Dos muertos. Pobre San Cristóbal

La situación de violencia, inseguridad y pánico que prevalece en San Cristóbal de Las Casas está llegando a límites intolerables por la falta de acción de las autoridades. 

Entre la noche del viernes y la tarde del domingo se vivieron episodios de escándalo no sólo por la exhibición de armas de fuego en pleno día por de grupos de indígenas de la zona norte que acostumbran a transportarse en motocicletas sembrando temor, sino por dos muertos. 

De acuerdo con diferentes reportes, la noche del viernes, fue agredido a golpes durante una riña ocurrida cerca del fraccionamiento Bosques del Pedregal, un joven de nombre Eduardo, de 22 años de edad.  

Sus propios compañeros lo llevaron al hospital de las Culturas, donde falleció poco después, debido a la gravedad por las lesiones que le ocasionaron presuntos miembros de un grupo contrario. No está claro si a golpes o con arma de fuego. 

Al enterarse de que había muerto, un grupo de hombres (sus compañeros) que acostumbran a transportarse en motocicletas y que han sembrado el pánico en la ciudad, acudieron de manera agresiva a las 11 de la noche, aproximadamente, a exigir a los directivos que les entregaran el cadáver. 

Al ver el contingente que amenazaba la seguridad del personal, trabajadores del hospital pidieron la presencia de la Guardia Nacional, cuyo cuartel se ubica a un lado, pero no acudió, por lo que tuvieron que entregar el cuerpo, sin que un agente del Ministerio Público diera fe ni se le practicara la necropsia de ley.        

Según lo que se pudo investigar la noche del sábado, cuando era velado Eduardo -no se ha establecido en que colonia estaba el cadáver-, algunos de sus compañeros estuvieron disparando sus armas de fuego al aire en protesta por el asesinato del joven. 

Esa misma noche, a las 23.30 horas, aproximadamente, aconteció un hecho que ha consternado a la sociedad, pues una niña que estaba durmiendo en su casa ubicada en la colonia Monte de los Olivos, situada en el norte de la ciudad, relativamente cerca de donde se supone se realizaba el velorio, fue herida presuntamente por una “bala perdida”. 

La menor de nombre Marisol, de tan sólo 7 años de edad, recibió un balazo en la cabeza, por lo que fue trasladada al hospital de las Culturas, pero a causa de la gravedad de las heridas en la cabeza, falleció el domingo, sin que los médicos pudieran hacer algo. 

Su abuelo Salvador Hernández Hernández, dijo que fue una “bala perdida” la que ocasionó las heridas de la niña, pero no se supo de dónde salió, por lo que no se ha aclarado si tiene relación o no con los disparos que realizaron los compañeros del difunto.  

El indígena pidió a las autoridades correspondientes que se investigue el caso y se castigue al o los responsables, pero recalcó que no tienen idea de quién o quiénes serían los autores, pues no vieron la procedencia de la bala. 

Cuando apenas se estaba difundiendo esta noticia, la ciudad se quedó muda, porque varios hombres que en motocicletas acompañaban el féretro de su compañero asesinado en la riña, realizaron disparos de armas de fuego al aire durante el trayecto al panteón, sin que se reportaran lesionados. 

Los hechos sucedieron la tarde del domingo, cuando el cortejo fúnebre, que partió de la zona norte de la ciudad, se dirigía por el periférico hacia el panteón municipal acompañado por alrededor de cien personas en motocicletas.  

Durante un buen trayecto varios de los hombres accionaron sus armas, pero un kilómetro antes de llegar al cementerio hizo presencia la policía municipal, por lo que dejaron de disparar; posteriormente sepultaron al difunto y se retiraron. 

Fuentes de la policía municipal aseguraron que los hombres que se transportan en motocicletas habitan en colonias de la zona norte de San Cristóbal, fundadas principalmente por indígenas expulsados de Chamula en la década de 1980, con el argumento de que se habían convertido en evangélicos. 

A uno de estos grupos que se transportan en motocicletas se atribuye el asesinato del fiscal de Justicia Indígena, Gregorio Gómez Pérez, ocurrido el 10 de agosto pasado, en la ciudad coleta. 

A menudo, estos grupos realizan disparos de armas de fuego, sobre todo por las noches, en la zona norte de San Cristóbal y exhiben sus armas, sin que la policía en sus tres niveles haga algo. 

Todavía no se había digerido esta información, cuando empezaron a llegar reportes de dispararos de armas de fuego en Chamula, donde dos integrantes del Comité de los Barrios de Chamula resultaron lesionados la noche del domingo al ser agredidos a balazos, cuando trataron de detener a un sujeto que realizaba disparos de armas de fuego. 

De acuerdo con habitantes de ese municipio tsotsil, un hombre -o varios, según otras versiones- realizaba disparos de arma de fuego en la cabecera municipal, por lo que los miembros del Comité de Barrios que han decidido poner orden, le pidieron que se retirara o lo multarían. 

Sin embargo, “el agresor les disparó con el arma de fuego e hirió a dos personas, cuyos nombres no fueron dados a conocer, por lo que fueron trasladados al hospital básico comunitario ubicado en el mismo pueblo, mientras que el agresor se dio a la fuga. 

Las versiones de los pobladores señalan que el o los agresores son partidarios del priísta Juan Shilón de la Cruz, quien en dos ocasiones ha sido encarcelado en los dos años recientes, por tomar la alcaldía, luego de proclamarse presidente de un concejo municipal no reconocido oficialmente. Después de los hechos, los habitantes de la cabecera se organizaron para resguardar la seguridad durante la noche del domingo, ya que la policía no acudió a su llamado para que hiciera presencia. 

Por si fuera poco, antes de las 10 de la noche, policías estatales y municipales detuvieron a un sujeto que realizaba detonaciones de arma de fuego en un bar ubicado en el cruce de las calles Diego Dugelay y Real de Guadalupe, de San Cristóbal, con saldo de un lesionado, presuntamente a causa de un pleito pasional.  

Así están las cosas en la ciudad coleta, que vive principalmente del turismo. Todo mundo está esperando que por fin, la Guardia Nacional entre en acción para ayudar a desactivar la violencia, pues la policía municipal no es suficiente. Fin.