En el banquillo

El juicio que ayer comenzó en Nueva York, Estados Unidos en contra de Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad durante el gobierno del panista Felipe Calderón Hinojosa, atrae la atención de la opinión pública en estos días, no sólo a nivel nacional, sino internacional por todas las implicaciones que tiene. 

Existen varias posibilidades en torno al desenlace del juicio, pero la menos probable, aunque no imposible, claro está, es la de que sea declarado inocente, sin cargo alguno y siga su vida normal. 

Se entiende que si la Fiscalía de Estados Unidos lo llevó al juicio es porque cuenta con las pruebas suficientes para que el jurado lo declare culpable y emita la sentencia correspondiente, que en su caso sería de muchos años de cárcel. 

De ser llevado a prisión, su caso tendrá un impacto en las elecciones presidenciales de 2024 en México, porque de una u otra forma se tocará a partidos y figuras políticas involucradas de algún modo en la función de García Luna porque no era un funcionario cualquiera, sino que estaba muy cerca del presidente. 

El de García Luna no es el primer caso de un exfuncionario mexicano de alto nivel procesado en Estados Unidos, relacionado en temas de drogas y protección a narcotraficantes. 

Ahí está, por ejemplo, el antecedente del general retirado, José Jesús Gutiérrez Rebollo, quien fue condenado a 40 años de prisión por haber otorgado protección al fallecido Amado Carrillo Fuentes, del Cártel de Juárez. 

En su momento, durante el gobierno del presidente priísta, Ernesto Zedillo, este caso fue también una bomba que cimbró al país y finalmente fue encontrado culpable por la justicia del vecino país. 

No sería tan fácil que con las conexiones y toda la intervención que el gobierno de Estados Unidos tiene en México, las autoridades de ese país se equivocaran y no tuvieran las pruebas suficientes para que García Luna sea condenado a prisión.  

En todo caso, está por verse qué novedades revelan durante el juicio los 70 o más testigos que podrían participar en el tan anunciado juicio en contra de García Luna, quien, por cierto, realizó por lo menos un montaje de las acciones que en materia de seguridad llevó a cabo durante el sexenio 2006-2012. 

Los testigos que lo incriminarán son víctimas de algún delito cometido en su contra por el exsecretario o por sus allegados, y delincuentes que participaban en agrupaciones de narcotraficantes. 

Este es el caso del primer testigo,Sergio Villarreal Barragán, El Grande, que ayer durante el juicio aseguró que García Luna recibía sobornos del Cártel de Sinaloa, pues estaba en su nómina. 

De acuerdo con diferentes medios, Villarreal fue lugarteniente del Cártel de los Beltrán Leyva y estuvo vinculado también con el Cártel de Sinaloa, y al declarar sostuvo que “vio en varias reuniones” a Genaro. 

Contundente, afirmó que el exsecretario de seguridad pública les daba “información sobre operaciones contra el cártel” y les “ayudaba a poner y quitar agentes en cualquier parte de México”, además de que “compartía información para que pudiéramos golpear a nuestros rivales”, lo que permitió crecer territorialmente al cártel de Sinaloa.  

Parecen acusaciones serias que el jurado tendrá que tomar en cuenta, a menos que la defensa de García Luna tenga argumentos para echarlas abajo. Unos días antes de que iniciara el juicio, la defensa informó que cuenta con fotografías en las que cuando era funcionario en activo, Genero García se tomó con altos funcionarios de Estados Unidos. 

Independientemente de la culpabilidad o no del exfuncionario calderonista, no deja de ser un tanto paradójico, por decirlo de algún modo, que se enjuicie en Estados Unidos a un mexicano que fue integrante del gobierno, cuando ese país es el destino final de la droga que pasa por nuestro país, sin que las autoridades hagan mucho por cambiar la situación. 

Es también irónico que el presidente de México que declaró la guerra al narcotráfico para tratar de legitimarse luego de asumir el poder tras unas elecciones más que cuestionadas y bajo la sombra de sospechas de fraude, haya tenido como secretario de Seguridad Pública a un hombre que se vinculó a esos grupos, que debía combatir.  

Lo haya sabido o no en su momento, es lo peor que pudo haberle pasado a Felipe Calderón como presidente de México, ya que su guerra contra el narcotráfico fue uno de sus programas estrella que a la postre ensangrentó al país y ocasionó una mayor descomposición.

Aunque a algunos panistas no les guste y no lo quieran reconocer, la inseguridad y el incremento de muertos que se vive en el país, es producto en alguna medida de la política de seguridad de Calderón, que le declaró la guerra al narcotráfico. 

Hay que reconocer también que el actual gobierno federal no ha sido capaz de controlar la ola de inseguridad y tampoco ha podido bajar los índices de asesinatos, a pesar de la creación de la Guardia Nacional, que se esperaba sería una opción para pacificar a México. 

 Picotazos. Ya parece hasta de risa, pero no, es más serio de lo que parece. Ciudad de México. Ayer se reportó un nuevo incidente en el Metro de la Ciudad de México, por lo que la Fiscalía General de Justicia capitalina inició una carpeta de investigación, debido a que presuntamente se registró un corto circuito que generó humo, con resultado de varias personas intoxicadas. La estación tuvo que ser desalojada por personal del Sistema de Transporte Colectivo, mientras elementos de protección civil apoyaron a las personas que resultaron intoxicadas a consecuencia del humo. Cada incidente en el metro golpea políticamente a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, puntera en las encuestas en sus aspiraciones de convertirse en candidata de Morena a la presidencia de la República en las elecciones de 2024. Fin