Al escribir estas líneas su autor tiene la sensación que en el contexto estatal está “clamando en el desierto” y en el nacional “nadando contra la corriente”. En Chiapas son pocas las voces que se han pronunciado en contra de la legalización de la marihuana y en el país los sólidos argumentos en contra de la medida legislativa para favorecer su ingesta son calladas por los cuestionamientos a favor de esa disposición, con pobres argumentos científicos. Una prueba de esto último son los errores garrafales por ser inconstitucionales (17 en total), que recientemente cometieron los diputados federales a la iniciativa de Ley para regular el uso de esa hierba.
Para cuestionar la iniciativa de ley a fin de que se permita su consumo con fines recreativos, no se requiere ser conocedor del Derecho para considerar que cualquiera de esas disposiciones debe analizar estudios serios al respecto, así como las necesidades de salud, de los niños y jóvenes en particular, por ser la población que mayoritariamente recurren a esa sustancia y a edades cada vez más tempranas.
Erróneamente se ha argumentado que la marihuana no impacta nocivamente en la salud o que causa menos daño que el tabaco o el alcohol. Carlos Hiram Culebro Sosa ha escuchado a jóvenes argumentar que esa droga, por ser una sustancia natural, no tiene los componentes químicos que se agregan a las sustancias legales antes mencionadas. Numerosas investigaciones demuestran claramente que esa hierba impacta desfavorablemente en la salud física, mental y pública.
Las repercusiones que ocasiona -en diferentes sistemas del cuerpo humano- depende de la cantidad y calidad de la droga consumida, las condiciones del equipo biológico del sujeto, la edad de inicio de su empleo y frecuencia con la que recurre al tóxico. Genera daños:
En la salud física: Principalmente en el sistema respiratorio e inmunológico.
En la salud mental: en la memoria, el aprendizaje y la atención; riesgo de psicosis. Puede producir ansiedad y depresión, incluyendo actos suicidas. Disminución en la capacidad intelectual y funciones cognitivas que se detallan más adelante.
En la comunidad: accidentes de tránsito y laborales; deserción escolar y del trabajo.
También es indiscutible que el debate sobre la citada iniciativa de ley está promoviendo la idea que no debe ser tan dañina, de manera que hasta se impulsa su uso con fines recreativos. A medida que disminuye la percepción de riesgo en la población aumenta el consumo, sobre todo entre los más jóvenes.
Los principales argumentos para promover la legalización de la mencionada droga son los siguientes.
a) Como ya se expresó, se asegura que no daña la salud o que es menor a la provocada por el tabaco, lo que no es cierto, existen suficientes investigaciones al respecto cuyas conclusiones son irrefutables. Promover el uso de la marihuana para algunos padecimientos es como sugerir el tabaco para tratar las afecciones respiratorias.
b) Habría beneficios para el país vía impuestos y las ganancias por su libre venta; no es así, aumentarían los gastos en servicios médicos para atender a los nuevos usuarios. Está plenamente demostrado en diferentes países que a mayor permisibilidad de cualquier droga, se incrementa considerablemente el número de usuarios de esa sustancia.
c) Se reduciría la criminalidad que propicia el narcotráfico. Se desconoce el origen de este argumento debido a que no existe evidencia alguna que por la legalización de la marihuana descienda la violencia o la inseguridad.
d) Se debe tolerar la libertad de elección de los usuarios. Este derecho es respetado en el país. Actualmente está permitido la portación de hasta cinco gramos de marihuana para consumo personal. En la iniciativa de ley que está en el Congreso de la Unión existe la propuesta de incrementar esa cantidad hasta 28 gramos o quizá más, lo que lleva al suscrito a preguntarse si las autoridades policiacas portarán una báscula para medir la cantidad exacta en quienes les encuentren esa droga.
Por otra parte, en interesante videoconferencia que se llevó a cabo en fecha reciente, titulada “Impacto de la legalización de la mariguana” a la que asistieron reconocidos expertos en la materia -y otros no tanto como lo es el autor de este texto- se evidenció que el empleo de esa droga genera una disminución de ocho puntos de coeficiente intelectual entre los 18 y 38 años de edad y que las funciones cognitivas perdidas no se recuperan plenamente en la edad adulta. Por otra parte, en todo el país el total de expertos en la materia son pocos para atender a los usuarios de ahora y serán menos con el incremento que provocará la aprobación de la iniciativa de ley ya mencionada; asimismo, que el consumo de la sustancia adictiva que se comenta se eleva considerablemente en la preparatoria en comparación a su ingesta durante la secundaria, seguida en segundo término por el uso de inhalables. En Canadá, antes de establecer una norma jurídica como la que se contempla en México, invirtieron 83 mil millones de dólares para informar a los jóvenes de esa misma norma.
Es oportuno mencionar el uso benéfico que tiene una variedad de la marihuana, el cáñamo, con bajo índice de toxicidad y que puede ser empleado con fines industriales para diversos propósitos.
En suma, no existen argumentos válidos para aprobar la medida legislativa comentada, por el contrario, la Junta Internacional para la Fiscalización de Estupefacientes de las Naciones Unidas declaró en 1992 -entre otros argumentos similares que el suscrito ha dado a conocer en diferentes textos- que: “Los promotores de la legalización no han presentado alternativas viables, comprensivas y coherentes al actual sistema internacional para el control del consumo de drogas”