Buena señal

Los gobiernos federal y estatal dieron la semana pasada un paso importante en la solución definitiva del conflicto que desde hace 45 años mantienen el municipio de Aldama y el ejido Santa Martha, Chenalhó, por la disputa de 60 hectáreas, lo que ha dejado 24 muertos y varios heridos de ambos bandos.

A diferencia de administraciones pasadas, el Gobierno Federal está contribuyendo de manera importante, junto a su par estatal, por lo que cuando menos hasta ahora se nota un interés real en resolver de fondo el diferendo y no administrarlo como en anteriores administraciones.

La presencia del subsecretario de Derechos Humanos y Población de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas Rodríguez, la semana pasada en la firma del acuerdo de no agresión y luego en las cabeceras municipales de Aldama y Chenalhó, no deja lugar a dudas sobre la voluntad de las autoridades federales en este tema.

Las administraciones federal y estatal llevan poco más de año y medio en funciones y los avances en este caso son importantes, lo que permite vislumbrar con esperanza la posibilidad de la firma de un acuerdo definitivo.

La tensión en la zona en el último año ha sido notoria por diversas agresiones y ataques con armas de fuego de alto calibre, debido a que los habitantes de ambos pueblos no respetan los acuerdos que firman sus autoridades. Ni la presencia de la policía fue suficiente en ocasiones para frenarlos.

Un elemento importante para que las pláticas avancen ha sido, sin duda, la detención de importantes dirigentes de ambos lados, acusados de participar en algún ilícito, homicidio y/o lesiones, entre otros. Ello ha obligado a las autoridades a sentarse a negociar y avanzar con funcionarios estatales y federales.

Otro factor ha sido la entrega de ayuda humanitaria a los pobladores de los dos pueblos afectados por este conflicto agrario que se agravó a partir de la remunicipalización de hace poco más de 20 años, cuando Aldama, que pertenecía a Chenalhó, se convirtió en municipio libre.

En su reciente visita a la zona, Encinas Rodríguez puso sobre la mesa un tema muy importante: La aplicación de la justicia por los agravios mutuos cometidos, sobre todo en lo referente a los asesinatos y lesiones para que en la medida de lo posible se cierren las heridas.

Pero el subsecretario también se refirió a otro tema de suma importancia: La reparación del daño a las familias afectadas por el asesinato de las 24 personas, de las cuales 19 corresponden a Santa Martha y cinco cinco a Aldama, algo extraño porque es este último el que más se queja de los ataques armados.

Aunque no es algo que por arte de magia resuelva el conflicto, es necesario destacar la importancia de la ratificación del acuerdo de no agresión firmado la semana pasada en la capital del estado por las autoridades de Aldama y Chenalhó. De todos modos, habrá que tomarlo con ciertas reservas, porque hace un año ya lo habían suscrito, pero no se respetó y en este lapso hubo múltiples agresiones y ataques que inclusive ocasionaron el desplazamiento temporal de decenas o cientos de familias.

Inclusive, si en un momento dado se firma un acuerdo definitivo, no se podrá cantar victoria porque el conflicto no sólo tiene un componente agrario, sino intereses políticos de grupos y personas como se ha visto desde hace tiempo. Si un eventual convenio implica la liberación de los detenidos como se prevé, podrían reaccionar de la misma forma como antes y sería un cuento de nunca acabar.

Parece increíble que por la disputa de 60 hectáreas haya habido hasta la fecha 24 muertos y muchos heridos que han significado un gran sufrimiento para familias enteras.

Desde luego que lo ideal es que los habitantes de los dos pueblos encuentren una solución, con la intervención del gobierno federal y estatal, para que ya vivan en paz y se olviden de la disputa de esas 60 hectáreas, que podrían ser repartidas en partes iguales, según una propuesta que ya es analizada, o mediante otra fórmula equitativa.

Son dos pueblos vecinos cuyos habitantes tendrán que convivir toda la vida porque no es posible construir un muro de varios metros que los separe, por lo que más vale que desde ahora las autoridades vayan infundiendo en los niños y jóvenes el espíritu de paz y tranquilidad que debe de prevalecer, con la finalidad de que no se frene el desarrollo.

Da la impresión hasta ahora de que los dos pueblos han mostrado voluntad para tratar de llegar a un acuerdo definitivo que ponga fin al diferendo, pero ya en ocasiones anteriores en que se firmaron convenios, el conflicto continuó.

Una pregunta obligada en caso de suscribirse un acuerdo es qué pasará con las armas largas y cortas que tienen muchos pobladores de ambos grupos. Este es un punto fundamental, porque mientras haya fierros habrá agresiones. Sin duda. ¿Habrá una campaña voluntaria de desarme, por ejemplo? Porque una vez firmado un eventual convenio no tendría caso que se mantenga la presencia de la policía como ahora.

Tanto Aldama como Santa Martha tendrían que analizar a conciencia si ha valido la pena que por 60 hectáreas, por cierto, no todas productivas, se haya derramado tanta sangre y ocasionado tanto sufrimiento, y a partir de ello decidir poner fin al conflicto. Las señales que por ahora se están viendo son positivas y alentadoras.

Picotazos

Qué mala suerte ha tenido el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), que en menos de dos semanas se ha visto involucrado en accidentes de tránsito en Chiapas, con saldo de cuatro personas muertas y más de una doce de lesionados, incluyendo a su director general, el chiapaneco Zoé Robledo Aburto. Desde luego que son accidentes y como tal deben de tomarse, pero tampoco debe de olvidarse el dolor que están sufriendo las familias afectadas. Lo importante es que la institución no se desentienda y repare los daños mediante el seguro correspondiente.