Banner

Hoy Escriben - Elio Henríquez

Rotonda Pública

Algunos integrantes de Morena, el partido oficial, han dado parque a la oposición para que suelte la metralla mediática y trate de mellar un poco su fuerza, rumbo a las lecciones intermedias y después a las presidenciales de 2030.

El de Hernán Bermúdez Requena, exsecretario de seguridad pública en Tabasco, es el primer caso de corrupción y de sospechas serias del presunto involucramiento de un funcionario de Morena con el narco.

El tema ha arrastrado al senador, exsecretario de Gobernación y exprecandidato presidencial, Adán Augusto López Hernández, porque fue durante la administración que él encabezó como gobernador de Tabasco cuando Bermúdez Requena inició sus funciones.

Existen rumores de que el asunto que ha trascendido el panorama nacional se destapó por el tremendo pleito entre el actual gobernador Javier May y Adán Augusto, quien se desempeña como presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado.

Sea o no cierto, el caso le está causando mucho daño no solo a Morena sino al gobierno que encabeza la presidenta Claudia Sheinbaum, quien no ve lo duro sino lo tupido casi todos los días con la agresiva política arancelaria del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Como es lógico, la oposición ha tratado de comparar a Bermúdez Requena con Genero García Luna, secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana durante el gobierno del panista Felipe Calderón, pero no es equiparable por el nivel de responsabilidad y porque este último fue detenido y enjuiciado en Estados Unidos muchos años después, y el tabasqueño tendrá que enfrentar la justicia, si es que algún lo detiene la policía, del mismo gobierno morenista.

Qué ironía que el caso García Luna fue usado por el gobierno y Morena como el mayor tema de golpeteo en contra del PAN y de paso del PRI que se le unió en las elecciones presidenciales anteriores, y ahora se le han aparecido fantasmas similares, aunque no del mismo nivel.

De que el caso afectará de algún modo a Morena o a algunos de sus cuadros destacadas, no cabe duda porque se trata de un asunto grave y sensible, pues una de las acusaciones en contra del exfuncionario es haber creado el grupo delincuencial llamado La Barredora -¡vaya nombrecito!- que amenaza con pasar la escoba a algunos destacados morenistas.

La barredora no es un nombre de presencia nacional como los de los cárteles Jalisco Nueva Generación o de Sinaloa, sino más local o regional, pero de todos modos es un grupo criminal que ha causado mucho derramamiento de sangre y sufrimiento a los tabasqueños, principalmente.

Los partidos de oposición están tomando nota de todos los detalles del caso y ya en las elecciones intermedias seguramente se verán los anuncios alusivos en las campañas recordándolo.

Si más adelante no surge otro caso grave en el que se involucre a altos mandos del partido oficial, es probable que incluso el tema llegue hasta las elecciones de 2030.

Mientras tanto, Adán Augusto, hombre cercano del expresidente Andrés Manuel López Obrador, está en el ojo del huracán, aunque podría decirse que después de que habló el pasado fin de semana y luego asistió el domingo a la octava sesión extraordinaria del Consejo Nacional de Morena, logró apaciguar un poco la tempestad.

De hecho, muchos de sus compañeros consejeros lo recibieron con aplausos y muestras de apoyo “¡No estás solo! ¡No estás solo!”, le corearon.

Algunos, incluso, extendieron durante unos minutos una manta afuera del hotel en el que se realizó la reunión con la frase de “Chilangos con Adán”. En la fila de atrás, según las crónicas, se encontraba en otra silla el gobernador Javier May. No intercambiaron palabra alguna, con lo que se evidenciaron las diferencias entre ambos.

Quién sabe si se trató del llamado fuego amigo o fueron manos externas, pero antes de la reunión morenista circularon versiones de que renunciaría a su cargo de presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, lo que rechazó posteriormente.

López Hernández se había mantenido en silencio hasta que en su conferencia mañanera del viernes, Sheinbaum lo instó a que diera su versión del caso que estaba creciendo y su silencio lo afectaba aún más.

Además, la presidenta tenía programada una visita a Chiapas y Tabasco el viernes y el sábado, y de una u otra manera iba a tener que tocar el tema.

De modo que el hecho de que ese viernes Adán Augusto dijera que las autoridades no lo habían citado, provocó que bajara mucho la presión sobre el tópico. Y más con lo que el mismo sábado declaró el secretario de Gobierno de Tabasco, José Ramiro López Obrador, hermano de Andrés Manuel, en el sentido de que había que creerle al exsecretario de Gobernación acerca de que durante su gobierno bajaron los índices delictivos en Tabasco.

Y una vez pasada la reunión morenista, Adán Augusto se dedicó este lunes a dar declaraciones a algunos medios de comunicación y a atajar rumores. Se le notó tranquilo y seguro de que el caso probablemente no irá más allá de Bermúdez Requena.

Sostuvo que si hubiese sospechado de su entonces secretario de Seguridad “inmediatamente lo hubiésemos separado del encargo (…) nos veíamos, pues todos los días acudíamos a la mesa de seguridad, ahí se presentaban él y las demás autoridades, presentaban los informes correspondientes. Una vez a la semana acudían incluso directores de Seguridad Pública de los municipios”.

Habrá que agregar que en medio de la caso-crisis Adán Augusto, surgió un ingrediente que avivó la controversia, ya que el coordinador de los diputados morenistas, Ricardo Monreal, anunció que no acudiría al encuentro de Morena. Ante los rumores, el zacatecano negó que estuviera en Europa y a través de sus redes sociales aseguró que un compromiso familiar le impedía asistir.

En los próximos días se verá hasta dónde llegará este caso que de una u otra forma ha ensuciado a Morena. Fin