Elecciones y poder

Congreso de la Unión.- En septiembre próximo iniciará la contienda electoral de 2021 en la que se disputarán más de 21 mil cargos de elección popular (entre ellos 15 gubernaturas y la renovación de la Cámara de Diputados) y de sus resultados dependerá la continuidad del proyecto de gobierno de la Cuarta Transformación.

En estos momentos el escenario político se encuentra sumamente dividido y para muchos actores se están gestando nubarrones que pueden desencadenar una lucha facciosa, debido en gran parte a los frecuentes señalamientos del presidente López Obrador a los líderes de oposición, cúpulas empresariales y organismos de la sociedad civil que difieren de su forma de gobernar.

Las elecciones del 6 de junio de 2021 se llevarán a cabo en un México dividido como nunca antes en la historia reciente.

La confrontación ha sido el eje del discurso del Presidente, quien ha marcado serias diferencias con los partidos y gobernantes de oposición, con el sector empresarial, líderes de opinión e intelectuales, los medios de comunicación y organizaciones civiles.

Las elecciones de 2021 no solamente son las más grandes de la historia del país por el número de cargos a elegir y los 95 millones de electores que acudirán a las urnas a votar, sino que serán las primeras en las que se podrán reelegir los diputados federales, presidentes municipales, regidores y síndicos.

El forcejeo será por las gubernaturas de Baja California, Baja California Sur, Campeche, Chihuahua, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas.

Sin embargo, la batalla se centrará en quitarle la mayoría a Morena y sus aliados en la Cámara de Diputados, pues de perder la presencia que tiene actualmente, el proyecto de gobierno del Presidente enfrentará todo tipo de barreras en el Poder Legislativo al no poder manejarlo de la manera que lo ha hecho durante la presente legislatura.

De seguir la misma ruta por la que ha transitado el partido en el poder caracterizada por la división, la disputa, el cacicazgo, las tribus y los intereses de grupo, Morena llegará al día de las elecciones debilitado y será sepulturero de su propia tumba.

A escasos dos meses del arranque de los comicios, Morena continúa entrampado en una disputa interna de casi un año por la dirigencia nacional, además de que las peleas internas no le han permitido formar estructuras electorales en varios estados.

Las diferencias son de tal nivel que las cúpulas morenistas aún no se ponen de acuerdo en la naturaleza de la encuesta que se deberá aplicar para elegir presidente y secretario general.

La Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ordenó a la dirigencia interina levantar una encuesta abierta, pero no está claro el alcance del término, es decir, si deberá aplicarse sólo entre la militancia o abrirse a la ciudadanía en general.

El pasado 1 de julio, el TEPJF declaró que la actual dirigencia ha incumplido con la orden de renovar sus órganos de dirección, por lo que le hizo un llamado a realizar la ejecución antes de que inicie el proceso electoral.

Al respecto, la dirigencia interina dijo que Morena acatará el fallo del Tribunal Electoral para renovar a la dirigencia nacional, pero que los militantes deberían ser quienes elijan a sus representantes.

Otro grupo morenista pide que la elección sea abierta a la ciudadanía.

Cabe recordar que Morena emitió una convocatoria para realizar el proceso interno el 27 y 28 de junio pasados, pero el partido decidió suspender toda actividad electoral hasta que pasara la contingencia sanitaria provocada por la pandemia del Covid-19.

Sin embargo, el padrón morenista se encuentra en litigio judicial, pues fue impugnado por los propios militantes por no ser confiable; en consecuencia, el Tribunal Electoral ordenó depurarlo, pero esta resolución no la cumplió Yeidckol Polevnsky cuando fue presidenta en funciones, ni tampoco la ha cumplido Ramírez Cuéllar como presidente interino.

Para el coordinador de los diputados federales de Morena, Mario Delgado Carrillo, los morenistas deben reorganizarse y dejar los tribunales para ganar las elecciones del 6 de junio de 2021, pues uno de los mayores retos es mantener la mayoría en el Congreso.

En ese mismo sentido se ha pronunciado el jefe de los senadores morenistas, Ricardo Monreal Ávila, quien advirtió a la militancia de su partido, no lanzar las campanas al vuelo, pues la victoria de 2021 no está segura para nadie y el desafío para su movimiento será mayor.

Conservar la mayoría legislativa, así como ganar las entidades federativas y la mayoría de los puestos de elección popular en disputa, es una tarea que ahora le resultará más difícil a Morena porque no estará en las boletas el nombre de Andrés Manuel López Obrador.

Los coordinadores parlamentarios de Morena saben que la única manera de ganar las elecciones de 2021 y demostrar que son un partido fuerte, es con unidad.

No obstante, la unidad no parece abonar en el partido en el poder y todo indica que es la herencia que le dejó el perredismo, misma que fluye por sus propias venas: las tribus y los cotos de poder.

En estos momentos, por lo menos seis grupos políticos se pelean el poder al interior de Morena, escenario que se refleja en algunos Congresos estatales, como son los casos de Baja California Sur y la Ciudad de México.

El partido más fuerte de México se encuentra sumido en una crisis de unidad difícil de superar y ello podría significar su derrota en las próximas elecciones, poniendo en riesgo la continuidad del proyecto lopezobradorista.

 

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