Chiapas resiliente
Congreso de la Unión.- A nivel mundial, todas las ciudades se encuentran vulnerables a impactos severos provocados por desastres de origen natural o humano. Actualmente, las comunidades y sus habitantes se enfrentan a más desafíos debido a los efectos de la urbanización masiva, el cambio climático y la inestabilidad política.
A medida que los riesgos y la población urbana van aumentando década tras década, el concepto de resiliencia ha adquirido más relevancia en las agendas de desarrollo a nivel nacional, estatal y municipal.
Este hecho resulta bastante importante debido a que, teniendo en cuenta que los grupos más vulnerables y más pobres están más expuestos a los desastres y pueden carecer de los recursos necesarios para recuperarse, las agendas de desarrollo que incorporen la resiliencia como concepto clave van a asegurar que no se deje a nadie en el abandono ante situaciones de contingencia.
La resiliencia se puede ubicar entre una acción de desarrollo y la humanitaria ya que, en esencia, busca mejorar la vida de las personas.
El gobierno del estado está consciente que la resiliencia debe significar reducir riesgos aumentando las capacidades de respuesta y disminuyendo la fragilidad del entorno para implementar de manera adecuada soluciones efectivas.
En la entrega de las validaciones de Programas Internos de Protección Civil, el gobernador Rutilio Escandón Cadenas, señaló que quienes están a cargo del servicio público tienen la obligación de ser ejemplo en materia de protección civil, con organización y capacitación desde las dependencias y organismos, para proteger al personal y a quienes acuden a éstas.
Ante brigadistas de instituciones de los tres poderes del Estado que conforman las Unidades Internas de Protección Civil, comentó que este acto es muestra de una autoridad ética y moral que, con disciplina y voluntad, tiene el ánimo de colaborar en la causa común de prevenir para salvar lo más preciado: la vida.
“Tenemos la responsabilidad de guiar a la sociedad en su autoprotección y de realizar estas tareas como parte de la fraternidad y la ayuda al prójimo, lo que da gran satisfacción, ya que no hay mejor trabajo que cuando las cosas se hacen con formalidad, pensando en los demás. Estamos mejor organizados pero no basta, podemos avanzar más y eso será posible con la cooperación de todas y todos”, dijo el gobernador.
Y es que el concepto de resiliencia describe la habilidad de cualquier comunidad o sistema urbano de mantener continuidad después de impactos o de catástrofes, mientras contribuye positivamente a la adaptación y la transformación.
Una comunidad o ciudad resiliente es aquella que evalúa, planea y actúa para preparar y responder a todo tipo contingencias, ya sean repentinas o lentas de origen, esperadas o inesperadas.
De esta forma, las ciudades están mejor preparadas para proteger y mejorar la vida de sus habitantes, para asegurar avances en el desarrollo, para fomentar un entorno en el cual se pueda invertir y promover el cambio positivo.
En estos tiempos el 50 por ciento de la población vive en ciudades, y según la ONU-Habitat está previsto que para el 2050 la cifra aumente al 70 por ciento.
Por ello, existe la necesidad de construir nuevas herramientas y planteamientos que den poder a los gobiernos locales y a los ciudadanos, así como que incrementen su capacidad para afrontar nuevos desafíos protegiendo mejor a todas las personas y a los activos económicos y naturales de nuestros pueblos y ciudades.
Solo en 2016, hubo 108 países y territorios donde hubo desastres – 54 por ciento del mundo-. Las ciudades golpeadas por desastres mayores pueden tardar más de una década en recuperarse y en alcanzar sus estándares pre desastre.
Las crisis crónicas y recurrentes, como las sequías requieren que se aborden las causas fundamentales, y no que solo se responda a sus consecuencias.
Otros desastres naturales también amenazan a una gran parte de la población. De hecho, las crecidas de río suponen una amenaza para unos 379 millones de habitantes urbanos, y los terremotos y los vientos fuertes podrían potencialmente afectar a 283 millones y 157 millones de personas, respectivamente.
Los desastres causados por humanos, como los conflictos y los desastres tecnológicos, también pueden socavar las ganancias de los países y las ciudades.
El número de personas en riesgo está aumentando significativamente, con el fenómeno de la urbanización masiva induciendo asentamientos irregulares en zonas de alto riesgo.
Además, el cambio climático también está exacerbando los riegos que afrontan las ciudades y comunidades, ya que está provocando una subida de los niveles del mar que amenaza a 200 millones de personas que viven en la costa.
En resumen, las grandes ciudades y los gobiernos locales deben incrementar su capacidad de reducir los daños y los periodos de recuperación de cualquier desastre potencial.
El trabajo que viene realizando el gobierno estatal en el área de protección civil, ha permitido que la administración pública cuente con personal preparado y organizado para enfrentar las emergencias que pudieran presentarse y garantizar la continuidad de operaciones, sentando las bases para un Chiapas resiliente.
Chiapas se sumó a la Estrategia Internacional de Reducción de Riesgos de Desastres de la ONU hace cuatro años, convirtiéndose en la primera entidad del país en unirse a la red mundial mediante la puesta en marcha de la campaña Desarrollando Comunidades Resilientes.
jesus.belmontt@gmail.com