La izquierda que no se ve

Las diferencias personales entre Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y el ahora Presidente Andrés Manuel López Obrador, se mantienen y parecieran ser insalvables, después de que el hijo del “tata”, el ex Jefe del Ejecutivo Federal, Lázaro Cárdenas del Río, fuera desplazado por el político tabasqueño para impedir en 2005, desde la Jefatura de Gobierno de la capital del país, en 2006, su cuarta postulación como aspirante a dirigir México.

El hombre de Macuspana sería ungido por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), fracasando en su primer intento, frente a Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, una vez que Cárdenas del Río declina, pero no apoya a su correligionario, lo cual corrige en 2012, pero sin que López Obrador alcance tampoco su objetivo ante Enrique Peña Nieto.

Hoy, Cuauhtémoc tiene 86 años, nacido el 1de mayo de 1934, siete meses antes de que su padre asumiera la Presidencia de la República y cuatro años después pasara a la historia de México y del mundo, al realizar la expropiación de la industria petrolera, hasta entonces en manos de extranjeros.

Sigue siendo el hombre de las convicciones orientadas hacia un cambio en el país, que le llevaron a renunciar en 1987 al Partido Revolucionario Institucional (PRI), que le permitió ser subsecretario Forestal y de la Fauna de la Secretaría de Agricultura y Ganadería, senador de la República, y en 1980, gobernador de Michoacán, donde también su progenitor ocupó el mismo cargo de 1928 a 1930.

Creador desde las filas del tricolor de lo que denominaría “Corriente Democrática”, que al encontrar resistencia férrea de sus compañeros militantes de la cúpula priísta, en 1987 tomaría la decisión de salir de las filas del PRI, junto con Porfirio Muñoz Ledo (ahora diputado federal por MORENA), e Ifigenia Navarrete, al no aceptarse sus propuestas para ser considerado para contender internamente con Carlos Salinas de Gortari, como aspirante a la postulación Presidencial.

Se constituiría, en alianza con otros instituto políticos de corriente centro izquierda, el Partido del Frente Democrático Nacional (FDN), liderado por Cárdenas Solórzano. El 14 de octubre de ese mismo año, el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM), lo registraría como su candidato a la Presidencia de la República. El 12 de enero de 1988, lo harían el Partido Mexicano Socialista (PMS), el Partido Socilista Unificado de México (PSUM), Coalición de Izquierda, Movimiento de acción Popular, Partido Revolucionario de los Trabajadores, Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional, entre otros.    

Llevando consigo a favor a muchos priístas inconformes y fieles seguidores de la causa cardenista, Cuauhtémoc llegaría en condiciones por demás favorable a su causa democratizadora, a los comicios del domingo 6 de julio de 1988. Perdería la elección por situaciones poco transparentes, con el abanderado del Revolucionario Institucional, Carlos Salinas de Gortari, al “caerse el sistema de cómputo” la noche del sufragio ciudadano, operado desde la oficina del secretario de Gobernación, Manuel Bartlet Díaz, actualmente director de la Comisión Federal de Electricidad.

Las denuncias y acusaciones, incluso en el ámbito internacional acusaciones, de presunto fraude cometido por el gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado, quedarían en ese nivel y la autoridad electoral federal daría finalmente el triunfo al aspirante del tricolor.

Definido como un hombre de ideas progresistas de izquierda, Cárdenas Solórzano se mantendría en esa dirección, para continuar su lucha al fundar el Partido de la Revolución Democrática (PRD), en mayo de 1989, y que en 1994 lo hace su candidato para gobernar México, siendo derrotado Ernesto Zedillo Ponce de León, por un político priísta emergente, que surge en el relevo al ser asesinado el 22 de marzo, Luis Donaldo Colosio Murrieta.

Al igual que su padre, Cuauhtémoc no se daría por vencido ante sus adversarios del tricolor, hasta llegar en 1997 a encabezar la causa del PRD, para ocupar la Jefatura de Gobierno, en las primeras elecciones libres que para tal propósito se llevaron a cabo en la capital nacional.

En 1999 dejaría el gobierno de la ciudad de México para volver por tercera ocasión a participar en la contienda Presidencial, la cual perdería de nuevo frente al panista Vicente Fox Quesada, como resultado de las negociaciones cupulares y bajo presión estadounidense, para iniciar “La Alternancia del Poder en México”, con la intención de sustentar la tarea de gobierno en un sistema bipartidista, al estilo de Washington.

Luego de declinar a favor de Andrés Manuel López Obrador en 2006 y apoyarlo en su segundo intento seis años después, Cárdenas Solórzano hace un último intento en 2017 para intentar su participación por cuarta vez, la cual es atajada por López Obrador, quien después de renunciar al PRD y crear su propio partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), se proclama como candidato de la “izquierda” mexicana, resultando triunfador en julio de 2018.

Un recuento de la trayectoria de quien hoy se ha convertido en un  crítico severo de la actual Administración Federal, que se ha atrevido a afirmar que “confío en que el país no se encuentre ante otro sexenio perdido”.

Declaraciones al influyente periódico español El País, que no obstante haber sido publicadas el 4 de diciembre de 2019, siguen siendo trascendentes y útiles para el análisis de la vida política nacional, por ser el más combativo hombre de izquierda, demostrado con sus acciones, que  por lo mismo se mantienen vigentes.

Su comentario efectuado hace siete meses y medio en Madrid, sigue siendo demoledor: “No veo en el gobierno de López Obrador como la izquierda de México”.

Calificado como el “Jefe Espiritual de la Izquierda Mexicana”, el hijo de Lázaro Cárdenas del Río, respondería al cuestionamiento de la periodista Cecilia Ballesteros, de sí México podría estar ante otro sexenio perdido: “Eso es lo que pensamos muchos. Espero que no”.

-¿Dónde estaría entonces la izquierda mexicana?

“Hay muchas izquierdas. Es muy difícil decir quién está en la izquierda y quién no. No veo una izquierda organizada en este momento, ni a ningún político importante ubicado en lo que yo llamaría izquierda”. -¿Qué piensa sobre que el presidente López Obrador se declare cardenista?

“Lo que yo llamaría cardenismo sería una lucha permanente por el rescate, ampliación y ejercicio efectivo de la soberanía del país, por la elevación de los niveles de vida de la gente, por una política internacional que buscase la equidad en las relaciones. No lo veo. No veo que nadie esté al mismo nivel que los personajes que aparecen en el emblema de Morena: Hidalgo, Morelos, Juárez y Lázaro Cárdenas”.

- ¿Haría falta un nuevo Lázaro Cárdenas?

“Harían falta muchos en el mundo”.

Visita a España de Cárdenas Solórzano, con motivo del 80 aniversario del fin de la Guerra Civil española y del exilio republicano, que por miles fueron recibidos por el entonces Presidente Lázaro Cárdenas del Río en México, que aprovecha el medio impreso ibérico para charlar con el prominente político mexicano, a quien pide su opinión sobre la hostilidad permanente del mandatario estadounidense Donald Trump hacia México, en los días en que lleva a cabo tareas proselitistas para un segundo mandato:

“Se me hace muy grave que tenga esa actitud hacia un país vecino que ha sido incluso sumamente cordial con él y con su Gobierno. Ojalá no llegue…”

- ¿Hay alguna solución para remediar esa hostilidad?

“Esa no es una pregunta para mí, sino para los psiquiatras”.

Se le cuestiona sobre la violencia en México, que en el primer año del gobierno de Andrés Manuel López Obrador acumula 31 mil muertos, a lo que responde:

“No creo que haya nadie que no esté preocupado por la situación de violencia y de inseguridad que se vive en muchas partes del país. Se tiene que buscar una política donde puedan elevarse las condiciones de vida de la gente. Esto haría necesario que las políticas que tienen que ver con educación, salud, generación de empleo, Seguridad Social, aparte de intensificarse en sus efectivos y efectos, pudieran también tener dentro de sus componentes cómo reducir la violencia, cómo garantizar la seguridad. Es muy importante que tengamos una distribución más equitativa de la riqueza”.

Y ante el comentario de la reportera de El País, de que hasta ahora las medidas del Gobierno van más orientadas a recortar gastos que a reducir la desigualdad, considera:

“Por eso es indispensable una reforma fiscal que tenga entre sus objetivos claros elevar la recaudación del Estado para poder enfrentar los muchos problemas que tiene el país y que estableciera los mecanismos y porcentajes que de esa recaudación deben corresponder al Gobierno federal, a los estatales y a los municipales, que ahora están muy desequilibrados”.

Habla también de su posición con respecto a la política migratoria actual del gobierno mexicano, y manifiesta su desacuerdo “con que México haga el trabajo sucio para Estados Unidos.

No podía faltar en la conversación, el tema vuelto controversial por el Presidente López Obrador, de que España debe pedir perdón a los mexicanos por la conquista. Su respuesta sería tajante:  

“El pasado no se modifica, lo que sucedió, sucedió. La interpretación que hacemos hoy del pasado no es la misma que hace 40 o 50 años y seguramente es muy distinta a cómo se veía hace 150 años. Los españoles y los mexicanos de hoy no son los mismos que los de 1500, ni la manera de ver el mundo es ahora la misma. Pretender con una declaración actual cambiar el pasado, pues ni lo cambia ni sucede nada. De lo ocurrido 500 o mil años atrás no podemos echar la culpa a nadie.

Sería abordado acerca de incremento de las desigualdades en América Latina, que ha derivado en una ola creciente de protestas sociales. Expresaría:  

“Si en Chile o en Colombia

se están dando estos estallidos de carácter social por las desigualdades, por la falta de oportunidades, quiero pensar que en México la gente está expectante, todavía con la esperanza de que se den los cambios que no se han dado. Espero que no tengamos que llegar al estallido social para ello. Como se suele decir, si ves las barbas del vecino cortar, pon las tuyas a remojar”.

Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, sin duda alguna se ha convertido en el ícono de la izquierda mexicana, como única voz crítica de una izquierda combativa y combatida, confrontada con corrientes de intolerancia y omnipotencia.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y Comunicadores por la Unidad A.C.