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Hoy Escriben - Húbert Ochoa

Sólo para enterados

ERA; humanismo

Oxchuc: santa paz

Caldo de rata

Epitafio macabro

Sonriente, contenta, este domingo 23 la secretaria de Gobierno, Paty Conde Ruiz, dio un balance sobre la jornada electoral en Oxchuc, municipio localizado en los Altos de Chiapas que en tzeltal significa “Tres nudos”, famoso por su carnaval entre rezos, aroma a incienso, procesiones y mucha comida.

Aparte de los tamales, en esas fechas suele repartirse el delicioso caldo de rata, un platillo exótico que en los restaurantes oxchuqueños puede costar hasta 300 pesos.

Esta es la primera vez que Oxchuc celebra comicios para elegir a sus autoridades, pues antes se hacía por usos y costumbres, una vieja tradición que desató riñas sangrientas, antagónica a la libertad.

Durante diez horas, habitantes de 142 localidades y 25 barrios que tiene la cabecera municipal salieron a votar en 76 urnas, donde participaron 228 funcionarios y hubo 42 mil 046 boletas. 

“Todas las casillas fueron instaladas sin incidentes, garantizando un proceso seguro y respetuoso”, dijo a las siete de la tarde la secretaria Conde. Posteó un video en redes sociales.

Conflicto

Oxchuc vivió un conflicto por la alcaldía que parecía eterno. Enfrentamientos armados, quema de casas y bloqueos carreteros provinieron de una disputa financiada por grupos caciquiles que controlan la venta del posh, esa bebida alcohólica ancestral fermentada del maíz.

El último plebiscito (2021) dejó un muerto y múltiples heridos cuando, de once candidatos, Hugo Gómez proclamó su triunfo. Los balazos se desataron en medio de la llovizna generando terror en la plaza principal colmada de hombres, mujeres y niños.

Lo que ocurrió el domingo 23 en Oxchuc no es un milagro de Santo Tomás Apóstol, patrono del pueblo, sino paradigma de que ahí se ha recuperado la gobernanza tan necesaria, única, para el desarrollo sostenible.

Humanismo que Transforma es, más allá de un concepto disruptivo, una filosofía ética del gobernador Ramírez para desterrar, precisamente, la violencia secular que ha atormentado a las comunidades nativas de Chiapas.

A leguas se nota que la tarea es inextricable, pero Ramírez Aguilar lo hará sin consultar pitonisas porque es un profundo conocedor de las Ciencias Sociales. 

En Oxchuc se ha dado otro paso histórico de democracia. Suena a cliché, pero es la realidad actual. 

Marianne

Marianne camina con paso firme en la sala del juzgado. Pasa el control de seguridad sin ser revisada. Sus dos manos están ocultas en las bolsas de un abrigo blanco que lleva ese día. Sus pómulos, ligeramente levantados, muestran la ira que hay en su rostro.

Todos se sientan. Ella queda de pie. Súbitamente saca una pistola Beretta y le dispara siete veces a Klaus Grabowski, de 35 años, un malvado violador de niñas y exconvicto que se desploma de la silla ante el asombro de los presentes. 

El despreciable Klaus se retuerce dos minutos y finalmente muere. Marianne sigue parada, inamovible como una estatua, hierática. No sabe que Klaus ha muerto, por eso dice “ojalá esté muerto”.

Es el 6 de marzo de 1981. Un Tribunal en Alemania juzga por tercer día consecutivo a Grabowski, luego de abusar sexualmente y asesinar por ahorcamiento a la pequeña Anna, de 7 años, hija de Marianne.

Llamada “la mamá vengadora”, Marianne fue sentenciada a pasar un lustro en prisión por homicidio, doce meses después de matar a Grabowski. Sin embargo, el jurado modificó su decisión y ella solo estuvo tres años en la cárcel.

Plan criminal

Klaus había ideado perfectamente un Iter criminis (plan criminal) para cometerlo en contra de Anna. Solo esperó el momento adecuado. Detrás de su faceta amable, se escondía un temible asesino.

También carnicero del barrio, Klaus usó estos pasos: primero secuestró a Anna llevándola a su apartamento. La violó repetidas veces. Luego la asesinó. Esperó el anochecer, metió el cadáver en una caja y lo arrojó en un canal de aguas negras.

“Lo único que lamento es no haberle disparado en la cara, para que me viera de frente”, confesó Marianne, porque, ciertamente, el maldito Klaus recibió los tiros en la espalda. Siete tiros, los mismos años que tenía Anna.

Marianne Bachmeier murió de cáncer en septiembre de 1996. Su tumba está junto a la de Anne en el cementerio de Lübeck, Alemania. 

Klaus ya había estado en prisión varias veces y siempre salía de ella. La venganza es un plato que se sirve frío.

Moraleja:

Necesitamos legislaciones más poderosas para impedir que tantos sociópatas anden sueltos por las calles como Klaus Grabowski.

Erradicar la impunidad debe ser obligación moral de todos los gobiernos porque la justicia es el valor fundamental para vivir en sociedad. 

 

Epitafio macabro

“Nos vemos en el infierno, Daniel. Descansar en paz será difícil después de inventar mentiras toda tu vida”, publicó en su cuenta de Twitter el periodista Pedro Ferriz tras el deceso del conductor Daniel Bisogno.

Es un epitafio macabro.