Consumo mundial de alcohol y su impacto en el cuerpo humano

“Deseamos y trabajamos por un mundo en el cual hombres y mujeres decidan libremente no consumir sustancias que destruyen su libertad”

Dr. Rafael Velasco Fernández 

Este artículo es el primero de otros más que se publicarán en tu diario vivir en que se analizará el tema de la mujer y el alcohol, en la edición de los días martes. Esta primera nota y en otra más, con información válida para ambos sexos.  

Es evidente que otra sustancia adictiva a la que recurre con relativa frecuencia la mujer -en todo el orbe- es el tabaco, pero este tema más adelante será motivo de otras notas.   

Para iniciar cabe mencionar que alcohol está presente en la vida cotidiana de cualquier población del país y de casi todo el mundo. Si el lector circula por las calles de la capital de Chiapas o de cualquier otra parte del territorio nacional, en poco tiempo es posible que tropiece con alguna lata o botella vacía de cerveza, quizá pase por alguna vinatería o una cantina al doblar una esquina. Del otro lado de la calle pudiera vea a dos jóvenes en un restaurante pero no se percate que son sendas cubas lo que están tomando. Puede ser que un ebrio se tambalee frente al caminante o que éste vea un promocional, que cada vez son menos pero siempre atractivos, sugiriendo que determinada bebida con alcohol puede transformar de manera mágica su estilo de vida. Otros eventos permanecen fuera de su vista: un grupo de varones toman de esas bebidas en un área pública pero discreta, jóvenes del sexo femenino y estudiantes a la vez, hacen lo mismo en el interior de una casa de ellas, o muchachos de ambos sexos que se emborrachan en algún sitio específico. En la mayoría de esas circunstancias, lo importante es llegar a la embriaguez, lo que puede generar conflictos como la de aquella dama que se ha quedado dormida y no logran despertarla, del joven igualmente ebrio que insiste en regresar en el vehículo de su padre en que se trasladó a ese sitio o de la joven que vomitó sobre la alfombra nueva del domicilio en que se encuentra.   

Otros actos suceden en la intimidad pero trascienden a la prensa, como la de aquellos sujetos alcoholizados que discutieron, se golpearon y uno de ellos terminó en la Cruz Roja. Otras consecuencias permanecen fuera de la vista del peatón, como los que permanecen en un hospital psiquiátrico o en prisión por su adicción al alcohol y también existe el nutrido grupo de personas que yacen en algún cementerio por la misma causa.    

Por esas repercusiones, entre otras, cabe mencionar que el consumo de alcohol es un grave problema de salud pública que está relacionado con las principales causas de defunción como son las enfermedades del corazón, accidentes automovilísticos, patologías cerebrovasculares, cirrosis hepática, homicidios, además de lesiones en riñas 

La magnitud de esta adicción queda demostrada con las siguientes cifras de la OMS Cada año, cerca de 2 mil millones de personas -hombres y mujeres- consumen bebidas alcohólicas, lo que corresponde casi al 40% de la población mundial con más de 15 años de edad. Mueren de 2 a 2.5 millones de personas debido al consumo de esas bebidas. 

Hay algunos países como Irlanda o Luxemburgo donde el consumo de alcohol per cápita es de un poco más de 13 litros de etnol puro al año. En el otro extremo hay naciones como Paquistán y Afganistán donde el consumo per cápita es de menos de medio litro. México se encuentra dentro de las regiones de baja ingesta, pero no tanto como los antes mencionados y sus repercusiones son mayores que en varias naciones de alta ingesta porque, aunque se toma de manera ocasional, la mayor de las veces es hasta llegar a la embriaguez, mientras que en otras partes de orbe consumen mucho, a diario o con mucha frecuencia, pero en pequeñas cantidades, por lo que no llegan a la borrachera.  

Por otra parte, para detallar -de manera breve- los efectos de esa sustancia en el organismo, es pertinente mencionar que el alcohol es un depresor del sistema nervioso central, “adormece” las neuronas del cerebro y disminuye su actividad. Las primeras zonas afectadas al ingerir una o dos copas de cualquiera de esas bebidas son las que controlan la conducta y por eso se actúa impulsivamente o con desinhibición. Si se ingiere más de una copa por hora se alteran las funciones mentales superiores como el juicio, la razón, la memoria, la concentración y la comprensión, lo mismo que los movimientos corporales y la sensibilidad al dolor.  

Si no se continúa bebiendo, el cerebro recupera su funcionamiento normal aproximadamente en una hora.  

La ruta que sigue el alcohol en cualquier individuo es el siguiente: entra al cuerpo vía oral y pasa por el tubo digestivo hasta llegar al estómago, ahí se asimila una pequeña porción de ese líquido. Posteriormente pasa al intestino delgado y se completa la absorción. Ya en la sangre, el alcohol circula por todo el cuerpo y es de esta manera que llega al cerebro.   

Para su eliminación, el hígado es el encargado de metabolizarlo a un ritmo constante. Los riñones recolectan las sustancias resultantes que son filtradas y luego enviadas a la vejiga, en donde se almacena en la orina, que es más abundante que la normal. Una mínima parte es eliminada por las heces y el sudor. En cuanto a los síntomas de consumo de alcohol en jóvenes cabe citar: faltas a la escuela, bajas calificaciones o problemas de conducta; cambio de amistades por otras que ya no son conocidas por sus familiares; abandono de ciertas actividades como el deporte o su afición por la guitarra; préstamos de cantidades de dinero fuera de lo habitual o robos en casa; cambios repentinos de humor, inquietud, comportamiento irresponsable, depresión, entre otras. 

Las consecuencias del alcoholismo en la mujer son diversas. Este asunto se analizará en el siguiente artículo.

Catedrático del Instituto Superior de Estudios de Enfermería del Estado de Chiapas (ISEEECH)