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Hoy Escriben - Mario Melgar Adalid

Los Ángeles: la ciudad de Los Demonios

Los Ángeles está por convertirse otra vez más en la ciudad de Los Demonios. Desde los Watts (1965), pasando por Rodney King (1991), sin olvidar las protestas violentas en George Floyd (2020), LA invoca nuevamente a los demonios que andan sueltos.

La confrontación entre migrantes y primeramente policías municipales, más adelante con la Guardia Nacional enviada por el presidente; y la movilización de marines, le permitió a Trump mostrarse nuevamente como el gran defensor de su gran América.

El conflicto es aparentemente entre las fuerzas represoras y los indocumentados perseguidos, pero es más profundo: entre el gobierno federal y el gobierno de California.

Es un conflicto competencial, un quiebre de las reglas del federalismo con la consecuente alteración de la tensión política.

La Guardia Nacional es una organización militar que atiende a la autoridad federal y a la estatal. En Estados Unidos, como en México, hay una competencia llamada residual: corresponde a los estados todo aquello que no se ha conferido al gobierno federal. La Guardia Nacional pertenece constitucionalmente a los estados.

Generalmente los gobernadores se apoyan en la Guardia ante problemas estatales, incendios, terremotos, inundaciones o disturbios locales.

El gobierno federal puede activarla si se trata de cuestiones que afectan al país o son de orden internacional. El presidente puede federalizar la Guardia Nacional si hay una invasión armada. Por ello Trump declaró en Truth que Los Ángeles había sido invadido, ocupado, por extranjeros ilegales.

Trump afirmó que existe una invasión de extranjeros en su territorio, por lo que las fuerzas militares federales deben actuar para recuperar el “territorio ocupado”.

Además, tiene el argumento para contrarrestar la supuesta invasión extranjera en la aparición de decenas de banderas mexicanas, enarboladas por los manifestantes, algunos de los cuales han incurrido en actos de evidente violencia física.

La opinión pública informada de Estados Unidos advierte de inmediato otra de las mentiras históricas del presidente, pero el pueblo sabio estadounidense (no tan sabio que digamos) cree todo lo que dice el autoritario dictador, si bien Trump miente como el vecino de enfrente.

La utilización de banderas mexicanas tiene la explicación de la falta de identidad de los manifestantes, pero la explicación sociológica se queda en los cubículos académicos. Estas banderas tricolores en medio de la violencia tienen alma política.

Los manifestantes enarbolan la bandera de México, país que esa gran mayoría no conoce, no respeta necesariamente y cuyos integrantes no quisieran vivir en él.

Precisamente por eso protestan, por el temor de verse deportados a un país que consideran nada puede ofrecerles. Las banderas de los manifestantes son algo similar a los banderas o emblemas de sus equipos favoritos: los magníficos Dodgers de Los Ángeles o los mediocres Los Ángeles Galaxy de futbol soccer. No es México el que está presente en los disturbios, así lo asuma en infinita torpeza política el líder Noroña.

México no está presente en los disturbios. Debería desmarcarse firmemente cuanto antes. Particularmente porque los actos violentos están arropados por banderas verde, blanco y rojo.

El conflicto migratorio se expande ya por otros estados. San Antonio, una ciudad que es considerada la más mexicana que existe fuera de México (60 por ciento de población mexicana) inició manifestaciones ayer y tiene movilizaciones previstas para el fin de semana. Al anuncio el gobernador movilizó a la Guardia Nacional que custodiaba la frontera.

Es crucial por último que la presidenta explique o retire su dicho amenazante: “nos vamos a movilizar”, dijo semanas antes.