La ciudad de San Cristóbal de Las Casas sufrió el pasado martes las consecuencias de las fuertes lluvias que cayeron, pero sobre todo porque ninguna autoridad se ha preocupado de verdad en tomar medidas que prevengan inundaciones o “encharcamientos”, como eufemísticamente les llaman desde hace varios años para aminorar el impacto mediático, aunque la dimensión de los daños sea la misma.
Las de mayo son apenas las primeras lluvias y ya la ciudad quedó desquiciada durante algunas horas por los efectos de las precipitaciones que afectaron distintas zonas.
Las autoridades, sobre todo las de Protección Civil, ya tienen ubicadas qué áreas son las más sensibles a sufrir afectaciones cada vez que llueve, por lo que son las primeras que monitorean, además de las que son reportadas por los pobladores al instante.
Son muchos los factores que inciden para que las lluvias ocasionen afectaciones cada vez más marcadas, pero, como se ha repetido muchas veces, uno de los principales es la destrucción de los humedales que servían de contención.
Por desgracia, el pavimento ha ido ganando terreno de manera acelerada en diferentes puntos de la ciudad a costa de los humedales, lo que provoca que el agua se deslice rápidamente en grandes corrientes por las calles, se metan en las casas más bajas y arrasen con lo que encuentran a su paso.
Autoridades de Protección Civil dijeron que las grandes cantidades de basura que se acumula en las calles, debido a que muchas personas sin escrúpulos la tiran en la vía pública sin importarles todo el daño que puede ocasionar, son otro de los factores que provocan “encharcamientos”, ya que el agua no corre como debería.
De verdad que hay gente inconsciente, no solo de algunas comunidades que llegan a la ciudad y muchas veces y desde los carros van tirando latas de cerveza, botellas de refresco o bolsas de frituras, sin entender todo el mal que pueden provocar los desechos en la vía pública.
Al parecer, esto es en parte lo que sucedió el martes en el centro de San Cristóbal, algunas de cuyas calles parecían ríos, ya que hubo problemas con las coladeras y los drenajes tapados, aunque es posible también que debido a la gran cantidad de agua hayan sido insuficientes.
La presencia de material de construcción en las calles es también otro de los factores que ocasionan que el agua no corra debidamente, que al arrástralo obstruyan el paso o que tapen las coladeras, por lo que en la época de lluvias es importante que las autoridades, no solo de Protección Civil, estén pendientes de que no haya arena o grava en la vía pública.
La construcción de drenes pluviales en algunos puntos estratégicos de la ciudad ha sido desde hace unas dos décadas la salida que han buscado las autoridades al problema de las inundaciones, pero cada vez es más insuficiente esta medida.
Además, llegará un momento en el que el túnel que se encuentra en el sur de la ciudad al que va a parar todo el agua, incluida la de los drenajes, también será insuficiente para desfogar toda el agua de lluvias, principalmente cuando llueve a cántaros y el valle queda hecho una laguna.
Ese túnel, hay que recordarlo, fue construido hace 50 años para solucionar el grave problema de las inundaciones de aquella época, pero medio siglo después es necesario buscar otras soluciones antes de que llegue el momento en que se sature y regrese el desbordamiento del agua.
Las autoridades deben de ir pensando qué otro tipo de acciones se deben de tomar para prevenir, ya que las tradicionales y obligatorias de desazolvar los ríos, por ejemplo, cada vez más serán insuficientes. Los mismos ríos no se serán abasto para juntar tanta agua en una o do horas de lluvia fuerte sin que se salga de los cauces, y más cuando llueva dos o tres días seguidos.
Todavía quedan los meses más lluviosos del verano -o cuando menos eso se espera-, por lo que podría decirse que las afectaciones ocurridas el martes son apenas las primeras y tal vez no las más graves que habrá que enfrentar.
El caso es que cada vez que llueve fuerte y hay afectaciones resurge el tema sobre la necesidad de que las autoridades y la población en general tomen acciones para prevenir inundaciones, pero en cuanto pasan las lluvias a todo mundo se le olvida el tema.
Las críticas de algunas personas a las autoridades vuelven a repetirse y se le da vuelta a lo mismo sin que se tomen las acciones necesarias para tratar de corregir lo que está mal.
Habrá que decir que la destrucción de los humedales ha ocurrido paulatinamente porque se han construido nuevos asentamientos humanos por la alta demanda de vivienda, y como no hay espacios disponibles se han tenido que usar terrenos no aptos para edificar.
Lo primero que habría que hacer es que las autoridades hagan un plan de desarrollo municipal bien diseñado, tomando en cuenta el problema de las inundaciones en la ciudad.
Ojalá, pues, que todos, autoridades y pobladores, se unan para hacer algo verdaderamente en serio con el fin de prevenir lo más que se pueda las afectaciones por las lluvias, para que luego no nos estemos quejando de toda la destrucción que provoca.
Picotazos. Vaya desde este espacio un abrazo fraterno al apreciado amigo Luis Antonio Urbina Culebro, extensivo a sus demás familiares, por el sensible fallecimiento de su hermana María Magdalena Urbina Culebro, ocurrido en días pasados en San Cristóbal de Las Casas. Como docente tuvo todo un récord, ya que durante los 36 años que ininterrumpidamente dio clases en la escuela Rafael Ramírez, que ella misma fundó, nunca pidió un permiso económico ni por incapacidad, pues no se enfermaba, según contó su hermano. Fue de esos pocos maestros que cumplen con su trabajo al 100 por ciento. Finalmente, con la satisfacción del deber cumplido, su cuerpo se cansó y en días pasados dejó físicamente este mundo para ir al encuentro de la recompensa merecida. En San Cristóbal es muy bien recordada como persona y como docente. Descanse en paz. Fin