SAPAM, otra vez

Algo extraño está pasando en el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado Municipal (SAPAM) de San Cristóbal de Las Casas porque inusualmente en una semana se han descompuesto tres o cuatro bombas, lo que ha ocasionado que en diferentes zonas de la ciudad haya escaseado el servicio y consecuentemente las quejas sean cada vez más reiteradas. 

No se sabe bien a bien lo que está pasando porque el organismo no ha informado con precisión lo que ocurre, pero la inconformidad de la población crece cada día, y más porque no se esperaba que a mes y medio de la presente administración hubiera ya tantos problemas en el abasto de agua. 

La preocupación de los usuarios es cada vez mayor porque si en la temporada de lluvias como ahora existe escasez, qué puede esperarse para la época de seca en la que siempre desciende el nivel de los manantiales y consecuentemente la presión en la tubería.  

Todo indica que el problema en estos momentos, en algunos casos ya solucionado, está relacionado exclusivamente con la descompostura de bombas, pero resulta extraño, aunque parezca reiterativo, que tres o cuatro de estas máquinas fallen casi al mismo tiempo.  

Tal vez no podría atribuirse a la falta de capacidad o novatez de los actuales directivos de SAPAM que se han hecho cargo de su administración hace poco más de un mes porque se entiende que los operadores son trabajadores que saben cómo funciona el sistema, ya que no son nuevos.  

A menos que el asunto tuviera que ver con el despedido de entre 25 y 30 empleados -entre ellos dos que entregaban agua en pipas- o que hubiera una especie de boicot, no se entiende la crisis en el organismo. Barrios tan importantes como San Antonio y El Cerrillo se han estado quejando desde hace varios días por la falta del servicio. Este último, hay que decirlo, ha sufrido mucho durante años la falta de presión por encontrarse en zona un poco más alta, pero sobre todo porque el SAPAM poco ha hecho para solucionar el problema. 

Si el asunto estuviera relacionado exclusivamente con el fallo en las bombas, debe de pensarse, entonces, en tomar las medidas necesarias para que no se respeta, como adquirir alguna máquina extra para usarla de repuesto en emergencias, como ahora. 

El descontento por la falta de servicio es tal que una usuaria envió un mensaje a la radio comercial y sin diplomacia alguna de plano le dijo al alcalde Mariano Díaz Ochoa: “Si no puede, que renuncie”. 

Algunas personas mal pensadas han llegado a creer, incluso, que la crisis actual podría ser aprovechada por los directivos del organismo para incrementar el precio de las tarifas (actualmente se paga 155 pesos mensuales), con el argumento de que se necesitan recursos económicos para mejorar el servicio. 

Ofrecer más agua y de mejor calidad a la población es algo que no puede esperar más, pero no necesariamente subiendo el costo. Lo que se tiene que hacer es negociar que todos los usuarios paguen lo mismo porque a la fecha existen alrededor de 15 mil que pagan tarifas preferenciales y eso ya no puede seguir sucediendo. Por cierto, las autoridades municipales nada han dicho sobre el tema; si van a seguir cobrando de manera diferenciada o no. 

Ya se sabe también que uno de los principales deudores del organismo es el propio ayuntamiento que no paga el servicio de agua que consume en sus diferentes áreas. Tampoco muchas escuelas. Hace algún tiempo, una escuela primaria muy conocida, puso incluso su purificadora de agua para obtener ingresos y ni así pagaba. Es el colmo. Le tuvieron que suspender el servicio. Entre el cabildo y los centros educativos concentran el 75 por ciento de lo que tiene pendiente por recuperar el SAPAM.  

Es una realidad que ese organismo pasa en quiebra porque en muchas ocasiones se roban el dinero. Es usado como caja chica, se ha dicho siempre. Por eso los alcaldes mandan en ocasiones a familiares o a sus propios empleados para que lo dirijan, formalmente o de facto, como ahora.  

También es una realidad que se requiere mucho dinero para que en San Cristóbal se haga una reestructuración a fondo, con el fin de que se brinde a la población un buen servicio de agua potable. 

Es necesario -urgente-, por ejemplo, cambiar la tubería, sobre todo en el centro de la ciudad, pues fue colocada hace más de 60 años, pero para eso hacen falta muchos millones de pesos que no es tan fácil conseguir, y más si una gran parte de la población se resiste a pagar la cuota establecida, con el argumento de que es de bajos recursos económicos, aunque no siempre es así. 

Se precisa también construir más pozos profundos porque en lo sucesivo esa será la única forma de obtener el agua para el servicio doméstico. Se tiene que reconocer que la recién salida administración de SAPAM dejó construidos siete u ocho pozos que en mucho ayudarán para tener agua. Faltan todo el equipo y los permisos correspondientes para echarlos a andar. 

Pero si de obtener dinero se trata, bien podrían buscarse otras formas. ¿Por qué no intentar, por ejemplo, destinar a esas obras tan necesarias, el dinero que se utiliza para celebrar la Feria de la Primavera y de la Paz? Seguramente muchas personas estarían de acuerdo en que en lugar de que gaste en una fiesta popular con la que casi nadie queda conforme se invierta para mejorar el servicio de agua potable. 

Y así se pueden ir buscando alternativas para obtener dinero para realizar obras urgentes en beneficio de la población. Tal vez habría que pensar en que es necesario hacer cambios en la forma de aplicar los recursos y dar prioridad a lo urgente, dejando de lado lo superfluo. 

Algunos dirán que no es para tanto, que no hay que ahogarse en un vaso de agua, pero muchas personas han sufrido en estos días -en algunos casos semanas- la falta del servicio, aun cuando pagaron todo el año completo. Todos los días hay quejas sobre la falta de agua en muchos hogares coletos. 

Ya se ha dicho que el problema en San Cristóbal de Las Casas no es de falta de agua propiamente, sino de infraestructura para hacerla llegar a los hogares: pozos, etcétera. “Dios da el agua, pero no la entuba”, se acostumbra a decir. Y es cierto. Fin