Una vez concluido el proceso electoral federal 2024, los principales partidos políticos nacionales iniciaron sus respectivos procesos para renovar su dirigencia.

Morena ya lo hizo y como se había adelantado con bastante anticipación, los consejeros eligieron sin problemas como presidenta a la actual secretaria de Gobernación, María Luisa Alcalde y como secretaria general, a Carolina Rangel Gracida.

Lo que más llamó la atención, sin embargo, fue el nombramiento de Andrés Manuel López Beltrán, hijo del presidente Andrés Manuel López Obrador, como secretario de organización.

El junior tendrá en ese puesto mucho margen de operación no sólo en la organización electoral, clave para mantener viva la llamada cuarta transformación -la continuidad-, sino que algunos observadores lo han interpretado como una “cuña” dentro de Morena.

A Andy, como es conocido, se le atribuyen muchas cualidades y dotes de inteligencia capaces de mantener vigente el proyecto de su padre, además de que tiene la ventaja de llevar su nombre, impregnado en la memoria de millones de mexicanos.

El poder y la fuerza del presidente contribuyeron a que las elecciones internas se realizan de manera tersa y sin fracturas, ni siquiera mínimas, o cuando menos no de manera pública.

Con todo el poder en las manos -el ejecutivo, el legislativo y ya casi el judicial- Morena tiene todo para sacar adelante el proyecto que comenzó el 1 de diciembre de 2018 con López Obrador.

El PAN, la segunda fuerza nacional, aunque bastante disminuida respecto de lo que fue en las últimas tres décadas, elegirá a su nueva dirigencia el 10 de noviembre, en medio de la natural disputa interna entre algunos grupos.

Sólo hay dos candidatos inscritos: El diputado federal con licencia para sustituir al actual dirigente y ahora senador, Marko Cortés: Jorge Romero y Adriana Dávila.

Todo indica que el que lleva las de ganar es Romero, pues supuestamente cuenta con el respaldo de Cortés y de otros miembros de la dirigencia nacional, además del senador Ricardo Anaya, quien probablemente esté preparando el escenario para buscar nuevamente la candidatura a la presidencia de la República en 2030.

No es buena noticia para los panistas, ya que esta dirigencia es la responsable de la pérdida de muchos espacios que había mantenido no sólo en las cámaras baja y alta, sino en estados como Yucatán, donde perdió la gubernatura.

A como están las cosas en el país, el PAN necesita a un dirigente con mayor presencia nacional y con más carisma para que pueda levantar a ese partido que se ha desplomado.

La dirigencia blanquiazul será elegida por un padrón de 300 mil militantes, que por cierto está impugnado, por lo que todavía podría haber algún cambio en cuanto al proceso.

De entrada, ha surgido una inconformidad interna, ya que el consejero nacional panista, Manuel Gómez Morin Martínez del Río, nieto del fundador de este instituto político del mismo nombre, ha amenazado con salirse y llevarse a “30 mil” militantes.

Manuel participa en el movimiento denominado “O dejan al PAN o nos vamos”, por lo que ha iniciado una gira por el país para impulsar el rechazo a Romero, con la advertencia de que si continúa en la dirigencia el grupo cercano a Marko Cortés, habrá una “desbandada”.

Así, pues, falta ver qué pasará con este grupo disidente en el PAN, pero también falta ver si como se ha especulado, el grupo de la ex candidata presidencial opositora, Xóchitl Gálvez, decide crear un nuevo partido político, lo que significaría dividir a la derecha mexicana.

En el PRI, la situación es todavía peor porque la disputa interna es realmente fuerte entre el actual dirigente, Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas e importantes dinosaurios que han tenido un peso histórico determinante en ese partido.

Su situación interna está en vilo, ya que el 13 de este mes, el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) acordó no validar la constitucionalidad de las reformas estatutarias realizadas por el grupo encabezado por “Alito” para su reelección como dirigente.

Con votación dividida (siete contra cuatro), el INE argumentó que los cambios a los documentos básicos del tricolor fueron aprobados antes de que concluyera el proceso electoral federal, por lo que quedan en vilo.

Una vez que el INE emitió su fallo el tema será resuelto próximamente por la sala superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), de tal forma que todavía está en el aire la permanencia de “Alito” al frente del otrora invencible.

Tanto el PAN como el PRI, la oposición real en el país, tienen el reto de reconstruirse, pero ambos carecen de verdades líderes capaces de levantar un movimiento que sea un contrapeso para Morena que ha ganado casi todo.

Si desde ahora no se recomponen y arman una buena estrategia, no podrán competir con posibilidades reales de ganar en las elecciones presidenciales de 2030.

Picotazos. ¡Ay, Dios! Ya se enojó el rey. ¿Y qué va a pasar? Nada. La exclusión del rey Felipe VI de Borbón de la toma de posesión de la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, el 1 de octubre próximo, motivó el enojo de su majestad, gesto que fue respaldado por el gobierno de España que decidió no participar en el acto. Las relaciones entre el gobierno de México y de España están en pausa desde 2022, cuando López Obrador invitó al rey a participar, en nombre del Estado español, en un acto de desagravio conjunto y en una solicitud de perdón a los pueblos originarios que fueron invadidos, saqueados, diezmados y sometidos por los conquistadores de España, lo que no fue aceptado por el país europeo. Se había generado la expectativa de que las relaciones pudieran normalizarse tras la sucesión presidencial en México, pero parece que no será así, cuando menos de momento. Fin