A un año

En medio de opiniones divididas, el presidente Andrés Manuel López Obrador cumple el primero de diciembre, un año de haber tomado posesión del cargo, sin que se hayan cubierto en su totalidad las expectativas de cambio que lo hicieron ganar.

A 12 meses de haber iniciado el mandato de seis años que mediante el voto le autorizaron más de 30 millones de mexicanos, podría decirse que en general las cosas para la población se mantienen igual, pero con la esperanza de que el próximo año mejore la situación, sobre todo con el incremento de las oportunidades de trabajo y que se note el circulante de dinero, lo que este año no ocurrió.

Es en la parte económica en la que la gente más resiente la crisis que desde hace varias décadas impera en el país, por lo que, mientras no haya un cambio significativo en el sector, continuará la percepción de que las cosas siguen igual.

Muchas personas, sobre todo sus seguidores, opinan que este año no se percibió un incremento de recursos económicos ni de empleos porque no ha comenzado de lleno la construcción de las grandes obras proyectadas por el actual gobierno como el tren maya, la refinería de Dos Bocas, el corredor transístmico y el aeropuerto de Santa Lucía, que en teoría generarán una gran derrama económica.

Sus todavía muchos millones de simpatizantes continúan dándole el beneficio de la duda y mantienen la esperanza que en los próximos años se harán realidad las promesas de mejoras económicas, pero sus opositores de plano califican a la actual administración como un fracaso, lo cual no está apegado a la realidad porque en términos generales el país no está peor que hace dos años, por ejemplo.

Y es fácil constatarlo: Si en la calle uno pregunta, la mayoría de personas dirá que la situación no está peor que antes, aunque tampoco está mejor; es decir, en términos generales está igual.

Tampoco dirá la mayor parte de personas que ahora ya no viajaría a la Ciudad de México, Monterrey, Guadalajara, Cancún, Oaxaca u otras ciudades porque hay más inseguridad que antes porque no es cierto, ya que los niveles de riesgo son prácticamente los mismos y en algunos casos menores.

La inseguridad y la violencia, por cierto, son algunos de los pendientes más importantes que el actual gobierno no ha resuelto, a pesar de que se creó la Guardia Nacional y a diario muy temprano se lleva a cabo la mesa de seguridad nacional. Puede decirse que ha habido voluntad, pero ha faltado capacidad, porque, además, el asunto es muy grave, no es cualquier cosa.

Aunque ha bajado un poco, podría decirse que algo de lo más destacable a un año de la llegada del tabasqueño a la presidencia de la República, es que millones de mexicanos mantienen la esperanza del cambio, lo cual es positivo, pues de lo contrario imperaría el desánimo y un país en esas condiciones está destinado a fracasar (más). Claro, en el palacio nacional pecan de optimistas porque, ya que si el gobierno no ofrece resultados y el cambio se traduce en mayor bienestar, la esperanza puede diluirse.

No es esperanzador, por ejemplo, que en Morena, el partido en el gobierno, ni siquiera se puedan poner de acuerdo para elegir a su nueva dirigencia. La rebatinga entre los diferentes grupos que pretenden posicionarse con miras a las elecciones presidenciales de 2024 está a todo lo que da. Falta ver todavía qué tan dividido quedará el partido cuando por fin decidan renovar la dirigencia nacional.

Aún con todo eso y los problemas propios de una administración tan grande que arrastra vicios del pasado, parece que el gobierno federal camina más o menos bien, con la ventaja de que ha pasado tal vez el año más difícil porque ha tenido que poner orden en muchas cosas, es decir, ha sentado las bases para poner en marcha el proyecto presidencial, lo que no es poca cosa.

A muchos tal vez no les agrade tanto, pero una señal de que el gobierno va bien, aunque los resultados todavía no se reflejen en bienestar de la gente, es el llamado Acuerdo de Inversión en Infraestructura del Sector Privado, que hace apenas tres días firmó el gobierno con más de cien poderosos empresarios nacionales, que pretenden invertir 859 mil 22 millones de pesos en 147 proyectos, en los próximos cinco años. Este es un primer paquete.

No es algo menor el alcance del acuerdo, sobre todo si se toma en cuenta que una parte del sector empresarial se sintió agraviado con la cancelación de la construcción del aeropuerto de Texcoco, estado de México, pues dejó de percibir muchos millones de pesos que ya se hacía en la bolsa, como producto de componendas con el pasado gobierno.

Y más si se toma en cuenta que la finalidad de cancelar la construcción de la terminal aérea mencionada era enviar el mensaje de que el poder económico no estará más, cuando menos en este gobierno, por encima del político, encarnado por López Obrador. Es decir, la separación de ambos poderes.

Varios son lo temas de gran impacto que han quedado en la memoria de los mexicanos durante este primer año: La cancelación de la construcción del aeropuerto de Texcoco; el combate al huachicol, cuyo beneficio no se ha hecho palpable para la gente; la operación realizada en Culiacán, Sinaloa en octubre pasado, cuando supuestamente fue detenido y luego liberado, Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín el Chapo Guzmán; la amenaza de Estados Unidos de incrementar los aranceles a productos mexicanos, lo que obligó al gobierno federal a endurecer su política migratoria y el asilo al expresidente de Bolivia, Evo Morales, y el asesinato de varios integrantes de la familia LeBarón.

Con todo, el presidente López Obrador, mantiene a un año, un alto porcentaje de aprobación de los mexicanos, lo que significa que la gente tiene esperanzas todavía en un cambio verdadero. Fin.