La electrificación ha marcado el futuro de la industria automotriz global. Un mayor desarrollo de las cadenas de proveeduría, sobre todo de baterías, ha llevado poco a poco a una reducción de precios en los vehículos eléctricos y a una mayor penetración de esta tecnología en el mercado. A diferencia de hace algunos años, la gran mayoría de las marcas tiene ya alguna oferta que involucra al menos un modelo eléctrico.

Sin embargo, en las últimas semanas, a raíz de la presentación de resultados de Tesla en el tercer trimestre del año, hay quienes se preguntan si Tesla y los fabricantes chinos han ido demasiado de prisa, intentando acelerar la transición hacia la electrificación, o más bien, son los fabricantes tradicionales los que han tomado tibios pasos en esta dirección y con demasiada cautela.

Tesla reportó la producción de 430 mil 488 vehículos, una cifra impresionante, pero que resultó 10 % menor que lo producido en el segundo trimestre del año.

Los resultados indican también una caída de 22 % en el margen bruto y de 44 % en la utilidad neta, en comparación con 2022. En un tono menos optimista, el propio Musk externó su preocupación sobre el impacto de las altas tasas de interés en la decisión de compra de los clientes y se observó en una posición más cauta sobre sus planes de expansión de la empresa en México.

Algunos analistas apuntan a que estos últimos resultados muestran que, en el fondo, Tesla no es más que otro fabricante automotriz enfrentando problemas similares.

Por otro lado, el grupo de los tres grandes fabricantes norteamericanos, Ford, General Motors y Stellantis, se encuentra, al parecer, saliendo de una de las huelgas más extensas y de mayor impacto económico de los últimos años.

Hace algunos días, Stellantis reportaba que la huelga le estaría costando tres mil 200 millones de dólares en ventas perdidas. Ford, por su parte, cuantificó este impacto en mil 300 millones de dólares de utilidades operativas perdidas.

Si estas empresas tenían algún plan para acelerar sus esfuerzos hacia la electrificación, la huelga seguramente terminará por enviar algunos de ellos a la congeladora. De hecho, General Motors ha anunciado recientemente que abandona un plan conjunto con Honda para invertir cinco mil millones de dólares en el desarrollo de vehículos eléctricos.

Del otro lado del Atlántico, las cosas tampoco parecen ser alentadoras para los fabricantes tradicionales europeos. Volkswagen anunció hace algunas semanas que suspendería la producción de dos de sus modelos eléctricos, el ID.3 y el Cupra Born, debido a una demanda menor a la pronosticada.

Algunos ejecutivos han señalado algunos factores que han contribuido a este cambio en las preferencias de los clientes, incluyendo reducción de subsidios y las altas tasas de interés.

Sin embargo, la demanda por eléctricos no ha parado de crecer en Europa, que ha reportado un incremento en ventas de 102 % y el Tesla Modelo Y es ya el vehículo más vendido de todos los tipos en lo que va de 2023.

Los fabricantes chinos, por su parte, no parecen dispuestos a detenerse. BYD ya es el mayor fabricante de vehículos eléctricos en el mundo y en octubre registró un hito histórico al colocar 301 mil 95 unidades en el mercado chino, 38 % más versus lo registrado un año antes, superando así a Tesla como el mayor fabricante en China.

Pero detrás de BYD empujan fuerte fabricantes como Geely, Chery, entre otros. El crecimiento de las marcas chinas en otras regiones del mundo, en particular en Europa, ha llevado a que se inicie una investigación en la Unión Europea sobre posibles subsidios del gobierno chino a las empresas de este país.

Todo parece indicar un punto de inflexión en la industria. La tecnología de combustión interna continúa dominando el mercado y posiblemente lo hará durante el resto de la década.

El entorno actual de tasas de interés, los aún altos costos de los vehículos eléctricos y la pobre infraestructura de carga quizá continuarán poniendo un freno a su demanda.

Pero, como hemos visto en otras industrias, la innovación tecnológica siempre marca la pauta y, esta innovación, quizá provendrá de oriente.