Banner

Hoy Escriben - Emilio Gamboa

La cuerda del ciudadano

¿Qué significa reforma electoral para el pueblo?

Concuerdo con la presidenta Claudia Sheinbaum cuando anuncia una reforma electoral que sea una reforma para el pueblo de México, y por lo tanto no para los partidos políticos o cualquier otro grupo de interés beneficiado con la misma.

En la catarata de opiniones a partir del anuncio de la reforma electoral, evitemos confundir el qué de la misma, con el cómo. Aquí me ocuparé exclusivamente del tema: ¿Qué significa una reforma para el pueblo?, en los subsecuentes del cómo.

La Dra. Sheinbaum identifica a la democracia como “gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, frase de Abraham Lincoln expresada el 19 de noviembre de 1863 en su discurso de Gettysburg con motivo de la Guerra de Secesión en EE. UU. cincelada en mármol en su monumento en Washington DC. La utilizó en su discurso en la XVI Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe anteayer en Palacio Nacional.

Comparto esa definición de democracia, que incluye la idea roussoniana de que el sujeto al orden social debe participar en su creación o conformación, si ha de permanecer tan libre como antes, para obedecerse a sí mismo (El Contrato Social).

Por lo tanto, el mecanismo en que el pueblo sujeto al orden social participe en su creación, deviene el problema capital de la democracia y su radical distinción con la autocracia. ¿En qué consiste ese problema?

Siguiendo a Kelsen (“Esencia y valor de la democracia”) el ideal de la democracia se conforma con dos ideas compatibles entre sí: la libertad y la igualdad.

La primera significa autodeterminación política. Su expresión más pura está ahí donde el orden jurídico estatal es creado por los mismos que a él están sometidos; donde las normas de conducta de un pueblo son acordadas por el mismo pueblo.

Pero el sujeto libre quiere que esa autodeterminación no solo sea para sí, sino también para los demás. El “yo” quiere también que el “tú” sea libre porque ve en él a su igual, y corresponde a un tipo de personalidad que se reconoce a sí en los demás, porque no los ve como algo ajeno a él, como un enemigo al que hay que agredir y hasta odiar. Está abierto a la simpatía y la comprensión, es amigo de la paz y la convivencia social.

Los principios de libertad e igualdad sólo se realizan en la democracia mediante la elección de los dirigentes. ¿Por qué? Porque en una democracia, cualquiera puede ser gobernante mediante una elección íntegra. Como el mando no es un monopolio permanente de uno solo ni de unos pocos, los dirigentes resultan inmanentes a la comunidad.

En la autocracia, por el contrario, el dirigente no es realmente electo sino nombrado o impuesto, y por lo mismo es trascendente a la comunidad que gobierna. Es superior y está por encima de ella. En la autocracia el mando corresponde a un monopolio permanente de uno o de pocos, pero no del pueblo.

Según la definición de democracia de la presidenta Sheinbaum, es lógico concluir que el tipo de reforma electoral que se busca es aquella que garantice la realización práctica de los principios de libertad e igualdad. Una democracia por la que todo el pueblo elige a sus gobernantes.

Ahora bien, si en una elección un 55 % del pueblo vota por un partido o coalición y el otro 45 % por otros u otra, y hemos de aplicar el criterio democrático antes expuesto, entonces la fórmula electoral debe ser aquella que respete esa decisión diferenciada y diversificada del pueblo. Tan pueblo es el 55 % como el 45 %.

El sistema de mayoría simple no la respeta desde el momento en que con el 55 % se puede obtener el 85 % de la representación, desconociendo a buena parte del otro 45 %, que ese mismo pueblo no quiso en las urnas. Ya no es elección del pueblo por el pueblo.

Si la reforma electoral ha de ser una reforma para el pueblo entonces seamos congruentes con esta idea y busquemos una fórmula electoral que la traduzca plenamente en la práctica de la representación nacional.

Una fórmula que reconozca a todo el pueblo, y no niegue a una parte de este, si en verdad se quiere una reforma para el pueblo como lo afirma la presidenta Sheinbaum.