A diferencia de gobiernos priistas y panistas, Morena ha echado mano de las concentraciones masivas en el Zócalo de la Ciudad de México para enviar mensajes cuando, como ahora, Estados Unidos pretende poner de rodillas al gobierno mexicano.

Si bien la del domingo pasado, que encabezó la presidenta Claudia Sheinbaum, fue desinflado un poco por el anuncio hecho unos días antes por el presidente Donald Trump de posponer hasta el 2 de abril la imposición de aranceles, la unidad que se mostró en esa concentración masiva fue muy importante.

Por más que la oposición asegura que de nada sirven y que en este caso se trató de un mitin, ningún gobierno extranjero puede cerrar los ojos ante un apoyo popular como el que tiene Sheinbaum tiene y por lo tanto es un elemento que deben de tomar en cuenta antes de tratar de imponer lo que sea, en este caso, los aranceles.

En los gobiernos priistas y panistas había temor de realizar este tipo de concentraciones en el Zócalo para protestar por medidas injustas provenientes de Washington, en parte porque en general estaban alienados con las políticas gringas, aunque perjudicaran a México y su pueblo.

Ahora es diferente, el gobierno se enfrenta (casi) de tú a tú con la Casa Blanca, aunque ya se sabe que en condiciones desiguales porque Estados Unidos es la principal potencia del mundo.

Sin embargo, no se le puede dejar todo el campo libre para que haga lo que quiera, sobre todo ahora que el presidente de ese país pretende despojar a los pueblos que se dejen de sus recursos (el canal de Panamá, los recursos de Ucrania, por ejemplo) sin importarle si pisotea sus derechos.

Podría decirse que con la postura que ha tomado en esta coyuntura de la imposición de aranceles para obtener otras cosas, México y su gobierno están a la cabeza de los países que de una u otra forma han decidido enfrentar a Trump mediante la estrategia del diálogo y con acciones políticas.

Ahí está Canadá, que su única respuesta ha sido imponer aranceles a los productos que importa a Estados Unidos, pero se percibe que sus condiciones son incluso de mayor debilidad que las de México, empujado por su pueblo.

Por cierto, el país de la hoja de maple eligió a Mark Carney como primer ministro en sustitución de Justin Trudeau, que fue un tanto apaleado por Trump. El nuevo ministro pertenece al Partido Liberal, y como es natural, no está en favor los aranceles impuestos por el presidente de su vecino país.

Regresando a México, el acto del domingo demostró que la población está unida con su gobierno y dispuesta a enfrentar políticamente cualquier intento de pasar encima de sus derechos.

Con su actuar, la presidenta se ha ganado la confianza de la mayoría de sectores de la sociedad, incluidos la mayor parte de empresarios que han cerrado filas con ella para hacer frente a las ocurrencias de Donald Trump.

Es entendible porque precisamente los empresarios serían los primeros afectados con la imposición de aranceles a los productos que exportan al vecino país del norte. Por más proclives que sean a las políticas estadounidenses, primero está el bolsillo.

Lo que se espera ahora es que el presidente de Estados Unidos ya no esté jugando y que el 2 de abril no salga otra vez con que prorrogará la fecha para la imposición de los multicitados aranceles, sino que de una vez deje de amenazar y cierre el caso para evitar desestabilizaciones económicas y políticas.

De todos modos, la presidenta de México debe de mantener su postura firme y hacerse acompañar por el pueblo como lo hizo el domingo pasado, aunque, como ya se dijo, al acto masivo realizado en el Zócalo le restó impacto el anuncio de Trump que de momento desactivó la presión, que de todos modos se mantendrá latente, cuando menos tres semanas más.

Por cierto, los que de plano desentonaron el domingo fueron los líderes de las Cámaras de senadores y diputados, Adán Augusto López Hernández y Ricardo Monreal, así como el legislador y exgobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello y la dirigente nacional de Morena, María Luisa Alcalde.

Resulta que estaban distraídos -solo ellos saben si a propósito o por descuido- tomándose una fotografía grupal con el secretario de organización de Morena, nada menos que con Andrés Manuel López Beltrán -el junior-, cuando pasó ella y no la pudieron saludar.

Como era lógico, la gente se los “acabó” en las redes sociales, por lo que después ofrecieron disculpas que no fueron suficientes para que algunos hayan interpretado cierto distanciamiento entre ellos y la mandataria. Ahora sí que como decía el gran líder -grande porque fue eterno en el viejo régimen- cetemista, Fidel Velázquez, el que se mueve, no sale en la foto.

Picotazos. Nadie sabe si los Pakales van a ser contratados también en la Ciudad de México, si fueron al acto masivo realizado el domingo en el Zócalo o si simplemente fueron a pasear con gastos pagados. El caso es que el sábado fueron vistas algunas patrullas nuevas con su respectivo rótulo y varios agentes en la delegación Iztapalapa. Su presencia llamó la atención de más de alguno, pues, alguien dijo, se ve que están bien preparados, bien atléticos y con la sola presencia imponen. No cabe duda de que en apenas tres meses han logrado posicionarse como un grupo al que se le respeta, conocido incluso fuera de Chiapas. Por lo mismo es importante que se cuide su imagen y que cualquier acto de corrupción en su interior sea sancionado para evitar que se salga de los lineamientos instruidos por la superioridad. Ahí está el caso de los mandos que recientemente quedaron fuera de la Secretaría de Seguridad del Pueblo. Aunque la información sobre su separación ha sido hasta cierto punto confusa, se entiende que algo pasó para que no continuaran en la institución. Fin