Michoacán
Simojovel
Justo el día que el gobierno federal escogió para dar a conocer un informe sobre el tema de seguridad en el país, grupos de delincuentes emboscaron a policías de Michoacán, con saldo de por lo menos 14 muertos y 9 heridos, lo que representa un desafío para el Estado Mexicano.
Da la impresión de que por la cercanía entre la presentación del informe y la matanza, los delincuentes estaban esperando el día en que se daría a conocer el documento para cometer una de las peores masacres de agentes en lo que va de este gobierno.
El contraste de la presentación del informe y los avances en seguridad, ha provocado una mayor resonancia de los hechos sangrientos sucedidos durante la mañana del lunes en el tramo carretero Apatzingán-Aguililla, en las inmediaciones de la localidad de El Aguaje, en Michoacán.
De esta forma, los efectos mediáticos del informe, en el que se incluyen los logros en la materia en la presente administración, se vieron opacados por el impacto noticioso del asesinato de 14 uniformados en el estado purépecha que desde hace ya varios años está envuelto en una violencia incontenible.
Es mucho lo que tiene que hacer todavía el gobierno federal para tratar de apaciguar esa zona, donde los grupos de delincuentes y su operatividad violenta se incrementaron, con saldo de decenas de muertos y heridos, además de cientos de personas que años atrás abandonaron la entidad.
A la mejor en algunas regiones del país han disminuido los actos delictivos, pero otras se mantienen, a pesar de la presencia de la Guardia Nacional, de la cual han sido desplegados 70 mil elementos, según se informó ayer durante la conferencia mañera.
Qué bueno que el secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, haya reconocido que todavía “nada hay que presumir” en ese tema, lo que significa que el gobierno federal tendrá que seguir buscando la forma de contener la violencia.
Pareciera que lo ocurrido en Michoacán fuera un mensaje de los grupos de delincuentes hacia el gobierno federal, de que a pesar de su Guardia Nacional siguen operando y ocasionando muertes. Pareciera un reto, pues.
Según algunos líderes panistas opositores al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, falta una estrategia para combatir el crimen organizado. Tal vez se les venga a la mente la guerra que precisamente el michoacano Felipe Calderón Hinojosa le declaró al narcotráfico, cuyo saldo es de miles de muertos y desaparecidos. No es eso lo que necesita el país.
Sí existe una estrategia y es diferente a la de los pasados dos sexenios -uno panista y otro priísta-, pues ahora las fuerzas de seguridad tratan de evitar al máximo la confrontación sangrienta. Es probable que lo que no esté haciendo bien la autoridad sea el trabajo de inteligencia para detectar posibles ataques y neutralizarlos.
La titular de la Secretaría de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, reconoció ayer mismo que el ataque en contra de los uniformados de Michoacán forma parte de los hechos de violencia que “todos los días” ocurren en el país.
Posiblemente así sea, pero no todos los días son asesinados 14 agentes y heridos 9, como sucedió ayer, al tiempo que descartó que el ataque esté vinculado con el informe presentado por el gabinete de seguridad del gobierno federal.
Sea como sea, la violencia resurgió ayer en el país con la matanza de los 14 agentes michoacanos, que como es natural, ya le dio la vuelta al mundo. Habrá que hacer votos para que con la presencia de la Guardia Nacional, cada vez sean menos los hechos de este tipo que empañan (más) la imagen nacional.
Chiapas no se quedó atrás, ya que habitantes de la comunidad de Nuevo Sitalá, municipio de Simojovel, llegaron a la alcaldía tirando balazos, con la intención de retener a la presidenta municipal, Viridiana Hernández Sánchez y al síndico del ayuntamiento, Gilberto Martínez Andrade.
Los inconformes no lograron llevarse a estos dos servidores, pero sí a la regidora Manuela Cruz Pérez y al secretario municipal César Hernández Pérez. La agresión dejó, además, cuatro personas heridas de bala y tres golpeadas, así como destrozos en el palacio municipal.
La alcaldesa denunció que detrás de los hechos ocurridos ayer en la cabecera está el excandidato del partido Mover a Chiapas, Roberto Gordillo, quien se la vive presionado para desestabilizar el municipio para tratar de que el ayuntamiento le dé obras.
Otros pobladores aseguraron que detrás de la protesta violenta está la familia Gómez (caciques), que ha gobernado varios trienios y pretende regresar para seguir saqueando las arcas municipales. Se nota que detrás de los sucesos violentos de ayer existen motivaciones políticas, por intereses personales, pues ya estaba programado que el 28 de este mes comenzarían los trabajos para el mejoramiento de 800 viviendas para los informes, pero resulta que de repente les dio por exigir la entrega del dinero en efectivo.
El gobierno estatal debe de investigar lo sucedido ayer en Simojovel y castigar a los responsables para evitar que el municipio se descomponga nuevamente. Bastante trabajo le ha costado en los años recientes al párroco Marcelo Pérez Pérez -sobre quien pesan amenazas de muerte, precisamente por lo mismo- y a sus seguidores, como para que nuevamente la familia Gómez regrese a las andadas y ponga de cabeza las cosas.
Las autoridades estatales no deben de permitir que la violencia y la desestabilización retornen a Simojovel, como ocurría hasta antes de las elecciones del año pasado, en las que ganó la actual presidenta municipal que en general ha mantenido la paz y la tranquilidad. Fin.