El niño Damián

¿Sentencia justa?

La muerte acecha

Mala suerte

Es el 7 de febrero de 2023. Amparo dejó a su hijo  Mauricio Damián (3 años) en la guardería Pinguin&Babe, ubicada sobre 8a Norte Pte. 1443-C, barrio Juy Juy, centro de Tuxtla Gutiérrez. 

Tiene una fachada rústica pintada de un azul feo con muchos dibujos infantiles como conejitos, perritos, leoncitos, ositos, etc. Una puerta de entrada color café, de muy mal gusto, desgastada.

¿Por qué Amparo confió en esa institución si solo ver el frontis genera cierto escozor? Claro, ella no maneja la técnica del feng shui, pero el sentido común permite a todos asumir decisiones razonables.

Explicó: “Yo lo que buscaba siempre era lo mejor para mi niño, y como mi niño no hablaba, hablé con la psicóloga y me dijo que ahí recibían niños regulares, con Síndrome de Down, y muchas otras cuestiones, mi niño tenía autismo; me dijo todas las terapias que manejaban, todas las terapias que necesitaba Damián”.

Horas después, Amparo recibió una llamada del colegio, de esas llamadas terroríficas que uno jamás quisiera recibir. Damían había tenido “un accidente”. A Amparo le sobrevino una taquicardia y presagios funestos.

“Está muerto”  

La coartada de los directivos del plantel es que Damián caminaba a orillas de la alberca y, de pronto, cayó en ella. Al rescatarlo, se había broncoaspirado. Extrañamente, esa versión la compartieron autoridades de Protección Civil.

En el centro educativo existía una alberca donde los pequeños recibían clases de natación y otros con discapacidad, terapias acuáticas. Sin embargo, la supervisión resultaba ineficaz, los niños estaban en manos equivocadas. Hubo una clara omisión, una omisión mortal.

“¿Cómo llegó Damián a la alberca sin que nadie se diera cuenta? Eso ahora lo vemos, y reconocemos que esto no es un accidente, reconocemos que la escuela no tenía la seguridad que debe tener, y que seguramente en la Secretaría de Educación pasaron eso y más medidas”, denunció Lorena, una madre de familia.

Después de la necropsia, Damiancito fue entregado a sus padres, la noche de ese sábado. Lo velaron en su casa de Terán. Su foto, sonriente, descansa arriba del féretro color blanco. Infinidad de flores lo rodean. Cuatro cirios iluminan su viaje a Mictlán, ahí donde descansan los muertos.

El domingo 8, padres de familia furiosos se manifestaron por la ciudad y llegaron a Pinguin&Babe exigiendo su clausura.

El caso de Damián desprendió una serie de irregularidades, complicidad y colusión. Incluso, se reveló que uno de los dueños tenía un cargo importante en la Subsecretaría de Planeación de la Secretaría de Educación.

Los condenan

Después de dos años, el 13 de marzo de 2025, la Fiscalía General del Estado obtuvo sentencia condenatoria en contra de José “N” y Brunet “N”, por el delito de homicidio culposo cometido en agravio de Damián.

De acuerdo a la carpeta de investigación, el 7 de febrero del 2023, la madre del menor dejó a su hijo a las 9:00 horas en el Instituto Pinguin&Babe, ubicado el barrio de Juy Juy de Tuxtla Gutiérrez, propiedad de los sentenciados, retirándose a su trabajo. 

A las 11:00 horas se le informó que su hijo sufrió un percance y había sido trasladado a la clínica San Miguel, por lo que se dirigió a dicho nosocomio y al llegar, se le informó que su hijo había perdido la vida al caerse a la alberca del Instituto. Ella entró en  shock.

Al considerar y valorar los órganos de prueba, el juez de enjuiciamiento emitió una sentencia condenatoria de 4 años y 3 meses de prisión, la suspensión de derechos a ejercer profesiones que tengan implícito el cuidado de menores.

Asimismo, no ser parte de instituciones de educación ni el cuidado de menores y al pago de reparación del daño por la cantidad de un millón 37 mil 200 pesos. 

La sonrisa de Damiancito se apagó para siempre…y quienes debieron cuidar su vida, pronto, estarán libres quizá regentando otra escuela porque cuatro años de cárcel es una bicoca. 

La muerte

Domingo 16. Estás hospedado en un buen hotel de Tuxtla Gutiérrez. Sientes ganas de disfrutar la tarde, te colocas una bermuda azul con rayas blancas y playera polo. 

Sales, te acuestas en un camastro que rodea la piscina de agua turquesa, escenario propicio para tomarse un martini, dos, tres, cuatro…o emborracharte. Pides snacks.

Sin aviso, Eolo, dios del viento, desata su furia con una poderosa turbonada que zarandea árboles, espectaculares y coches estacionados. El ruido es estentóreo como en una película de terror. 

Una palmera, al parecer seca, cae sobre ti matándote al instante porque la muerte no descansa ni en domingo. Ella siempre nos sonríe con su túnica negra que le da hasta los tobillos, capucha y guadaña en mano derecha.

¿Existe la mala suerte? Se define en la grosera frase de que “cuando te toca, aunque te quites, y cuando no, aunque te pongas”. Requiescat in pace…