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Hoy Escriben - Húbert Ochoa

Sólo para enterados

Morir de amor

Dos copas de vino…

Números de terror

“Estaba loco por ella”

1.- Ella tenía todo: Juventud, una profesión de médica, sin duda la más emblemática entre las humanidades, era hermosa como Helena de Troya, una buena posición económica, un trabajo que muchos quisieran y hasta envidiaban ¿Qué le faltaba?.

Rosa Isela estaba en su lujoso departamento ubicado sobre una zona de altísima plusvalía tuxtleca. Sirvió dos copas de vino, un vino caro, desde luego. Las colocó en una mesa de centro y caminó hacia el baño. 

Rosa Isela va seguida de cerca, muy de cerca por la muerte que, sonriente, viste una enorme túnica de color negro que arrastra silenciosa y en la mano izquierda lleva su guadaña. Está lista para dar el zarpazo, uno, uno sólo, como el guepardo mata a su presa.

Breves minutos Rosa Isela quedó meditativa viéndose frente al espejo y reclinada en el tocador de cerámica importada. Mirarse al espejo es un acto de introspección, pero también pueden abrirse puertas que lastiman el alma.   

Rosa Isela destapó un pastillero en el que había una gran cantidad de droga controlada, esa para la depresión. Sin dudarlo tomó 30 tabletas acelerando su sistema nervioso central y provocando un síndrome serotoninérgico potencialmente funesto. 

 2.- Distintas caras

Rosa Isela era alegre como toda la gente costeña, 32 años, originaria de Mapastepec, tierra de pescadores y en donde fabrican un delicioso queso que no le pide nada al queso que elaboraban las ninfas de la mitología griega. 

La joven no manifestaba a simple vista cambios emocionales como para pensar que va a perpetrar una locura, la última, abominable y fuera de toda lógica. El suicidio esconde distintas caras.

Los peritos lograron entrar al fastuoso condominio usando un ariete policial porque Rosa Isela aseguró la puerta por dentro. Lo que hallaron fue una escena aterradora. Recorrieron la pieza y, al lado de aquellas dos copas de vino que nadie había tomado, encontraron una nota en papel perfumado escrita por Rosa Isela: 

“Te amo, ojalá nunca cometas los mismos errores que yo” le dijo a quien, al parecer, fue su pareja sentimental. Por protocolos forenses, admito que nunca tuve acceso a los manuscritos, pero fuentes de la policía me hicieron dichas revelaciones. 

A diferencia de Cleopatra que se acostó entre cobras que la mordieron hasta matarla, Rosa Isela colgó el estetoscopio, guardó el bisturí, la bata de un blanco impecable. Y otra vez tengo que citar a mi abuela Sirfinia con su dicho “caras vemos, corazones no sabemos”.

3.- Henry

Al verlo en aquella caja mortuoria gris, acompañada de cuatro cirios y un Cristo, nadie daba crédito a lo ocurrido. Su secreto permanece incólume. Y él alcanzó la libertad.

Plan de Ayala es una folclórica colonia del lado sur poniente de la ciudad en donde abundan los perros flacuchos. La gente es amable. Puestos de cerveza, cantinas y taquerías al pastor están por montón. Ahí vivió Henry.

A los 28 años, un día soleado de domingo, Henry decidió quitarse la vida en un cuarto que rentaba en la avenida Baja California y Calle Campeche. Henry llevaba una existencia rutinaria.

Encima de una mesa rústica una carta póstuma sobresale: “No se culpe a nadie de mi muerte” pidió Henry. Todavía sus amigos se siguen preguntando los porqués.

En medio del ritual litúrgico, sorbos de café y humo de cigarro, varios rumores se propagaron. Una posible ruptura amorosa lo habría llevado al desenlace tan infausto. “Estaba muy enamorado de esa muchacha”, fue una versión. Otra: “Estaba loco por ella, como que le hizo brujería”. 

A Henry lo apreciaban en el barrio. Tenía apuros financieros, sí, porque en esta época quién no los tiene. Trabajaba duro para sostenerse. Todos le debemos a Coppel o a Elektra y, los más fifís, a Liverpool, pero debemos.

 Datos duros

La semana pasada, el fiscal Llaven dio datos que, por un lado, como sociedad, duelen y nos llaman a mover conciencias y, por otro, obligan a fortalecer acciones para prevenir el suicidio porque hablamos de una tragedia que hiere a familias y comunidades. Es un tema de salud pública y mental que, desgraciadamente, va en aumento.

En Tuxtla Gutiérrez, en el 2024, se cometieron 35 suicidios y en este año van 43, lo que representa un incremento del 23 %; tan solo en septiembre hubo nueve y de acuerdo con el seguimiento es el mes en el que más se ha cometido en el año.

“Los suicidios, si bien no representan una estadística en cuanto a la incidencia delictiva, sí nos dan parámetros para poder trabajar en el tema de prevención y en el tema de salud pública, que eso es muy muy importante. Tenemos mucho que hacer como sociedad y como autoridad”, reconoce el fiscal Llaven.

Mi opinión

El uso excesivo de las tecnologías aceleró este fenómeno doloroso, como el caso de Jerick (once años) que se quitó la vida porque le prohibieron escuchar a ese narco cantante llamado Peso Pluma.