Marisela Escobedo
El documental de Netflix
Las personas sólo mueren si uno las olvida”: Isabel Allende
Son casi las 9 de la noche. Un individuo joven desciende de una camioneta blanca. Viste ropas de mezclilla y tenis. Pistola en mano camina al encuentro de Marisela. El arma se le encasquilla. Marisela corre. El sicario la sigue, la alcanza y le dispara frente a todos, a mansalva. Marisela ha muerto. Queda tirada en la banqueta entre mucha sangre y tímida llovizna.
En el hartazgo, ultrajada, un día Marisela inició plantón indefinido frente al palacio de gobierno de Chihuahua. Colocó una manta exigiendo justicia con la fotografía del sujeto que le cerró los ojos a su hija, en 2008.
Ya había recorrido el país caminando, a veces sin ropa, sólo cubierta con cartelones en donde denunciaba el homicidio sin castigo. La imagen del uxoricida no podía faltar. Sus gritos no se apagaban hasta esa fatídica noche del 16 de diciembre de 2010. Ahí, plantada, pensaba pasar navidad con sus otros hijos y cenar pavo.
Su legado es luz en las sombras. Lloramos al acordarnos de ella, esa mujer valiente e intrépida a quien sólo una bala en la cabeza pudo detener y callar. Desafió al sistema. Desnudó pudrición policial. Vio a la muerte a los ojos. Y nunca tuvo miedo.
Marisela Escobedo Ortiz colgó el uniforme de enfermera del IMSS para convertirse en atrevida activista social tras el asesinato de su hija Rubí Marisol, entonces de 16 años, a manos de su pareja sentimental, un hombre desquiciado mayor que ella. El monstruo mató a la chica, le prendió fuego y enterró sus despojos.
En 1966, Truman Capote, con una obra profundamente realista armonizó el misterio y la elegancia de la prosa literaria para entregarnos A sangre fría, que relata con magistral talento el asesinato de la familia Clutter, en una granja de Kansas, hecho que estremeció a todo Estados Unidos. Por eso a Capote se le considera padre del new journalism (nuevo periodismo).
El documental
Paso a paso, en un documental bien realizado, dramático, gótico e introspectivo, Netflix nos adentra en la oscuridad de “Las tres muertes de Marisela Escobedo” y, de la mano, guía al espectador hasta llevarnos a una conclusión fatal: Impunidad.
Más allá de un reportaje que en momentos congela la sangre, produce rabia, impotencia y abre porqués, asistimos a un caso tremebundo aquí en donde, de acuerdo con estadísticas, se cometen diez feminicidios al día.
Netflix subió a su plataforma en 2020 el tema de Marisela Escobedo con miedo, por supuesto, a censura gubernamental. El documental sigue ahí, refregándonos en la cara esa contaminación bárbara que controla al sistema de justicia cuya función es defendernos, protegernos, pero, lamentablemente, está el servicio de criminales.
Quizá debemos agradecer a Netflix porque, casi invariablemente, tiene contenido que podría considerase apología del delito al fomentar series sobre narcotráfico.
Las tres muertes de Marisela Escobedo es, sin embargo, secuencia cronológica fría que, si bien duele mucho, obliga a seguir exigiendo una transformación honda, sin hipocresías, en materia de justicia en este México atormentado por bandas que roban el aliento y asesinan a la sociedad. El México que avergüenza.
Corolario
1. ¿Qué pasó con aquellos jueces que, por unanimidad, liberaron al homicida confeso de Rubí Marisol? Fueron sujetos a juicio político en una farsa mediática y hoy siguen trabajando libres de toda responsabilidad ética. Duermen bien. Comen bien. Ganan bien, despintados, indiferentes a la tragedia que los embarra.
2.Sergio Barraza, asesino de Rubí, murió en enfrentamiento luego de enrolarse en un grupo delincuencial. Hijos de Marisela, exiliados en Estados Unidos, afirman que el hombre preso por, presuntamente, haber liquidado a su madre no es él.
3.Soberbio y corrupto como buen priista, César Duarte Jáquez, ex gobernador de Chihuahua a quien le estalló en las manos el caso de Marisela y su hija y lo tomó con desdén maligno e inhumano, está preso en una cárcel de Estados Unidos por enriquecimiento ilícito y probables nexos con el crimen organizado. Cuánto diéramos porque este ogro del inframundo no saliera nunca de prisión.
4.El 2 de noviembre de 2020, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) notificó al Estado mexicano la existencia de una denuncia interpuesta en su contra por el feminicidio de Rubí Frayre Escobedo y el asesinato de Marisela Escobedo, otorgándole un plazo de tres meses para remitir sus observaciones. Nada ocurrió.
Símbolo
Marisela es símbolo para miles de mujeres que en México alzan puños y voz contra el patriarcado, injusticias e impunidad. La lucha de Marisela es imperecedera, su recuerdo, perenne…
La frase
“No me voy a esconder. Si me va a venir a asesinar, tendrá que venir a asesinarme aquí para vergüenza del Gobierno”: Marisela Escobedo, poco antes de su brutal crimen.








