Quién iba a pensar que después de 200 años y a lo largo de 65 presidentes, por primera vez en la historia de nuestro país, le fuera entregada a la doctora Claudia Sheinbaum Pardo la constancia de mayoría con lo que se declaraba la validez de la elección. La primera mujer nombrada al frente del Poder Ejecutivo Federal en México.

Larga ha sido la lucha que han librado las mujeres en el país por alcanzar sus derechos. Los registros más significativos los encontramos en aquel movimiento que surgiera en 1910 con “Las Hijas de Cuauhtémoc” en el que las mujeres exigían, entre otros aspectos, su participación en condiciones de igualdad respecto al género masculino.

Surge posteriormente el Primer Congreso Feminista en 1916 que, en su convocatoria, refería “[…] es un error social educar a la mujer a una sociedad que ya no existe habituándola a que, como en la antigüedad, permanezca recluida en el hogar […] para que puedan formarse generaciones libres y fuertes es necesario que la mujer obtenga un estado jurídico que la enaltezca, una educación que le permita vivir con independencia, buscando en las artes subsistencia que le permita vivir con independencia […]”.

En 1923 el voto de las mujeres es reconocido en elecciones municipales y estatales en Yucatán y Elvia Carrillo Puerto, que luchó por la reivindicación de los derechos políticos de las mujeres, resultó la primera candidata electa al Congreso de Yucatán. Hasta 1947 sería reconocido el derecho de las mujeres a votar y ser electas.

Otros registros y avances se dieron con el transcurrir de los años, pero es hasta 1953 cuando se publica en el Diario Oficial de la Federación la reforma al artículo 34 constitucional, en la que se estableció el derecho a las mujeres a votar y ser electas.

Posteriormente, Baja California se convierte, ese mismo año, en el primer estado donde las mujeres emitieron su voto. A nivel federal, las mujeres pudieron votar por primera vez en 1955. Más de veinte años tuvieron que pasar para que Griselda Álvarez Ponce se convirtiera en la primera gobernadora de una entidad federativa en 1979 (Colima).

Así, a cuentagotas se han ido abriendo algunos espacios para la participación de las mujeres en la esfera pública. Casi otras dos décadas después, en 1993 la legislación electoral federal “recomendó” a los partidos políticos promover mayor participación de las mujeres; en 1997 se estableció que las candidaturas a diputaciones y senadurías no debían exceder del 70 % para un mismo género; en 2002 se obligó a los partidos políticos a registrar al menos el 30 % de candidaturas femeninas.

Es hasta 2014 que es elevado a rango constitucional el principio de paridad de género, con ello entre otros aspectos, casi se alcanza la paridad de género en 2018 en el Senado de la República y, por primera vez en la historia de México, se logra la paridad en la Cámara de Diputadas y Diputados en 2021, gracias a una regla de ajuste impulsada desde el Consejo General del Instituto Nacional Electoral y retomada por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

A nivel local, entre 2021 y 2022 se renovaron los 32 Congresos locales, en 16 de ellos se contó, también por primera vez en la historia de nuestro país, con una mayoría de legisladoras.

A nivel de las gubernaturas y gracias a las reformas establecidas en diversas normativas en 2019 denominada “Paridad en Todo”, entre 2021 y 2023 10 mujeres lograron obtener el triunfo en el Poder Ejecutivo estatal gracias a los acuerdos del INE y del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Por todo lo anterior, esta elección ha hecho historia; dos mujeres compitiendo por un mismo cargo y hoy, independientemente de los colores o ideologías partidistas, la doctora Claudia Sheinbaum Pardo es la representación de todas las mexicanas que lucharon y luchan por un país donde puedan ser tomadas en cuenta, en el que no se les discrimine, donde no se les desplace, en el que su participación sea auténtica y legítima.

México logra al fin coronar una larga lucha que nos da el soporte para seguir defendiendo nuestros derechos y proteger los alcanzados.

Hoy México deja un piso más firme para nuestra democracia representativa. Hoy tenemos una presidenta, con “A”.