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Hoy Escriben - Elio Henríquez

Rotonda Pública

Con la novedad de que según anunció ayer el presidente de Estados Unidos, Donald Trump -quién más, sino él-, ha concluido lo que llamó “la guerra de los 12 días” entre Irán e Israel, ya que ambas partes se comprometieron a decretar un alto al fuego.

El conflicto, en el que Washington se involucró de manera directa al bombardear algunos sitios de Irán, estaba escalando peligrosamente, poniendo al mundo al borde de la tercera guerra mundial y por tanto en grave riesgo la supervivencia de la humanidad misma.

Quién sabe qué llevó a Estados Unidos a negociar el fin de las hostilidades: ¿Tiene información suficiente y confiable de que sus ataques con aviones especiales cumplieron su propósito de destruir objetivos previstos? ¿Influyó la amenaza de Irán de cerrar el estrecho de Ormuz, uno de los principales pasos comerciales y económicos del mundo por el que transita el 20 por ciento de todo el petróleo en el mundo y del gas natural licuado? ¿Fue el ataque con misiles que lanzó ayer Irán contra una base militar estadounidense en Qatar e Irak? ¿O fue todo eso, más factores adicionales?

Por lo que toca al estrecho de Ormuz, ya se sabe que de concretarse su cierre, que ya había sido aprobada por el parlamento de Irán, se generaría una crisis económica todavía mayor, ya que aumentaría el precio de muchos productos de primera necesidad en todo el orbe.

Trump había dado señales de alarma ayer por la mañana cuando escribió en su plataforma Truth Social: “Todos, mantengan los precios del petróleo bajos. ¡Estoy vigilando!”. Para esa hora no se había difundido la noticia del ataque iraní contra una base militar estadounidense en Qatar e Irak.

Con su anuncio del fin de la guerra y los ataques directos contra Irán, queda claro que Estados Unidos usó a Israel, en común acuerdo, para que iniciara a las hostilidades con el argumento de destruir el armamento nuclear del país asiático.

Qué manera tan extraña de actuar de Trump. Ayer mismo presionaba a todos los países del orbe a que se definieran de qué lado están en esa guerra en Medio Oriente, aunque para él, “lanzar bombas no es guerra”.

México ya se había adelantado al afirmar que se debe de mantener el diálogo para alcanzar la paz, lo que significa un rechazo a la guerra impulsada por Washington.

México no tiene mucho margen para pronunciarse de otro modo por la relación de vecindad, comercial y política con Estados Unidos, aunque esté claro que lo que hizo el vecino del norte es una agresión contra Irán, alegando que busca la paz, cuando detrás existen otros intereses.

Como ha sido siempre, a los gringos no les interesa más que apropiarse de los recursos de las demás naciones y tratar de imponer su hegemonía pasando sobre el derecho internacional y sobre los derechos del resto de países.

Tratando de ser muy cuidadosa porque la delicada coyuntura así lo exige, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, dijo que ante el conflicto bélico la Organización de Naciones Unidas (ONU), debe de ser la que llame a la construcción de la paz.

De paso, se apoyó en las palabras del fallecido el papa Francisco en el sentido de que “la guerra es el mayor fracaso de la humanidad. No hay futuro en la destrucción, sino en la fraternidad. La paz no es solo ausencia de guerra, es la construcción de la justicia”.

México tiene la ventaja de contar con el texto constitucional de la no intervención en asuntos internos de otros países, muy útil en estos casos de confrontaciones bélicas que podrían arrastrar a un país hacia zonas muy peligrosas.

Habrá que esperar para saber bien a bien qué tan efectivo resulta el acuerdo del cese al fuego o si es solo una artimaña más al estilo Donald que dice una cosa y luego sale con otra. ¿Realmente han ganado algo importante en estos 12 días Estados Unidos e Israel?

Mientras todo mundo estaba atento a lo que pasaba entre Israel-Estados Unidos e Irán, la agresión en contra de Gaza que desde hace casi dos años lleva a cabo Israel, se ha quedado medio en el olvido en estos días.                   

Picotazos. Vaya cachetada que le dieron las autoridades petistas de Chamula a las morenistas de San Cristóbal de Las Casas la semana pasada. Resulta que desde hace muchos meses, una parte del tramo de la carretera que comunica a la ciudad coleta con otros municipios de la zona (Zinacantán, Chamula, Larráinzar, Mitontic, Chenalhó, Pantelhó, etcétera) estaba en pésimas condiciones por los numerosos baches, pero nadie hacía algo por arreglarlo. El tramo, ubicado entre el semáforo que se encuentra en el periférico y el barrio de la Quinta, está en territorio de San Cristóbal, pero el ayuntamiento que preside Fabiola Ricci nunca se preocupó siquiera por medio arreglarlo, por lo que cada día estaba más intransitable. Así que los chamulas, cuyas numerosas unidades transitan la vía diariamente, pusieron manos a la obra y la compusieron. Ahora solo falta que las autoridades coletas protesten por invasión de territorio, es decir, por ponerlas en vergüenza ante la opinión pública. Que si es una carretera estatal y el municipio nada puede hacer es una salida pueril. ¿Ni siquiera pudieron gestionar ante las autoridades estatales que la compusieran o tomar alguna otra iniciativa para actuar de alguna forma? Es cuestión de ponerle un poco de creatividad y responsabilidad para resolver los problemas que afectan a la población. En este caso nada, absolutamente nada hicieron. Pasaban y pasaban los meses y nada. Las autoridades chamulas, a las que no les compete, atendieron el asunto en pocas horas porque les afecta directamente. Habrá que ver también, claro está, cómo atienden los problemas propios en su municipio… Muy buena idea de las autoridades de la Secretaría de Finanzas de entregar placas de circulación mediante citas, pues el contribuyente se ahorra mucho tiempo. En menos de una hora ya tiene sus nuevas placas. Cuando menos en San Cristóbal así está sucediendo. Fin