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Hoy Escriben - Alberto Jaramillo Cepeda

Fortalecer la seguridad aérea global

El reciente accidente de una aeronave Boeing 787-8 Dreamliner, matrícula VT-ANB, de la compañía Air India, durante la fase de despegue desde el Aeropuerto Internacional Sardar Vallabhbhai Patel en Ahmedabad, con destino al Aeropuerto de Londres Gatwick, Inglaterra, ha encendido nuevamente las alarmas sobre la necesidad urgente de reforzar los estándares de seguridad aérea a nivel global. Aunque las autoridades aún investigan las causas exactas del siniestro, los hechos apuntan a fallos sistémicos que podrían haberse evitado con una implementación más rigurosa de los protocolos establecidos por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).

Las implicaciones de este accidente para la aviación internacional son profundas y multifacéticas. Este evento, el primero con víctimas mortales que involucra a un Dreamliner desde su entrada en servicio en el 2011, marca un punto de inflexión en varios frentes clave. El Boeing 787, hasta ahora considerado uno de los aviones más seguros y tecnológicamente avanzados, enfrentará un escrutinio técnico sin precedentes, por lo que es probable que organismos como la FAA (Estados Unidos), EASA (Europa) y OACI, recomienden o impongan inspecciones técnicas extraordinarias a toda la flota mundial de Dreamliners, especialmente en lo que respecta a: sistemas de propulsión (GE GEnx), sistemas eléctricos y de control fly-by-wire y estructura compuesta de fuselaje y alas, entre otros.

La OACI, organismo especializado de las Naciones Unidas, establece normas y prácticas recomendadas para garantizar una aviación civil segura, ordenada y eficiente a nivel mundial. Estos estándares abarcan aspectos como el mantenimiento de aeronaves, la formación de pilotos, la gestión del tráfico aéreo y la respuesta ante emergencias. Por ello, se espera que este organismo refuerce los programas de formación en gestión de recursos de cabina (CRM), impulse el uso de simuladores con escenarios de falla múltiple en despegue, una fase crítica del vuelo y, actualice los procedimientos de respuesta ante emergencias en aeropuertos urbanos, dada la magnitud del daño colateral en tierra.

En informes anteriores, la Organización de Aviación Civil Internacional ya había señalado la necesidad de que varios países, incluido India, fortalezcan el cumplimiento de estos protocolos, especialmente en áreas como la supervisión operativa y la cultura de seguridad organizacional. El reciente accidente, subraya la urgencia de cerrar estas brechas normativas y operativas, por lo que la OACI y los reguladores nacionales deberán intensificar sus auditorías de seguridad y sus evaluaciones de cumplimiento normativo.

Adicionalmente, la comunidad aeronáutica internacional deberá presionar por una adopción más amplia de tecnologías de monitoreo basadas en el mantenimiento predictivo, utilizando vectores a partir del uso de IA y sensores en tiempo real para detectar fallos incipientes antes de que sean críticos. También, se deberá de reforzar el sistema global de intercambio de datos de seguridad a partir de hacer obligatorio el proceso para compartir información sobre incidentes y hallazgos técnicos con otras naciones miembro.

Mientras se aguardan los resultados oficiales de la investigación, el mensaje es claro: la seguridad no es negociable, y cada actor del ecosistema aeronáutico debe asumir su responsabilidad.

El accidente del vuelo AI-171 de Air India no solo es una tragedia nacional, sino también un evento catalizador para la aviación internacional. La combinación de alta pérdida de vidas humanas, impacto en tierra y relevancia tecnológica, lo convierte en un caso emblemático y representa una llamada de atención para que todos los actores: fabricantes, aerolíneas, autoridades regulatorias y organismos internacionales, asuman un enfoque integral y articulado reforzando el compromiso con la seguridad operacional y la cultura de prevención.

En México, la Agencia Federal de Aviación Civil es la encargada de asegurar que el transporte aéreo participe en el proceso de crecimiento sostenido, sustentable y seguro, por ello, esta llamada de atención deberá prender las luces en el tablero de control de este organismo federal, para impulsar todas las acciones que sean necesarias a nivel nacional para asegurar que nuestra industria aeronáutica cumpla con todos los criterios de seguridad establecidos.

El verdadero legado de este desastre dependerá de si se transforma en una oportunidad para mejorar de forma sostenida y coordinada los estándares globales de aviación, atendiendo la necesidad imperiosa para proteger vidas y garantizar la confianza de los usuarios del transporte aéreo.