Mariano Díaz: ¿última oportunidad?

Después de un desgastante proceso lleno de incertidumbre y de una larga espera a causa de las impugnaciones interpuestas por varios de sus contrincantes, Mariano Díaz Ochoa, del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), rindió protesta como alcalde de San Cristóbal de Las Casas el primero de octubre. 

A juzgar por la forma en que fue aplaudido durante la ceremonia, muchas personas tienen la esperanza de que Díaz Ochoa será el salvador de San Cristóbal de Las Casas, que se encuentra sumida en la inseguridad y en diferentes problemas sociales heredados de las pasadas administraciones. 

Muchas de esas personas olvidan que Mariano fue alcalde ya dos veces y los resultados no fueron los mejores, pero así de mal estuvieron las anteriores administraciones municipales, que más de 10 mil ciudadanos decidieron elegirlo por tercera ocasión.  

Seguramente muchos ya olvidaron que en su segunda administración contrató una deuda de alrededor de 100 millones de pesos que han venido pagando los subsiguientes ayuntamientos y que por el presunto desvío de recursos públicos fue encarcelado varios días durante el gobierno de Juan Sabines Guerrero. Fue liberado después de negociaciones y acuerdos que no se dieron a conocer públicamente. 

Parece que también se ha borrado de la memoria que fue Mariano quien encumbró al ahora (casi) temible Narciso Ruiz, líder de la Asociación de Locatarios de Mercados Tradicionales de Chiapas (Almetrach), que tantos problemas ha ocasionado a la ciudad, al igual que otros dirigentes. 

El primero de octubre en que rindió protesta estaba lleno el Teatro de la Ciudad Hermanos Domínguez, sin que se tuviera el cuidado de guardar la sana distancia. Casi todo lo que dijo fue aplaudido por el público. A tal grado fue la desmedida euforia. 

Sorprendió que no acudiera la alcaldesa morenista saliente, Jerónima Toledo Villalobos ni nadie del ayuntamiento que se fue sin pena ni gloria. Quién sabe si por temor a ser abucheados, como efectivamente lo fueron en ausencia, por el mal trabajo que durante tres años hicieron.

La administración que concluyó el 30 de septiembre dejó deudas y problemas por todos lados, y será Mariano quien tenga que enfrentarlos y resolverlos. Podría decirse que los integrantes del cabildo salieron por la puerta de atrás, como si algo grave hubieran hecho.  

En cambio, el expresidente municipal, Marco Antonio Cancino, a quien tanto criticó Jerónima Toledo cuando fue regidora plurinominal en su ayuntamiento, apareció sonriente, como si nada, en la ceremonia de Mariano, pues el trabajo de su sucesora hizo olvidar lo pésima que fue su administración (2015-2018). En otras palabras: le lavó la cara. Independientemente de los resultados de su gobierno, Díaz Ochoa, hará historia, pues es el único en gobernar la ciudad coleta en tres ocasiones (1999-2001 y 2008-2010, ambas por el Partido Revolucionario Institucional) y porque su triunfo se definió un día antes de que concluyera la administración de Toledo Villalobos. 

Pero a la población poco le importa que haga historia por estos hechos que en nada le benefician; lo que le interesa es que haga un buen gobierno en el que no haya corrupción como en las anteriores administraciones, incluidas las dos de él mismo; que se combata la inseguridad y el creciente ambulantaje, entre otros problemas graves. 

Muchas personas tienen presente también que cuando menos en una de sus anteriores administraciones no protegió los humedales de montaña, sino que por el contrario facilitó su destrucción con la constructora de un familiar. 

En su toma de protesta remarcó que ganó la presidencia municipal sin haber hecho compromisos con alguien, lo que le facilitará gobernar, pero ya se sabe que eso no es cierto y que tiene padrinos que lo inducirán de algún modo por dónde caminar. 

En su discurso se enfocó en dos temas muy sensibles: la inseguridad y el ambulantaje en la ciudad coleta. El primero es el más complejo de resolver, pues varios grupos de indígenas, jóvenes de la zona norte, principalmente, que se mueven en motocicletas tienen asolada a la ciudad. 

No ha habido capacidad o voluntad de las autoridades de los tres niveles por poner orden, ya que el gobierno, temeroso de que se desestabilice la ciudad, no ha querido meter a la cárcel a los líderes que cobran buen dinero por rentar a esos grupos a quien les pague. Por más que quiera resolver este problema, Díaz Ochoa no podrá si no cuenta con el respaldo suficiente de los gobiernos federal y estatal. 

En apariencia, el del ambulantaje está menos difícil de solucionar, sobre todo, retirar mediante acuerdos a los artesanos que en los años recientes se apoderaron de la Plaza Catedral durante las noches, con la autorización de las autoridades municipales, con el correspondiente pago de por medio. 

Luego sigue el eterno problema de la basura, con el que desde hace muchos años han tenido que batallar las autoridades municipales en turno, sin que le hayan encontrado una solución definitiva. 

En pláticas en privado, Mariano Díaz ha dicho desde que fue registrado como candidato, que está conciente de que tiene que hacer un buen trabajo si quiere ser recordado como un alcalde que se salve de ser chamuscado en la hoguera de la mediocridad en que se encuentran los que le han antecedido desde hace muchos trienios, incluido él mismo en sus dos administraciones pasadas. 

Pues bien, ahora que ya llegó de nuevo al palacio municipal, probablemente sea la última vez, tiene la gran oportunidad de hacer historia, no sólo por ser el primero en gobernar en tres ocasiones ni porque su puesto lo definió en el último momento el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Ya se verá más adelante si saca el garrote y si funciona su lema de “Orden y desarrollo”. 

Por cierto, hablando del PVEM, corren versiones de que el ayuntamiento de Simojovel se pasará al gobernante partido Morena. Habrá que esperar para saber cuántos más siguen su ejemplo, como sucedió con varias de los anteriores cabildos. Fin