¡Aguas con Chamula!

A juzgar por dos hechos sucedidos ayer con disparos de armas de fuego, los acuerdos a los que llegaron los grupos antagónicos en Chamula no son tan firmes como se pensaba, lo que hace temer que la violencia estalle más adelante si no se toman las medidas pertinentes.

Parecía que con la reapertura -por tercera ocasión- de la alcaldía el pasado miércoles, las cosas se calmarían pero parece que ha resultado todo lo contrario.

Sin que haya claridad de qué y cómo sucedieron, ayer ocurrieron dos hechos en los que hubo disparos de armas de fuego, aunque al parecer no hubo lesionados. O cuando menos no fueron reportados ante las autoridades competentes.

El primer hecho fue denunciado públicamente por Juan Shilón de la Cruz, quien gracias a acuerdos políticos fue liberado del penal de El Amate apenas la semana pasada, luego de 15 días de encarcelamiento, acusado de delitos relacionados con la toma de la alcaldía.

Si bien es cierto que sus seguidores mantenían retenidas a cuatro personas desde su captura, parece que fue un error que lo hayan excarcelado, porque quienes están detrás de él ya volvieron a activar las armas de fuego y continúan en la lucha por la disputa del poder municipal.

Al inicio se había dicho que estaría bajo arraigo domiciliario, pero luego resultó que por acuerdos políticos que dejaron mal parada a la Fiscalía General del Estado, solo fue condicionado a firmar cada 15 días, lo que le permite tener movilidad para seguir operando sin que nadie se lo impida, y ahora más envalentonado, como su abogado que salió a gritar a los cuatro vientos la liberación, cuando parte del acuerdo era la discreción.

Durante el tiempo en que estuvo en El Amate, hubo relativa tranquilidad en Chamula, salvo el día de su detención, cuando sus seguidores quemaron dos patrullas de la Policía Municipal y retuvieron a cinco personas para canjearlas por él.

Algo que llama la atención de las autoridades municipales y de muchos pobladores de la cabecera municipal, es por qué la policía y/o la Guardia Nacional no patrullan o establecen un puesto fijo para evitar que hombres armados impongan su ley.

Desde luego que quienes saben qué tipo de intereses existen detrás de los grupos en pugna, están conscientes de lo delicado del tema y por eso actúan con mucha cautela. En una de esas resulta hasta más delicada su presencia que su ausencia.

Lo que sí es un hecho es que, así como se ve la situación en Chamula, es difícil pensar que no haya muertos como parte de la disputa entre las autoridades municipales y grupos manejados por ex presidentes municipales ligados al Partido Revolucionario Institucional y al Verde Ecologista de México.

Por desgracia, se acerca la fiesta de Todos los Santos y del Día de Muertos, fechas propicias, valga la expresión, para que se presenten hechos de violencia, pues la mayoría de hombres ingieren aguardiente, lo que los vuelve más violentos o están enfiestados junto con la familia.

Tal vez por eso mismo, las autoridades municipales decidieron no despachar estos días en el Palacio Municipal, aunque ya haya sido recuperado, con el apoyo de la policía que aunque se mantuvo en la entrada de la cabecera, hizo acto de presencia para imponer el orden.

Según lo que se vio ayer, los acuerdos políticos alcanzados parecen muy endebles, por lo que la paz y la tranquilidad en Chamula penden de un hilo.

Ojalá no fuera necesario que corra sangre ni que haya muertos para que las cosas se calmen, pero desgraciadamente ya se sabe cuál es la idiosincrasia del chamula y eso hace temer lo peor.

Ya sucedió hace apenas tres años, cuando fue asesinado el alcalde Domingo López González (Tsetjol), el síndico Narciso Hernández Lunes y tres personas más, como parte de la disputa del poder político. Solo cuando ocurrieron esos hechos de sangre se apaciguó el municipio.

Ahora nuevamente la situación se ha tensado porque los mismos grupos que participaron en el asesinato de López González y las demás personas, que no fueron castigados, están detrás del pequeño contingente que pretende tirar del poder a Ponciano Gómez Gómez, alcalde surgido de las filas del Partido Morena.

Lo más grave de todo es que mucha gente porta armas de fuego de grueso calibre sin que la policía haga algo para impedirlo, además de que anda en otros negocios ilícitos y se pasea en camionetas de lujo y vidrios polarizados. Existen versiones de que algunos hasta usan chalecos antibalas, lo que indica la gravedad del asunto.

Dada la situación, urge que las autoridades estatales hagan algo más que acuerdos políticos que no respetan ninguno de los grupos que están peleando y dispuestos a matarse por la disputa del poder.

El hecho de que la alcaldía haya sido reabierta no significa que la tranquilidad haya retornado a Chamula. Al contrario, parece que ello ha encendido más los ánimos y ahora cada grupo pretende demostrar quién tiene más poder. De hecho, el día de la reapertura, se percibía un ambiente de tensión. O como algunos acostumbran a decir de “tensa calma”.

Lo más probable es que a pesar de que lo haya recuperado el pasado miércoles, el Ayuntamiento constitucional difícilmente podrá despachar en el Palacio Municipal, mientras las cosas sigan como están.

Podría decirse que hasta ahora todo ha quedado en el terreno de las provocaciones, pero el riesgo de que la próxima se tiren a matar es latente.

Lo que no se debe de perder de vista es que Chamula se cuece aparte y que se ha descompuesto de fea manera, por lo que si no se toman las medidas pertinentes, estará latente el riesgo de hechos de violencia que después todos habrán de lamentar. FIN