El llamado operativo Enjambre que el gobierno federal realizó la semana pasada en el Estado de México para combatir la inseguridad, ha despertado cierto entusiasmo entre pobladores de otros estados, incluido Chiapas, que sufren a diario el impacto de la violencia a causa de la disputa del territorio por organizaciones del crimen organizado.
Muchos mexicanos tienen fincadas sus esperanzas en que el titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) federal, Omar García Harfuch, podría lograr una reducción importante de la violencia en los estados más afectados por el fenómeno, que por cierto no es exclusivo de México.
Lo que en este caso ha llamado la atención es que en las acciones fueron detenidos funcionarios, lo que no siempre ocurre, pues generalmente se les protege desde algún nivel del poder. Esta vez fueron capturados la presidenta municipal de Amanalco, María Elena “N” y su director de Seguridad, Manuel Alejandro “N”; el director del DIF Municipal de Tonatico y exalcalde de Pilcaya, Guerrero, Ellery Guadalupe “N”, entre otros.
La primera reacción de la gente cuando las autoridades detienen a funcionarios públicos es que las cosas podrían ir en serio, pero cuando no se les toca, sino que por el contrario se les protege, toda estrategia para combatir la delincuencia está destinada al fracaso.
En el operativo Enjambre se vio ya la mano de García Harfuch, quien dio buenos resultados cuando fue secretario de Seguridad Pública en la Ciudad de México durante la administración de la ahora presidenta Claudia Sheinbaum, quien, al parecer, confía mucho en él, sentimiento que ha logrado transmitir a los mexicanos en general.
Desde luego que el funcionario cuenta ahora con más herramientas legales, ya que la Cámara de Diputados acaba de aprobar reformas a la Constitución que avalan las nuevas facultades de investigación y de inteligencia de la SSPC.
Dichas modificaciones, por cierto, fueron avaladas por unanimidad con 441 votos de todas las fuerzas políticas, incluida la oposición que entendió su importancia, lo que coloca a esa dependencia como una super secretaría y que, según Morena, le devuelve el carácter civil al mando de la Guardia Nacional.
Tanto los legisladores del partido oficial como de la oposición estuvieron de acuerdo en que se trata de un paso en la dirección correcta y que se deben de privilegiar los trabajos de inteligencia, en lo que García Harfuc basa principalmente su estrategia para combatir al crimen organizado.
Lo anterior no significa, como suponen algunos diputados opositores, un cambio en la estrategia de seguridad con respecto al gobierno anterior, ya que tampoco se está hablando de que las fuerzas de seguridad enfrenten a lo loco a los grupos del crimen organizado ocasionando matazones.
Ahí está el ejemplo con el operativo Enjambre, en el que no hubo enfrentamientos entre presuntos delincuentes y los integrantes de las fuerzas de seguridad que ejecutaron órdenes de aprehensión. Desde luego que habría sido distinto si las acciones hubieran involucrado a miembros destacados de alguno de los cárteles que dominan en el país.
Claro que la línea prioritaria del Ejecutivo sigue siendo la de combatir primero las causas de la violencia mediante los programas sociales, proceso que parece un poco lento ante la urgente necesidad de frenar la creciente inseguridad en algunos estados del país.
Ahí está Tabasco que poco a poco se ha ido colocando en los meses recientes como un estado violento, por lo que las autoridades federales tendrán que incluirlo entre los que requieren atención especial.
En este caso hay algo extraño o de plano mano negra, pues desde que Javier May asumió gubernatura recientemente, la violencia no solo no se ha frenado, sino que se ha disparado como sucedió el pasado fin de semana cuando en un bar y hasta en una boda corrió la sangre. Qué triste.
También en nuestra entidad se han disparado en los días recientes los hechos de violencia en algunos lugares, por lo que urge que García Harfuch ya meta las manos con un golpe importante. Por cierto, que nadie se haga ilusiones de que con un cambio de gobierno las cosas se van a resolver de la noche a la mañana como por arte de magia, ya que el crimen organizado ha echado raíces en muchas partes y tiene mucho poder.
De todos modos, existe la esperanza de que la estrategia del gobierno federal dé resultados tangibles y que los habitantes de varios municipios que ahora sufren las consecuencias de la violencia puedan vivir en paz.
A propósito, muy bien por el Congreso local que aprobó reformas para castigar con cárcel a quienes cometan los delitos de extorsión y cobro de derecho de piso.
El problema estriba en que existen lugares (Frontera Comalapa, Chicomuselo, por citar dos casos) en los que por ahora es prácticamente imposible ejecutar una orden de aprehensión en contra de los sujetos que cometen estos delitos, cuando menos mientras los grupos del crimen organizado tengan el control de esos municipios.
En fin, que no muera el optimismo y sigamos soñando y buscando las mejores estrategias para lograr que la tranquilidad perdida por la ambición del dinero y el poder regrese a muchas familias que viven un infierno.
Picotazos. Dejemos atrás los temas calientes y hablemos mejor del frío que ya se asoma a la gélida ciudad coleta. Sí, ¡qué emoción! Se acerca con sus pasos navideños el mes de diciembre y con él las fiestas del fin de año, pero en el caso de San Cristóbal de Las Casas también el rico frío que se disfruta cuando cala hasta los huesos, hasta el alma. Ayer, 25 de noviembre cayó por el rumbo una leve helada, la primera, que provocó que los campos amanecieran un poco blancos. Ya vendrá lo mejor. A disfrutar el frío, pues. Fin