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Hoy Escriben - Elio Henríquez

Rotonda Pública

Como que son ya muchos frentes abiertos en Morena y de algún modo en el gobierno, pues está el caso del huachicol gate, el de La Barredora y ahora el del senador Adán Augusto López Hernández, que también fue salpicado por el asunto de este grupo criminal tabasqueño, por su relación con el exsecretario de Seguridad Pública de Tabasco, Hernán Bermúdez Requena.

El tema del huachicol está por ahora medio apagado, cuando menos a nivel mediático, porque los responsables, o una parte de ellos, están siendo procesados judicialmente.

Es probable que la justicia se quede a esos niveles de los oficiales de la Secretaría de la Marina Armada de México que ya están en la cárcel. Se especula con que en este caso, el gobierno de Estados Unidos tuvo algo o mucho que ver para que se destapara ocasionando cierto deterioro al gobierno.

Lo mismo pasa con el tema del grupo criminal La Barredora, cuyo principal presunto responsable, Bermúdez Requena, ya está en la cárcel también, lo que ha ayudado a Morena y al gobierno a medio respirar (por ahora).

Lo que ahora está hasta arriba mediáticamente es el caso de Adán Augusto, actual senador y antes secretario de Gobernación y gobernador de Tabasco, además de ser uno de los principales precandidatos morenistas a la presidencia de la República.

Lo último que ha salido, lo más reciente, mejor dicho, se refiere a un depósito de más de 79 millones de pesos que medios de prensa aseguran recibió en 2023-2024 el senador, a lo que él ha respondido que se trata de ingresos por servicios profesionales, ya que él es “el mejor” notario público en Tabasco.

Ya sea que las filtraciones procedan del llamado fuego amigo o desde la oposición derechista, en este tema le han ido hurgando y se asegura también que no pagó el Impuesto Sobre la Renta (ISR) como correspondía.

El problema aquí es que lo anterior deja malparado al gobierno que está en pleito con el empresario Ricardo Salinas Pliego, quien se ha negado a pagar impuestos con diversos pretextos y por lo mismo está en la mira del SAT, al tiempo que el magnate coquetea con la posibilidad de lanzarse como candidato presidencial.

López Hernández es el funcionario o servidor público morenista de más alto nivel al que le han encontrado temas sensibles, ciertos o no, para bombardearlo mediáticamente. Además, no solo es paisano del expresidente Andrés Manuel López Obrador, sino hombre de toda su confianza.

Justamente por eso también se han enfocado las baterías en contra de Adán Augusto porque la oposición sabe que a quien hay que romperle la imagen es a López Obrador, creador de Morena y de la llamada Cuarta Transformación con sus programas sociales que tanto han ayudado a la gente, sobre todo a la más pobre, aunque, como ya se ha dicho antes, en el tema de seguridad su gobierno quedó a deber mucho.

Quiérase o no, un asunto de golpeteo mediático, con o sin razón, como el que está en curso en contra de Adán Augusto no afecta solo a las personas ni al partido, sino al gobierno federal porque para efectos de propaganda electoral próximamente se difundirá profusamente y podría tener un efecto negativo en las urnas.

Por eso, si es que quiere que su imagen siga en alto (por ahora la presidenta Claudia Sheinbaum tiene alrededor del 70 por ciento de aceptación), más vale que de una vez Morena y el gobierno saquen las manzanas podridas y traten de sanear la situación, por decirlo de alguna forma, para que la oposición no tenga muchos argumentos para sus campañas electorales.

Es más, debería de destapar desde adentro, algunos actos de corrupción ya detectados para dar una especie de golpe de timón y ganar credibilidad ante la opinión pública, porque cuando se hace desde adentro como una especie de autocrítica, los efectos son positivos. Decir, por ejemplo: “Nosotros sí estamos combatiendo la corrupción”.

Falta mucho para las elecciones intermedias de 2027, pero si continúan saliendo casos de presunta corrupción, el gobierno y su partido podrían pagar las consecuencias y perder la mayoría en la Cámara de Diputados, lo que sería un grave revés.

Uno de los problemas de la oposición, en todas partes, es que cuando se vuelve gobierno corre el riesgo de corromperse porque se manejan muchos miles de millones de pesos y la tentación es canija. Y más cuando no todo lo que se ofrece en campaña se cumple.

Habrá que esperar cuántos casos más aparecen, si es que los hay, y sobre todo, su gravedad. A la mejor por ahora, Morena y el gobierno están confiados en el gran apoyo popular, pero no hay que olvidar que el desgaste político juega siempre en contra.

Picotazos. Cada vez va quedando más claro que la Organización de Naciones Unidas (ONU) es un cascarón que poco sirve para los objetivos que fue creada en 1945 en el contexto de la segunda guerra mundial. Ese organismo es ahora incapaz de medio poner orden y frenar las guerras de unos países contra otros o de genocidios como el de Israel contra Palestina. Nadie le hace caso, por lo que los países deben de replantearse una modificación que lo haga eficaz para detener la destrucción. Ya en 2023 el expresidente Andrés Manuel López Obrador había criticado el desempeño no solo de la ONU, sino de la Organización de Estados Americanos (OEA), por estar “como floreros”, no ver, no oír y no hablar ante los diversos conflictos, por lo que planteó una renovación. En el mismo sentido se pronunció el año pasado el mandatario de El Salvador, Nayib Bukele, quien decidió no asistir a la octogésima Asamblea General de la ONU, que se desarrolla desde el 23 al 29 de septiembre en Nueva York, Estados Unidos. “Esta vez me salté la Asamblea General de las Naciones Unidas, me pareció inútil este año”, escribió en redes sociales. En su discurso del año pasado expresó: “Tenemos pruebas innegables de esta decadencia todos los días. Las nuevas amenazas de guerras continúan todos los días”. Cada vez son más las voces que hablan sobre la necesidad de realizar cambios importantes en ese organismo internacional. Fin