Jesús Alaín
¿Our qué, muchacho?
Cerrar la Mactumactzá
Cuelga de inmediato…
1. Los ojos del señor Jesús Lenin Vázquez Santizo están al borde de las lágrimas. Originario de La Grandeza, municipio de imponente arquitectura colonial, él ha perdido a su hijo en una tragedia que pudo evitarse replanteando esa delgada línea entre los derechos y el libertinaje.
Afirma la filosofía popular: “Tus derechos terminan donde empiezan los derechos de los demás”. Es una premisa jurídica y democrática.
El 15 de mayo, Jesús Alaín no quería asistir a una escalada de violencia que habían preparado los “líderes” de la escuela normal rural Mactumactzá. Había un extraño tufo a muerte y, quizá, Jesús Alaín ya lo percibía. El destino, muchas veces, juega en contra del libre albedrío.
Como otros tantos chicos, Jesús Alaín fue amenazado por quienes han formado una guerrilla que desafía la ley y atropella las libertades ciudadanas. Jesús Alaín se unió a diez vándalos tal vez poseídos por alguna fuerza demoníaca o una sustancia ilícita.
Jesús Alaín fue otra víctima de la barbarie cometida por esos sujetos no compañeros suyos, sino psicópatas que controlan a otros usando el terror emocional.
El joven perdió la vida al caer de una camioneta en movimiento cuando huyen al ver a las fuerzas del orden.
¿Por qué, Jesús Alaín, si ya estabas en el octavo semestre de la carrera, casi a punto de culminarla? ¿Por qué, Jesús Alaín, si hablabas, con pasión, de tus deseos de ir a las comunidades, allá donde faltan maestros extraordinarios para combatir la ignorancia?
No te conocí, Jesús Alaín. Sin embargo, te voy a extrañar porque me han platicado sobre tus notables deseos de convertirte en un gran pedagogo.
Llamado
2.- “Yo estaba en la comunidad al recibir la llamada. Es de esas llamadas que jamás nadie quisiera recibir. No se lo deseo a ningún padre”.
El sufrimiento de don Jesús Lenin se nota a leguas. Con voz entrecortada plantea una reflexión metacognitiva que debe permear tanto en la comunidad estudiantil y padres de familia de la normal rural Mactumactzá y, desde luego, en el gobierno.
“No más violencia, no más bloqueos, ese es mi llamado al comité de la normal rural Mactumactzá. No queremos que a otro alumno le pase lo que le pasó a mi hijo”, son las palabras de un hombre que hoy está desecho porque ningún padre debería enterrar a un hijo. Las he transcrito tal cual, sin adulteración semántica.
Piden cerrarla
3.- Cada normalista de la Mactumactzá recibe más de 73 mil pesos en diversos apoyos, aparte la beca “Benito Juárez” por un monto de 4 mil 400 pesos bimestrales y otros beneficios.
El presupuesto a dicha normal aumentó 4 millones de pesos. Anualmente, el gobierno les otorgaba 800 mil pesos para celebrar el “día del estudiante”, durante tres días de alcohol.
De la autonomía han hecho visa de impunidad creando un autogobierno que tiene predominio absoluto y contratación de funcionarios administrativos, docentes e incluso de limpieza.
La iniciativa privada, sector primario cuya fortaleza genera en gran parte el PIB local, ha reclamado múltiples veces el cierre de ese cuartel gansteril por las millonarias pérdidas y saqueos que sufre.
Creada para formar maestros y expandir conocimientos pedagógicos al medio rural, la Mactumactzá tergiversó sus orígenes por ir contracorriente al pensamiento juarista. Al infiltrarse la CNTE, las conductas se volvieron extremas generando una crisis de seguridad.
El ciclo metabólico en la Mactumactzá nos obliga a considerar una reingeniería total para volverla a sus principios, ahora bajo control de un gobierno interno que se caracteriza por un trastorno de oposición desafiante. O se saca de Tuxtla o se cierra…
De un penal
Un secuestro virtual fue neutralizado por la Fiscalía General del Estado. Mire, la víctima supuestamente se encontraba en problemas ya que estaba compartiendo información de un grupo criminal, según amenazaba un sujeto del otro lado de la línea.
En una segunda llamada, el extorsionador les solicitó un pago de 100 mil pesos para supuestamente liberar al implicado.
Las autoridades dieron a conocer que se trataba de un secuestro virtual y, tras realizar las investigaciones, determinaron que las llamadas procedían de un penal de Tamaulipas.
Finalmente, el joven fue ubicado dentro del parque Caña Hueca, en Tuxtla Gutiérrez, donde se le proporcionaron las atenciones correspondientes y se confirmó que se había tratado de un engaño telefónico que tenía como propósito la extorsión.
Aguas…
El secuestro virtual es una extorsión telefónica donde criminales simulan el secuestro de un ser querido para obtener dinero. Engañan a la víctima mediante amenazas para que se aísle y apague su teléfono, mientras contactan a sus familiares exigiendo un rescate.
Haz algo muy sencillo: Cuelga de inmediato…