Grupos armados

Si no fuera porque se trata de un tema grave y delicado, uno pensaría que la reciente aparición de supuestos grupos de autodefensa en algunos municipios de la entidad raya en el choteo y la falta de seriedad. 

Salvo las Autodefensas del Pueblo El Machete que el 7 de julio irrumpieron en Pantelhó, que tienen más de 100 elementos aparentemente preparados, aunque sea mínimamente, los tres que surgieron en el transcurso de las dos semanas recientes, no parecen tener mucha solidez. Ni siquiera uniformados se presentaron. 

Antes de que concluyera el pasado mes de septiembre, se dio a conocer mediante una videograbación, el llamado grupo Gente de la Selva, sin que se supiera en que punto se encuentra. Su principal proclama: apoyar a El Machete. 

Días después surgió Fuerza Armada de Simojovel, posiblemente vinculada con El Machete, y la semana pasada apareció otro grupo en Altamirano, que ni siquiera dio su nombre. 

A juzgar por las imágenes mostradas, en estos tres últimos casos se trata de pequeños grupos de diez o 25 personas cuando mucho, con fines meramente municipales, pues buscan de alguna forma presionar a las autoridades de sus respectivas demarcaciones para que los atiendan. 

Armar este tipo de grupos con fines mediáticos es muy fácil porque lo que sobra en muchos municipios de Chiapas son armas de fuego de todos los calibres y nada cuesta convencer con dinero a un puñado de hombres que entren al juego, sin que siquiera estén muy claros sus fines. 

A menos que por estrategia no hayan querido mostrar todas sus fuerzas, los tres grupos surgidos después de El Machete, no parecen tener capacidad para realmente desestabilizar un municipio, como sí sucedió en Pantelhó, donde las autoridades municipales tuvieron que salir huyendo junto con sus patrocinadores y el poder fue tomado por la otra parte. En ese caso, se nota un respaldo ciudadano bastante amplio. 

A las autoridades correspondientes les toca investigar qué tan serios son estos grupos y si algunos políticos están detrás para desestabilizar y causar conflictos o si de algún modo son producto del hartazgo de muchos habitantes que durante varios años han visto cómo sus municipios se han vuelto un botín de familias o grupos, sin que los beneficios de los recursos públicos lleguen a la mayoría de la población. 

Podría intuirse que el grupo llamado Gente de la Selva y Fuerza Armada de Simojovel, podrían tener un mismo origen, ya que además de presionar a autoridades municipales, cumplen la función de distraer y hacer que los ojos no se enfoquen sólo a El Machete, ahora bajo presión de la opinión pública porque no aparecen las 21 personas retenidas en la cabecera municipal de Pantelhó el 26 de julio. (Sería muy delicado y un grave error que las hubiera asesinado, si pretenden tener el control político del municipio). 

Y el de Altamirano parece formado en la coyuntura por sacar del poder a la familia Pinto-Roque que lleva nueve años gobernando y pretende llegar a 12, aunque en la revoltura existente, ya no se sabe exactamente a qué intereses responde. 

Lo cierto es que ahora muchos grupos amenazan con crear autodefensas, aunque en realidad en el fondo sólo busquen mantener privilegios políticos y económicos, con patrocinadores que las autoridades bien podrían identificar sin mayores problemas. 

Posiblemente en los días y semanas por venir se vaya aclarando la situación de estos grupos, que en efecto, mediáticamente meten ruido y llaman la atención. 

Una de las preguntas que tienen que responderse es de dónde vienen tantas armas de fuego de todos los calibres y por qué el gobierno nada o muy poco hace para combatir este ilícito. 

Hablando de armas, los grupos de la zona norte de San Cristóbal le dieron la bienvenida al nuevo alcalde, Mariano Díaz Ochoa.  De acuerdo con información oficial, varios sujetos realizaron disparos de armas de fuego la noche del domingo en una bodega ubicada en el área del Mercado de la Zona Norte, presuntamente por la disputa entre locatarios por la venta de productos. 

Cuando la policía llegó para tratar de poner orden, fue agredida con resultado de un elemento de la Policía Municipal lesionado con proyectil de arma de fuego en la pierna derecha, a la altura de muslo y rodilla, por lo que fue trasladado a un hospital a bordo de una de las patrullas. 

Los uniformados detuvieron a Raúl “N”, de 24 años de edad, a quien sus compañeros intentaron bajar por la fuerza de una de las patrullas, sin lograrlo, por lo que fue puesto a disposición de un agente del Ministerio Público de la Fiscalía de Justicia Indígena por el delito de daños.  

En su intento por poner orden, Díaz Ochoa se topará con acciones de este tipo, per no queda más que enfrentarlas porque la inseguridad está cada día peor. 

PICOTAZOS. Las autoridades municipales y estatales deberán de estar atentas a un conflicto en ciernes en la localidad de Suyul, municipio de San Cristóbal, pues si no se atiende a tiempo y atinadamente, podría generarse una situación de violencia entre pobladores de ese lugar y del vecino municipio de Chamula. De acuerdo con información proporcionada a esta Rotonda Pública, uno de los pobladores, de nombre Juan López Díaz pretende seguir rellenando un brazo de la laguna Suyul, que abastece de agua a cientos de familia de la zona, entre ellas a las de la comunidad de La Candelaria, sin que le importe que se afecte ese cuerpo de agua. Busca rellenar el área para que puedan pasar camiones con material, sin que a la fecha se sepa si pretende hacer alguna construcción. La laguna se localiza en terrenos privados pertenecientes a varios pobladores de San Cristóbal, incluido Juan, quien tiene vínculos familiares con habitantes de Chamula, por lo que ha buscado apoyo con las autoridades municipales de ese lugar. Se sabe que para mañana miércoles se tiene programada una reunión en Suyul entre los dos grupos, el que está en contra de que se rellene la laguna y el que apoya a Juan. Ojalá puedan llegar a un acuerdo con el fin de que la situación no se desborde y surja la violencia. De todos modos, sería muy importante que las autoridades competentes intervengan. Fin