Cuando parecía que todo iba marchando bien después de la firma de un pacto de civilidad, las cosas se descompusieron de nuevo en el municipio de Tila la semana pasada.
Todo apunta a que se trata en parte de una división interna entre los ejidatarios autónomos, ya que a pesar del pacto de civilidad, el miércoles pasado apareció en un video un grupo con armas de fuego desafiando a las autoridades estatales. Pareció una provocación.
Como es lógico, el nuevo gobierno no va a permitir tan fácilmente que las cosas se vuelvan a descontrolar, sobre todo por la inercia que trae y cuando ya se tenía un acuerdo para tratar de encontrar una solución al añejo conflicto entre dos grupos que se disputan 130 hectáreas.
Por lo mismo, el jueves durante la madrugada ingresaron a Tila decenas de efectivos de las fuerzas federales y estatales y detuvieron a cerca de 20 personas, incluidos mujeres y niños, identificadas como parte del grupo de los autónomos, que en un comunicado posterior se deslindaron del grupo que había aparecido en la videograbación, generando cierta confusión.
Sin embargo, el siguiente día se difundieron dos nuevos videos en los que aparecieron otros pobladores, incluso niños, en tono desafiante también, aunque sin armas.
Después de las detenciones y la presencia de las fuerzas de seguridad, la mayor parte de los pobladores se ha resguardado en sus casas, principalmente porque, según han dicho algunos de ellos, los autónomos amenazan con retener a algunas personas para canjearlas por los detenidos, que según informó ayer la Fiscalía General del Estado, solo quedan encarcelados 9 hombres que tenían orden de aprehensión pendiente.
Según han comentado algunos habitantes de Tila, el pueblo está “muerto”, pues no se observa a personas en las calles, los comercios han cerrado sus puertas y desde el viernes pasado no hay clases en las escuelas por el temor a que, como el año pasado, las cosas se salgan de control y estalle la violencia.
Sin embargo, da la impresión de que a diferencia del año pasado, el gobierno estatal tiene el control mediante la presencia de las fuerzas de seguridad de los tres niveles y por lo mismo bastaría con que apriete un poco para presionar a todos los grupos, con el fin de que no dejen el diálogo y se avance en el objetivo de tratar de encontrar la paz definitiva.
El fin último para ello es realizar la asamblea para que se nombre a la nueva directiva del ejido Tila, proceso en el que todos los grupos están de acuerdo aparentemente, según el acuerdo de civilidad firmado el 13 de marzo en la Secretaría de Gobierno y Mediación.
Todo parece indicar que a contrapelo de la mayoría de pobladores que quiere la paz, algunos líderes -sobre todo uno ya ubicado por la autoridades- son los que se oponen a que se avance, por lo que el gobierno ya anda tras ellos para detenerlos y desactivar el problema.
Si el gobierno abandona la plaza en esta ocasión en que se había avanzado bastante, difícilmente se podrá retomar el camino de las negociaciones para avanzar en el propósito de solucionar el conflicto que en junio del año pasado dejó un saldo oficial de tres muertos, cuatro heridos, 17 casas y 21 vehículos de diferentes marcas y modelos incendiados y vandalizados, así como dos mujeres violadas y más de 4 mil desplazados.
La mayor parte de municipios del estado que estaban envueltos en una situación de violencia e inestabilidad han retomado de alguna forma el camino de la paz y la tranquilidad, aunque todavía no se hayan resuelto al cien por ciento sus problemas.
Por ahora, es Tila una de las excepciones, por lo que las autoridades federales y estatales deben de enfocarse de lleno a ese lugar no solo para evitar que estalle la violencia, sino para tratar en lograr un acuerdo de paz duradero, es decir, no administrar el conflicto.
Las autoridades no deben de perder de vista que algunos políticos como el exalcalde Limberg Gutiérrez han ejercido un cacicazgo que no han contribuido a avanzar, han metido las manos e influido para fortalecer a alguno de los grupos.
Por lo pronto, las autoridades deben de mantenerse firmes, sin violentar derechos humanos, claro, para empujar mediante el diálogo, a un acuerdo de paz para que los habitantes de Tila ya puedan vivir en tranquilidad y propiciar el desarrollo del municipio que se ha estancado.
Picotazos. No cabe duda de que fue un acierto que la elección de la reina de la Feria de la Primavera y de la Paz 2025 se realizara mediante elección en los barrios, con una final en el parque central ante la población y con un jurado calificador. Ese hecho vino a entusiasmar a los coletos que pudieron participar de alguna forma y sobre todo a alargar el proceso de preparación de la principal festividad anual de la ciudad coleta. Dicho de otra forma: una buena parte de la gente ha estado entretenida en este tema, y ya se sabe que eso siempre corre a favor de las autoridades. Hay una frase muy conocida de “pan y circo” que se remonta a la antigua Roma. Tal vez lo que habría que corregir en este proceso es acortar los tiempos de la elección final porque en esta ocasión duró más de cinco horas, lo que ocasionó que muchas personas ya no se quedaran hasta el final. El acto hubiera amanecido si todos los barrios y colonias hubieran presentado candidatas. Esta vez solo fueron 12 aspirantes porque San Diego, El Cerrillo, Cuxtitali, Fátima y otros, por ejemplo, no participaron. Por cierto, qué descuido de los organizadores que a la concursante número 12, Karla Maritza Velasco Hernández, quien por cierto ganó el certamen, no le entregaron el ramo de flores ni el regalo que como a las demás candidatas porque solo llevan para once cuando ya sabían que eran 12. Qué mal se vio la escena. De pena ajena, aunque después medio trataron de arreglar el entuerto. Y una vez que ganó, bien podría aplicarse aquel dicho bíblico de que las últimas serán las primeras, ya que a ella le tocó el número 12 y finalmente fue la que resultó electa nueva soberana. Fin