallecimiento de 970 personas, 10 mil 544 contagiados y siete mil 706 sospechosos.

Con suma discreción, el director general del IMSS, Zoé Robledo Aburto, ha ordenado que las instalaciones del moderno nosocomio delegacional en la segunda ciudad más importante de Chiapas, con capacidad de 120 camas, sea para la atención de los enfermos del nuevo tipo de neumonía que requieran de ser internados para recibir Terapia Intensiva.

En el centro hospitalario se han destinado igual número de ventiladores o respiradores artificiales, así como los equipos complementarios de suma importancia en el seguimiento de la evolución de los pacientes, para verificar signos vitales que incluyen la presión arterial, ritmo cardíaco, oximetría y temperatura corporal.

Dada la emergencia epidémica de salud que empieza a repercutir severamente en diversas ciudades del país, la moderna unidad de hospitalización que empezó a ser construida en la Administración Federal anterior y que debió ser inaugurada en marzo, iniciaría actividades desde hace varias semanas, previa autorización del Presidente Andrés Manuel López Obrador, de tal forma que en ese lapso de tiempo ha dado cabida a enfermos, de los cuales uno, de 85 años, falleció al complicarse su padecimiento, luego de haber sido contagiado en un reciente viaje al extranjero.

Todo es moderno y con tecnología de punta, en el Hospital de Zona del Seguro Social, que ampliará las tareas de atención médica multidisciplinaria de segundo nivel, y que ante la coyuntura adversa, ha sido reforzado en su espacio, por instrucciones de la Dirección General, con equipos específicos para brindar la mejor atención a los afiliados, en el que actualmente son atendidos tres en el área de Cuidados Intensivos.

El antiguo nosocomio, fue afectado en octubre de 2005 por las intensas e incontrolables lluvias del huracán “Stan”, que provocaría el desbordamiento del río Coatán, inundando las partes bajas de los edificios, con afectación de laboratorios, cuartos de máquinas, salas de urgencias, quirófanos, almacén y estacionamientos, por lo que sería desalojado y rehabilitado, con la promesa del gobierno de Vicente Fox Quesada de construir uno mejor.

Compromiso que no se cumpliría, como tampoco en el sexenio de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, hasta llegar la gestión de Enrique Peña Nieto, que presionado por la exigencia de la sociedad de Soconusco del cumplimiento gubernamental, diera comienzo la obra con un presupuesto de más de dos mil millones de pesos, que sería concluida por Andrés Manuel López Obrador, bajo la coordinación de Zoé Robledo Aburto, como titular del IMSS.

La estructura humana, técnica y física lista y a toda su capacidad en las nuevas instalaciones del Seguro Social, tanto con los médicos generales, especialistas, personal de enfermería, camilleros e intendencia, con el respaldo de equipos suficientes para dar una batalla, que hasta ahora, afortunadamente, no ha sido de gran intensidad de casos que requieran de Terapia Intensiva.

Mientras, en las viejas instalaciones, el servicio de atención a los asegurados, se brinda con toda normalidad en las diferentes áreas de médicos familiares, de especialidad, urgencias y hospitalización de pacientes de todas las edades, según la enfermedad que se padezca.

Hasta ahora no se ha encendido ningún foco rojo de alerta, ante la epidemia que afecta principalmente la Capital del país, Estado de México, Baja California, Jalisco, Puebla, Nuevo León, Coahuila, Chihuahua y Tamaulipas, entre otras; tanto en Tapachula como en el resto de Chiapas, las cifras se mantienen bajas, aunque existe la presunción de ocultamiento de la información real por parte de la Secretaría de Salud.

Preocupación evidente del gobernador Rutilio Escandón Cadenas, por llevar a cabo la labor preventiva de su gobierno en las ciudades estratégicas de la geografía chiapaneca, que pudieran resultar afectadas por el “Coronavirus”, mediante la adecuación de espacios especiales para la atención de enfermos muy avanzados de este nuevo tipo de neumonía.

Una decisión del mandatario que ha sido reconocida ampliamente por la sociedad chiapaneca, que no ha sido acatada correctamente y por lo mismo ha provocado por descuidos en la SSA estatal, como en Tapachula, donde oficialmente fue adecuada en su totalidad la clínica del Instituto de Servicios de Salud para los Trabajadores del Estado de Chiapas (ISSTECH), para dejarla con capacidad de 32 camas, de uso exclusivo para pacientes graves afectados por el COVID-19.

Sería el 5 de abril, cuando Escandón Cadenas cortaría el listón de inauguración del nosocomio que otorgaría desde ese mismo día, atención de manera exclusiva a enfermos en lo que quedaría convertida en una amplia Sala de Terapia Intensiva.

La información que se daría al Jefe del Ejecutivo Estatal, es que cada cama contaría con un respirador artificial y los sofisticados aparatos científicos para los cuidados intensivos del hospitalizado, lo cual no sería cierto, ya que únicamente se contaba con diez equipos, de los cuales cinco fueron prestados por Ciudad Salud y cinco por el Hospital Regional de Tapachula, faltando 22.

El gobernador retornaría a Tuxtla Gutiérrez, con la idea de que todo estaba funcionando al 100 por ciento, cuando en realidad tanto los ventiladores como los aparatos de apoyo, no estaban activados, por lo que la atención de aquellos sospechosos de estar contagiados, que incluían afiliados del ISSTECH, ISSSTE, de la Secretaría de Salud (no derechohabientes nacionales y extranjeros), empezarían a ser canalizados al nosocomio Regional, donde fue creada una área de atención especial aislada.

Sería hasta este lunes 20, cuando los olvidos de los expertos en el funcionamiento de las herramientas de trabajo, que incluían adecuadas conexiones para dar potencia a los equipos de oxigenación, quedarían listos, faltando todavía el envío de los 22 restantes respiradores artificiales pendientes.

Otro detalle muy importante, sería la actitud de los médicos, enfermeras y personal de apoyo, que atenderían la clínica, que se negarían a ocupar sus posiciones laborales, por carecer de los insumos especiales de protección, para estar en condiciones de atender, sin riesgos de infección a contagiados y sospechosos de portar el letal virus.

Ante las irregularidades observadas, la autoridad estatal designaría como responsable temporal del operativo de apoyo en el espacio del ISSTECH, al director del Hospital Regional de Tapachula, Omar Gómez Cruz, también ex director de centro hospitalario de tercer nivel, Ciudad Salud, dialogaría con los inconformes, acordando dar respuesta inmediata a sus justas peticiones, para cumplir con la encomienda del mandatario estatal de atender la emergencia, que no ha tenido todavía situaciones de riesgo mayor.

Y aunque el pronóstico no es bueno para el mundo, si se considera la advertencia de la Organización Mundial de la Salud, aún falta el impacto del COVID-19 en los países subdesarrollados, que cuentan con infraestructura sanitaria insuficiente, y los daños podrían ser catastróficos, si se compara el grave daño que ha causado y sigue haciendo en los países ricos de Europa (Italia, Francia, España y Alemania), así como en Estados Unidos, que han sido desbordados en su capacidad de atención médica y hospitalaria.

Afectaciones en Estados Unidos, la primera potencia del mundo, donde de lunes para martes han muerto por la epidemia nacional más de dos mil 700 muertos, para acumular 46 mil 583, en tanto los contagios van más allá de 839 mil 675 personas afectadas, después de realizar poco más de 4 millones 500 mil pruebas a presuntos sospechosos.

A nivel mundial, los infectados superan las 169 mil, en tanto los contagiados se ubican en dos millones 600 mil casos, en un total de 193 países.

El estado de Nueva York, según la Universidad Johns Hopkins, sigue firme en su liderazgo nacional y mundial, al ser el  de la Pandemia en la Unión Americana, con 19 mil decesos y 258 mil infectados.

Aquí en la Frontera Sur de México con Centroamérica, los epidemiólogos se muestran sorprendidos de cómo a pesar de que no toda la población ha cumplido al 100 por ciento con las recomendaciones del aislamiento y distanciamiento social, los índices del problema se mantengan por debajo de las expectativas, considerando que solamente Tapachula está habitada por un millón de habitantes, un 40 por ciento de ellos asentados de manera irregular, a los que se añaden otros 100 mil migrantes de las “caravanas del hambre”, procedentes de Honduras, que se mantiene varados por la cancelación de permisos migratorios para avanzar hacia la Frontera Norte.

Ausencia de un control tanto por parte de las autoridades de Salud como de la Secretaría de Gobernación, lo cual los convierte en puntos de riesgo para la población, adicionalmente al flujo permanente de indocumentados, que aunque en cantidades menores, sigue arribando a la Región.

Enfasis de los especialistas de Soconusco, en el desconocimiento de la realidad en los diversos países de América Central ante el Coronavirus, dado el relajamiento que siguen manteniendo tanto población como gobiernos, que en el caso de Nicaragua, el Presidente Daniel Ortega Saavedra, se dio el lujo de ausentarse de la vida pública un mes, no sin antes menospreciar los riesgo de la Pandemia.

Acciones a destiempo en Panamá, cuyo gobierno reconoce su liderazgo tanto de muertos como de infectados por el COVID-19, en una escala que tampoco se acepta por lo baja, seguido

por Costa Rica, en tanto El Salvador, Honduras y Guatemala, mantienen coincidencia en la manipulación de cifras.

Más espectacular en su posición internacional, la de Guatemala, que mantiene cerrada su frontera legal a ciudadanos mexicanos, para evitar ser contaminada, y en días recientes la orden de prohibir a sus connacionales de no acudir a los centros de abasto de Tapachula.

Según avanzan los días de la cuarentena en la faja fronteriza, los efectos de la carestía es evidente en productos básicos como el huevo, que paulatinamente ha incrementado su precio hasta llegar casi a los cien pesos, mediante un esquema de ocultamiento, para dar margen a los aumentos.

Agravamiento de los ingresos de las familias que dependen económicamente del comercio informal, que ha sido cancelado por  las calles más céntricas de las ciudades más importantes de la Región, sin que hasta ahora exista un programa oficial de apoyo, lo mismo que para la reducida micro, pequeña y mediana empresa, que se mantienen inactivas y en cesantía sus trabajadores.

Mientras, hay quienes se mantienen en fiestas hasta de 300 invitados, como ocurriera recientemente en Cacahoatán, donde el alcalde Julio Calderón Zen encabezaría la lista de invitados de un festejo campestre, que hasta el momento no ha reportado casos de contagio del COVID-19 entre los invitados. Situación que se repite de manera irresponsable en los diferentes municipios fronterizos, en abierto desacato a la recomendación de la autoridad estatal de quedarse en casa.

Es la realidad de una Frontera Sur y de la vecindad centroamericana, donde todavía las autoridades del Sector Salud, encabezadas por el IMSS, se mantienen en alerta permanente.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y Comunicadores por la Unidad A.C.