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Hoy Escriben - Elio Henríquez

Rotonda Pública

Cada vez va quedando más claro que la emboscada, asesinato y calcinación de que fueron víctimas el 2 de junio pasado cinco agentes de la Secretaría de Seguridad del Pueblo (SSP), en Frontera Comalapa, tiene que ver con un intento de los grupos criminales de tratar de recuperar los espacios perdidos en municipios de la frontera.

Ese hecho del 2 de junio fue el aviso de que se están reorganizando, y el domingo pasado intentaron nuevamente asesinar a agentes de las fuerzas de seguridad estatales y federales que han continuado con los patrullajes para evitar su presencia.

Solo que esta vez se toparon con un contingente amplio que no solo repelió la agresión, sino que les causó cuatro bajas y les decomisó armas, vehículos y otros pertrechos.

Ya que se vieron acorralados, los integrantes de los grupos criminales huyeron hacia Guatemala, pues el enfrentamiento ocurrió en el ejido Las Champas, que está a muy poca distancia de ese poblado guatemalteco conocido desde hace muchos años por vender fayuca.

En su intento por tratar de detenerlos, agentes de seguridad mexicanos traspasaron la frontera unos metros y siguió la balacera, sin que aparentemente en ese momento hubiera bajas, más que una integrante del Ejército de Guatemala que resultó afectada en una pierna.

Desde luego, el hecho de que los uniformados mexicanos ingresaran ilegalmente a territorio guatemalteco, ha generado polémica, aunque las autoridades de Guatemala han sido cautelosas para evitar un conflicto diplomático con México.

El ministro de Defensa de Guatemala, Henry Sáenz, confirmó que agentes mexicanos traspasaron la frontera, pero casi los justificó con el argumento de que fue “por el ímpetu operativo que traían” como parte de una persecución contra presuntos criminales.

La vicepresidenta Karin Herrera, al frente del gobierno durante la gira por Asia del mandatario Bernardo Arévalo, dijo a su vez que los agentes mexicanos ingresaron “unos metros; no sé cuántos”, por lo que las autoridades de ambas naciones “continúan en comunicación” para aclarar los hechos.

Herrera anunció el envío de refuerzos militares a la zona e insistió en que “las autoridades de México y Guatemala continúan en comunicación y coordinación para dilucidar la situación”, lo que significa que todavía falta que se aclaren las cosas, esperando que no se genere un conflicto diplomático.

De hecho, la presidenta Claudia Sheinbaum tocó ayer el tema en la conferencia mañanera, a pregunta expresa. Se limitó a decir que “no está bien” y que en la conferencia de este martes se dará más información.

Lo real es que en la línea divisoria hubo una balacera muy fuerte y que los presuntos sicarios se refugiaron en La Mesilla, Guatemala, pero las fuerzas de seguridad de ese país nada hicieron por detenerlos, lo que de alguna forma deja entrever alguna aparente complicidad.

Desde luego que eso le toca investigarlo al gobierno guatemalteco, que seguramente tiene toda la información sobre la presencia de esos grupos en la frontera, tanto del lado de México como de su lado.

En un video difundido en redes sociales se observa cómo los agentes intercambian balazos y una camioneta blanca queda hecha una chichina de tantos agujeros, aunque en ningún momento se observa que en esa escena haya habido muertos.

Según información oficial, los cuatro presuntos sicarios fueron abatidos en territorio mexicano y que los uniformados llegaron hasta línea persiguiendo a los atacantes.

Una de las interpretaciones que se han hecho después de lo ocurrido el domingo en la frontera es que una vez que el actual gobierno puso en marcha su estrategia de seguridad, muchos de los integrantes de los grupos criminales huyeron hacia Guatemala, desde donde ahora pretenden reorganizarse para atacar y tratar de retomar su presencia en esa zona.

Es posible también que la reacción se deba a que las autoridades mexicanas hayan detenido o asesinado a alguno de los dirigentes, y que no se haya dado a conocer públicamente.

Probablemente en la conferencia de este martes haya información que ayude a esclarecer los hechos del domingo que, literalmente, han traspasado las fronteras.

Mientras eso pasa en este lado, en Estados Unidos están que arden las cosas porque a su presidente Donald Trump le ha dado por cumplir su promesa de campaña de realizar redadas de migrantes.

Su ofensiva se ha centrado ahora principalmente en Los Ángeles, California, gobernado por Gavin Newsom, del Partido Demócrata y considerado santuario de migrantes.

Como era de esperarse, las fuerzas de seguridad enviadas por el mandatario se han encontrado con la resistencia de los migrantes que están dispuestos a defenderse y hacer valer sus derechos, enfrentando a los agentes de la Guardia Nacional y a los marines desplegados en esa parte del vecino país.

Trump se empeña en echarle más gasolina al fuego en momentos en que su pleito con Elon Musk, el hombre más rico del mundo y ahora exfuncionario de su gobierno, ha escalado a niveles con consecuencias insospechadas.

Ya la semana pasada se enfrascaron en discusiones “calientes”, pues se dijeron de todo. Según Musk, Donald Trump aparece en la lista del pedófilo Epstein, quien terminó suicidándose de manera sospechosamente en su celda. La revelación es muy delicada, pero no menos la acusación del presidente de que su antiguo colaborador es drogadicto. Vaya espectáculo. Ahora hay que crear una cortina de humo de alguna forma literal porque en Los Ángeles han sido quemados carros, para desviar la atención y hacer como que cumple su promesa para no perder más simpatizantes. Fin