Verde de precaución

El anuncio que el pasado viernes hizo la Secretaría de Salud Federal acerca del cambio de color amarillo a verde del semáforo epidemiológico para Chiapas sorprendió no sólo a la población sino a las autoridades. 

Cuando en todo el país, salvo Campeche que desde hace algunos meses está en verde, ya no se sabe si el cambio de color es bueno o es malo porque puede provocar un exceso de confianza que lleven a relajar las medidas de seguridad sanitarias. 

La entidad estuvo los tres meses recientes en semáforo amarillo, con un número de contagios y fallecimientos relativamente bajos en comparación con los meses críticos (de mayo a julio). Estos 90 días han sido de mucho relajamiento de buena parte de la población, que dejó de tomar algunas disposiciones como el uso de cubrebocas, el lavado constante de manos o guardar la distancia. 

¿Qué ha sucedido, entonces para que la velocidad de los contagios haya bajado de tal forma? ¿Las medidas adoptadas por el gobierno, el comportamiento de la gente, la poca congregación de personas en comparación con las grandes urbes o simplemente la resistencia de los chiapanecos? Quién sabe, pero desde hace tres meses se nota una disminución importante. 

El cambio de color del semáforo no debe de tomarse, de ninguna manera, con irresponsabilidad, suponiendo que el peligro ya pasó, pues la pandemia todavía está presente y tardará un buen tiempo para que desaparezca. 

Hasta ayer las autoridades estatales no habían anunciado cambios en las disposiciones que se están aplicando como la suspensión de labores presenciales de la mayoría de burócratas y de clases en las aulas. 

De todos modos, podría decirse que Chiapas comenzó ayer una nueva etapa al entrar al color verde, con un promedio de 8 contagios diarios, que se han mantenido en las semanas recientes. 

Dado el alto número de personas involucradas (maestros, alumnos, padres de familia), una de las preguntas recurrentes del viernes a la fecha es si pronto se podría regresar a las clases de manera presencial. 

Sobre este tema tampoco ha habido pronunciamiento alguno de las autoridades educativas y lo más probable es que las clases continuarán en línea como hasta ahora, ya que para que haya un cambio es necesario que los estados vecinos estén también en semáforo verde, lo que no ocurre. 

Además, quien sabe si la Secretaría de Educación Pública (SEP), tenga ya listo el diseño para el regreso presencial a clases o si todavía habrá una especie de prueba piloto.  

A muchos padres de familia les parece que no es viable ni funcional el plan de reducir los grupos a la mitad para que los alumnos asistan dos veces a la semana a las aulas, dado a conocer poco antes de que comenzara el presente ciclo en septiembre pasado. Este diseño afectaría principalmente a quienes estudian en colegios particulares, en los que sí están teniendo todas clases, aunque sea en línea, lo que no sucede con las escuelas públicas. 

Lo anterior significa que si se programan dos clases presenciales por semana, perderán tres días -según el plan, un día se destinaría sólo a los niños que fueran más rezagados-, a menos que hubiera dos maestros por grupo, y eso no es factible. La otra es que implicaría más trabajo para los maestros. 

Colegas de Campeche dicen que tampoco allá se han reanudado las clases presenciales porque los estados vecinos no están en semáforo verde, aunque en general la población realiza sus actividades de manera casi normal. 

Sin embargo, algunas actividades siguen suspendidas, ya que continúan cerrados los balnearios y centros nocturnos, por ejemplo, y los comercios laboran con 75 por ciento de aforo. 

Como es lógico, después de tantos meses de un encierro relativo, muchos chiapanecos están desesperados y presionan para que las cosas se normalicen, algo lejos de suceder todavía. Si no, hay que ver lo que está pasando en países de Europa (España, Italia) o en ciudades de Estados Unidos como Los Angeles, California, donde se ha decretado el toque de queda durante las noches, con el fin de frenar la velocidad de los contagios. 

Es cierto que varias ciudades de Chiapas (San Cristóbal, Palenque, por ejemplo) viven del turismo -esta actividad implica mucha movilidad de personas- , y por lo tanto hay presiones para que las autoridades relajen las medidas sanitarias, pero cada paso que se dé debe de ser bien analizado antes para que después no haya lamentaciones. 

El asunto es que el anuncio del semáforo verde ha llenado de alegría a muchas personas, pero a otras les ha causado una honda preocupación porque podría ocasionar que se dejen de lado las medidas sanitarias para prevenir los contagios. Ojalá que no ocurra.  

De todos modos, habrá que esperar unas semanas más para saber qué sucederá con la nueva medida y el color verde del semáforo que en el caso de los señalamientos viales significa siga. En este caso, por la salud y el bien de todos, ese color debe de interpretarse como de mucha precaución. 

PICOTAZOS. La pandemia que está por venir es la de la disputa de las candidaturas en los diferentes partidos políticos, a los distintos puestos de elección popular: Diputaciones federales y locales, alcaldes, síndicos y regidores. Ya se vio ayer con la protesta de morenistas frente a las instalaciones del partido gobernante en Tuxtla Gutiérrez para rechazar la alianza con otros institutos políticos que consideran tienen ideales diferentes a los de la llamada cuarta transformación. En el fondo son intereses de partidos y de políticos con nombre y apellido que saben que se reducirían mucho los espacios para las candidaturas si se comparten con otros, pero, sobre todo, tienen la mira puesta en la sucesión estatal de 2024. Mucho de lo que sucederá ese año se definirá en las elecciones del próximo mes de junio, y por eso muchos están muy activos moviendo sus piezas.