Llegó el día que nadie quería

Pues, no, parece que no hay poder humano que detenga al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en su intento por tratar de doblar a como dé lugar a México y Canadá, además de otros países, con la imposición de aranceles absurdos.

Finalmente, ayer cumplió la amenaza de imponer 25 por ciento de aranceles a sus vecinos del sur y del norte, con el argumento de que “grandes cantidades de fentanilo están llegando a nuestro país desde México”.

El mandatario anunció que los aranceles entrarían en vigor a partir de este martes, por lo que el Gobierno de México tiene que poner en marcha alguno de los planes que ha anunciado tiene preparados para enfrentar tal situación.

Desde el anuncio que hizo ayer Trump, el ambiente en el país es de preocupación y de cierta tensión, pues traerá repercusiones graves, no sólo para México, si no para el mismo Estados Unidos.

“Lo que tienen que hacer es construir sus plantas de automóviles en Estados Unidos”, dijo Trump, lo que significa que lo que busca es encarecer el costo de los vehículos para que se produzcan en su país y no en México.

El presidente estadounidense dijo también que a partir del 2 de abril se impondrá una tarifa arancelaria a los productos agrícolas que se importen en su país.

En este caso invitó a los agricultores de su nación a incrementar su producción, alentándolos a prepararse para “empezar a producir una gran cantidad de productos agrícolas que se venderán” en el mercado interno.

Esto parece una contradicción, pues gran parte de la mano de obra que se utiliza en los campos estadounidenses para cosechar diferentes productos, es de la población migrante a la que el magnate ha declarado la guerra y pretende deportar.

¿Quién va a trabajar en los campos si expulsa a los migrantes, latinos sobre todo, que son los que hacen ese trabajo duro? ¿serán suficientes las máquinas para producir el volumen que se necesita para no importar distintos productos?

Los gobiernos de México y Canadá han hecho todo lo posible por evitar la imposición de los aranceles, pero a Trump no ha importado, pues lo que quiere es hacer lo que se le da la gana pasando por encima de las normas y los derechos de otros países.

Se espera que el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum dé a conocer cuanto antes las medidas que tomará para tratar de contrarrestar la imposición de aranceles.

Lo importante, si en algo ayuda, es que en general en México existe unidad entorno a la presidenta, que, así como a Andrés Manuel López Obrador le tocó la desgracia de enfrentar la pandemia, ella tiene que lidiar con su homólogo de Estados Unidos.

Ayer mismo, tras el anuncio, el dólar subió de precio por la incertidumbre que ha generado la decisión del mandatario de seguir con sus planes de presión.

Ahí está el caso de Ucrania, a cuyo presidente, Volodymir Zelensky, humilló terriblemente la semana pasada cuando acudió a Washington con el objetivo de firmar el acuerdo con ese país.

Según el convenio que suscribirían, Ucrania entregaría a corporaciones estadunidenses la mitad de todos los ingresos obtenidos de la futura monetización de todos los activos de recursos naturales relevantes propiedad del gobierno ucranio, en pago por la asistencia militar y económica prestada por Estados Unidos desde la invasión rusa a su vecino.

Después de la arrastrada que sufrió, el camarada Zelensky, se retiró de Washington sin firmar el acuerdo y enfrentado al presidente de Estados Unidos, país que ha patrocinado la guerra contra Rusia, pero que con la llegada de Trump a la presidencia parece que finalizará.

Ni el presidente ni el vicepresidente, JD Vance, que también estuvo presente en el encuentro que de manera poco usual fue televisado, tal vez para exhibir a Zelensky públicamente, guardaron las formas y se comportaron distantes de la investidura que tienen.

A toda costa buscan doblar al mandatario ucraniano para quedarse con parte de sus recursos, que es lo que finalmente les interesa. Es lo que a ese país le ha importado desde siempre. Es el agandalle.

Después del encuentro, Ucrania ha quedado en una condición de fragilidad y si los países europeos no salen a su rescate, no podrá resistir por mucho tiempo la embestida de Estados Unidos y de Rusia, su aliado en este caso. De hecho, algunos presidentes de naciones de Europa lo han arropado de momento, pero habrá que esperar para saber hasta dónde llegará su apoyo.

También es cierto que al aliarse con Estados Unidos durante el mandato del ahora expresidente Joe Biden, Zelensky cayó sin imaginarlo en una trampa que se construyó con el triunfo de Trump en noviembre pasado. Él decidió seguir el juego del exmandatario demócrata de insinuar su ingreso a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), a lo que Rusia se opone.

Lo más grave es que la aventura de la guerra ha costado la vida a miles de personas de Ucrania y Rusia, además de la destrucción material y el desplazamiento de miles de pobladores. La situación para Ucrania y para Zelensky en particular, está muy complicada.

Picotazos. De manera un poco anticipada, pues todavía estamos en invierno, comienza a sentirse el calor en San Cristóbal de Las Casas, lo que hace suponer que la primavera será más calurosa de lo normal, por lo que habrá que irse preparando con ventiladores para no sufrir tanto. La verdad es que el frío de San Cristóbal ya no es tan frío como antes. De decir, pareciera que con 10 grados de ahora, por ejemplo, la temperatura no baja tanto como antes con esos mismos 10 grados, o cuando menos esa es la sensación térmica. Si en la ciudad coleta se siente un poco de calor, habrá que imaginar cómo estará la zona caliente. ¡Un infierno! Y lo que falta. Fin