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Hoy Escriben - Felipe Arizmendi Esquivel

Jóvenes con Cristo

Hechos

Con frecuencia se oyen lamentos y críticas contra los jóvenes de hoy. Se dice que son muy volubles e indecisos; que no se concentran ni memorizan, sino que andan como mariposas; que se dejan llevar no por criterios sólidos, sino por las modas; que son muy rebeldes ante los principios morales que sus padres intentan inculcarles; que sólo piensan en las cosas materiales, en estudiar especialidades por el interés de ganar dinero, pasear, divertirse y tener cuanto desean.

Que no quieren comprometerse en un matrimonio estable, sino que andan de aventura en aventura y que casi nadie llega virgen a su boda; que los noviazgos de hoy son ya una convivencia sexual sin ningún pudor; que, si se casan, no quieren tener hijos, sino mascotas, en las que gastan mucho tiempo y dinero; que son esclavos del celular, informados de todo, conectados con muchas personas, pero incapaces de una relación personal y de una amistad profunda.

Que son egoístas e individualistas, pensando sólo en su comodidad y en sus intereses; que algunos son adictos a drogas y alcohol; que otros son reclutados por los grupos criminales; que se alejan de la religión y tienen muchas dudas y objeciones contra la fe, etc., etc.

En contraposición a todo ello, hay muchísimos jóvenes de ambos sexos que son muy responsables en sus estudios y en sus obligaciones; que son buenos hijos, respetuosos y amorosos con sus padres y abuelos; que son serviciales y generosos; que dan su tiempo y sus energías en defensa de causas nobles, como la ecología y el cuidado de minusválidos; que están muy informados de todo y saben algo de todo; que están muy capacitados para el manejo de las nuevas tecnologías de la comunicación; que están muy convencidos de su fe cristiana y hacen apostolados en lugares pobres; que algunos se consagran en una vocación religiosa o sacerdotal; otros son misioneros en lugares lejanos y necesitados.

En nuestra Iglesia, en casi todas las parroquias hay grupos juveniles, aunque algunos se reducen a cantar en las Misas. En octubre de 2018, se realizó el Sínodo Mundial de Obispos sobre los jóvenes.

Desde hace años, se promueve la Jornada Mundial de la Juventud; la próxima será en Seúl, Corea, del 3 al 8 de agosto de 2027, con el tema: «Tengan valor: yo he vencido al mundo» (Jn 16,33).

En el Proyecto Global de Pastoral del episcopado mexicano, hay una opción muy definida sobre adolescentes y jóvenes. En todos estos esfuerzos, mucho se insiste en acercarlos a Jesucristo, como único camino de vida y de verdad.

Es lo que me decían unos jóvenes en Pijijiapan, Chiapas, en una visita pastoral: “Diga a los sacerdotes y a las religiosas que ya no nos pongan tantas dinámicas, sino que nos hablen más de Jesucristo”.

Iluminación

El papa León XIV, en sintonía con lo señalado por los papas anteriores, acaba de decir a casi un millón de jóvenes reunidos en Roma para su Jubileo:

“La amistad con Cristo, que está en la base de la fe, no es sólo una ayuda entre muchas otras para construir el futuro; es nuestra estrella polar. Por eso, el encuentro con Jesús corresponde a las esperanzas más profundas de nuestro corazón, porque Él es el Amor de Dios hecho hombre. Jesús es el amigo que siempre nos acompaña en la formación de nuestra conciencia.

Si realmente quieren encontrar al Señor resucitado, escuchen su palabra, que es el Evangelio de la salvación. Reflexionen sobre su forma de vivir y busquen la justicia para construir un mundo más humano. Sirvan a los pobres y den testimonio así del bien que siempre nos gustaría recibir de nuestros vecinos.

Adoren a Cristo en el Santísimo Sacramento, fuente de vida eterna. Estudien, trabajen y amen siguiendo el ejemplo de Jesús, el buen Maestro que siempre camina a nuestro lado.

En cada paso, mientras buscamos lo que es bueno, pidámosle: quédate con nosotros, Señor. Quédate con nosotros, porque sin ti no podemos hacer el bien que deseamos.

Tú quieres nuestro bien; de hecho, tú eres nuestro bien. Quienes te encuentran también quieren que otros te encuentren, porque tu palabra es una luz más brillante que cualquier estrella, que ilumina incluso la noche más oscura” (2-VIII-2025).

“Hay una inquietud importante en nuestro corazón, una necesidad de verdad que no podemos ignorar, que nos lleva a preguntarnos: ¿qué es realmente la felicidad? ¿Cuál es el verdadero sabor de la vida? ¿Qué es lo que nos libera de los pantanos del sinsentido, del aburrimiento y de la mediocridad? Nuestra esperanza es Jesús.

Mantengámonos unidos a Él, permanezcamos en su amistad, siempre, cultivándola con la oración, la adoración, la comunión eucarística, la confesión frecuente, la caridad generosa. Aspiren a cosas grandes, a la santidad, allí donde estén. No se conformen con menos.

Entonces verán crecer cada día la luz del Evangelio, en ustedes mismos y a su alrededor. Sigan caminando con alegría tras las huellas del Salvador, y contagien a los que encuentren con el entusiasmo y el testimonio de su fe” (Homilía 3-VIII-2025).

“Sí, ¡con Cristo es posible! Con su amor, con su perdón, con la fuerza de su Espíritu. Unidos a Jesús como los sarmientos a la vid, ustedes darán mucho fruto; serán sal de la tierra, luz del mundo; serán semillas de esperanza allí donde viven: en la familia, con sus amigos, en la escuela, en el trabajo, en el deporte.

Semillas de esperanza con Cristo nuestra esperanza. Lleven esta alegría, este entusiasmo a todo el mundo. Ustedes son la sal de la tierra, la luz del mundo” (Angelus 3-VIII-2025).

Acciones

Padres de familia, educadores, religiosas y sacerdotes, acerquemos a los jóvenes a Jesús, porque sólo él les hará profundamente felices; serán buenos hijos, buenos ciudadanos y constructores de un mundo mejor.

*Obispo Emérito de SCLC