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Hoy Escriben - Elio Henríquez

Rotonda pública

¿Y Chiapas cuándo?

Como ha ocurrido históricamente, Chiapas ha sido marginado nuevamente por la federación al no darle el trato que a Tabasco en el caso del adeudo de los miles de usuarios de energía eléctrica que se encuentran en resistencia de pago.

El gobernador de Tabasco, Adán Augusto López Hernández, anunció hace unos días que por acuerdo conjunto, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) decidió condonar más de 11 mil millones de pesos correspondientes al adeudo histórico de los consumidores que están en resistencia de pago, además de que los tabasqueños gozarán de la tarifa preferencial más baja a nivel nacional.

En Chiapas son decenas -o cientos- de miles de usuarios que igual que en Tabasco, desde unos 25 años están en resistencia de pago en protesta por las altas tarifas que cobra la CFE.

En todos estos años, los consumidores en resistencia se han movilizado de diferentes formas en distintas regiones del estado para exigir una tarifa justa -en algunos casos proponen el cobro de 20 pesos bimestrales- y que se condonen los adeudos. Es decir, un borrón y cuenta nueva como se acordó para Tabasco.

Sin embargo, ni en los gobiernos anteriores ni en este que era la última esperanza han encontrado respuesta los miles y miles -algunos hablan de hasta 300 mil- de usuarios que desde hace dos décadas y media no pagan el consumo de energía eléctrica.

Los inconformes están divididos en por lo menos dos grupos: Uno, que no paga en lo absoluto el consumo, y otro, que deposita ante un juzgado una cuota de 20 pesos bimestrales, que la CFE se niega a cobrar porque sentaría el precedente y sin que sea fácil saber a cuánto asciende la cantidad depositada a la fecha en conjunto.

Es difícil también saber cuántos usuarios están en cada una de estas dos situaciones, pero lo que es un hecho es que ni con las presiones, hostigamientos, cortes, falta de mantenimiento y otras acciones, la CFE ha logrado que se regularicen los pagos, por lo que el adeudo debe de ser -tampoco es fácil saberlo- de muchos millones de pesos.

Por donde se le vea, es injusto que a Chiapas se le trate diferente que a Tabasco, no sólo porque las condiciones de marginación y pobreza son más acentuados en esta entidad sino porque aquí hay cinco presas que generan más de la cuarta parte de la hidroenergía para el país, cuya construcción costó mucho sufrimiento a miles de familias que tuvieron que dejar sus tierras por la fuerza y que fueron compradas a bajos precios.

Ese sólo hecho debería de bastar para que los chiapanecos -o cuando menos los municipios afectados por las presas- gozaran de una tarifa especial y justa, pero resulta que muchas localidades, inclusive algunas ubicadas en las zonas en las que están las presas, ni siquiera cuentan con el servicio.

Los cobros son en ocasiones no sólo elevados sino excesivos, lo que ocasiona que los usuarios se nieguen a pagarlos, con el riesgo de que la CFE les suspenda el servicio, aunque de una u otra forma han aprendido a defenderse y en el caso de las comunidades indígenas, principalmente, los trabajadores de la empresa ya ni se atreven a entrar porque corren el riesgo de ser retenidos, como ha ocurrido en innumerables veces.

Una vez que la CFE y el gobierno de Tabasco han acordado el borrón y cuenta nueva para los usuarios de esa entidad, los chiapanecos se preguntan qué solución se le dará al problema en este estado.

Al inicio de este sexenio que comenzó formalmente el primero de diciembre pasado, muchas organizaciones intensificaron sus movilizaciones y declaraciones para insistir en su demanda de una tarifa justa para la entidad, lo que dejaba ver que es una de las prioridades para miles de pobladores.

Aunque parece que las cosas no están tan fáciles, resulta increíble que además de todo lo ya dicho, las oficinas centrales de la CFE fueran establecidas en Tuxtla Gutiérrez, la capital de Chiapas, y que se siguieran cobrando altas tarifas.

Algunos se preguntan si el acuerdo que beneficia a Tabasco tiene que ver con el origen del presidente Andrés Manuel López Obrador, que, si fuera el caso, también se siente y asume chiapaneco, otra razón para el borrón y cuenta nueva en este estado.

Es lógico que aunque se llegue a un acuerdo, muchos usuarios que están en resistencia probablemente no entrarían con tal de no pagar una tarifa, la que sea, pero probablemente la mayoría sí lo haría porque ha sido su demanda de años.

En todo caso, se necesita un amplio proceso de diálogo y consenso entre las organizaciones, comunidades y usuarios en lo individual para llegar a un acuerdo favorable para todos.

Sin embargo, parece que hasta ahora la CFE se ha negado a hacer alguna propuesta o a escuchar de forma seria a los inconformes, lo que preocupa porque ello significa que el problema seguirá sin resolverse por muchos años, ya que quienes están en resistencia seguirán igual el tiempo que sea necesario, y ni modo de que el gobierno trate de solucionar el asunto con la Guardia Nacional.

Si los gobiernos anteriores no pudieron arreglar el problema, el actual tampoco podrá hacerlo, a menos que tenga una propuesta aceptable para los consumidores de la energía eléctrica.

La falta de interés de la CFE por llegar a un acuerdo, ha hecho pensar a algunas personas que de alguna forma la empresa recupera entre quienes pagan, lo que deja de percibir de quienes están en resistencia y por eso los altos cobros.

El tema no es fácil, y si la empresa y las autoridades de los tres niveles no se aplican para atender la demanda de los chiapanecos, el problema no sólo no se resolverá, sino que otros usuarios del servicio podrían unirse a quienes ya están en resistencia civil desde hace muchos años. Fin.