ERA, el abrazo
Reconoce al EZLN
Atentado a tiros
Gleason: el fracaso
Dice Alex Rovira, autor de varios best-seller: “Un abrazo es un sencillo pero profundo gesto que posee un inmenso poder sanador, capaz de transformar nuestro estado emocional en cuestión de segundos.
A través de un abrazo, las barreras se disuelven y los corazones se sincronizan, creando un espacio de conexión genuina que pocas palabras pueden igualar”.
Veo la foto en donde el gobernador Lalo Ramírez se funde en un genuino abrazo con una mujer nativa en una muestra del antropocentrismo que hoy vive Chiapas después de la noche oscura y trágica del pasado, bañada en sangre.
El antropocentrismo, nos enseña la web, “es una doctrina filosófica y cosmovisión que sitúa al ser humano como el centro del universo, el principal referente y la medida de todas las cosas”.
El gobierno del doctor Ramírez se apoya en dos ejes ancestrales provenientes de la idiosincrasia maya: Lekil Kuxlejal y Jam Jach’ulel, abre tu conciencia y el alma.
Y la primera, busca pasar del indigenismo tradicional a un humanismo que ponga a los pueblos originarios en el eje del desarrollo y la toma de decisiones en Chiapas.
Incluso ha reconocido la lucha histórica del EZLN, mientras otros gobiernos lo desdeñaron y desafiaron haciendo sonar los tambores de guerra en la selva chiapaneca.
En un mundo que a menudo parece tan frío, impersonal y apresurado, los abrazos son como rayos de sol que nos calientan el alma, iluminando incluso los días más oscuros.
Por eso, aquella foto del gobernador Ramírez con la joven que viste su traje típico autóctono no es cualquier foto, más allá de que está muy bien lograda por el fotógrafo de Icoso. Es un ejemplo de la nueva ERA que vive Chiapas. Y no, no necesitamos darnos un pellizco para descubrir esta realidad.
Atentado
La noche de este domingo se registró un atentado con arma de fuego en contra del delegado de Gobierno en Yajalón, Lucas Santiago Pérez Pérez, cuando transitaba por el municipio de Tila.
De acuerdo con información preliminar, los hechos ocurrieron alrededor de las 21:00 horas, a la altura de la bloquera Los Patos, sobre el tramo carretero Petalcingo-Pulpitillo, cuando el funcionario regresaba de realizar actividades relacionadas con sus quehaceres oficiales.
Durante el ataque, los sujetos dispararon en varias ocasiones con armas de grueso calibre. Dos impactos alcanzaron la camioneta en la que se trasladaba el delegado, mientras que un tercer proyectil lo hirió en el hombro. Afortunadamente, la lesión no puso en riesgo su vida, ya que la bala tuvo salida.
El funcionario logró ponerse a salvo siendo trasladado, de inmediato, al hospital de la cabecera municipal de Yajalón donde se reporta estable y fuera de peligro.
Se desconocen las causas del ataque. No se ha confirmado si se trató de un intento de asalto o de un hecho relacionado con motivos políticos o delincuencia organizada.
Se espera que en las próximas horas las autoridades correspondientes brinden mayor información. En Chiapas, ya lo han advertido el gobernador Ramírez y su fiscal Llaven Abarca, no hay marcha atrás en la lucha contra la inseguridad.
Gleason: fracaso
El diputado petista Roberto Albores Gleason junto con sus operadores estrellas Reynol Ozuna, Pepe Albores, Hugo Pérez Anzueto y Mario Fox cierran año en la desgracia política.
Cayeron del encanto en la esfera de poder y hasta de su partido, el PT, donde Amadeo Espinosa no les dio ni a oler la dirigencia.
Reynol Ozuna se atrincheró en la familia, Pepe Albores flota en el aire, Hugo Anzueto se desmoronó por traicionar la confianza de la nueva ERA, y Mario Fox no entiende que el control político en Chiapas ya no tiene nada que ver con los de la casona de San José a los que ha financiado tanto.
Mi opinión
Un político sensato hubiera optado por el retiro y vivir de su fortuna y la de los suegros que tiene en Yucatán, de donde es su esposa. No aprendió nada del padre, ese viejazo don Roberto Albores Guillén, un caballero de la política que se refugió en el ostracismo allá en su natal Comitán, entre butifarra y arquitectura colonial.
Desesperado, flaco, ojeroso y cansado, Albores Gleason necesitaba mendrugos, sobras políticas que ni un perro callejero recibiría. Él sí y, ya en la angustia, se enroló en esa banda de criminales llamada Partido del Trabajo.
¡Ja! Impensable que esos delincuentes le dieran si quisiera a olor la dirigencia partidista. Desde 1991 Amadeo Espinosa Ramos se adueñó de esa franquicia y jamás la soltó. Jaló a sus cuates, todos del magisterio, creando una pequeña mafia que se roba las senadurías, diputaciones federales y locales, así como cuadros directivos.
Bien merecido se lo tiene Albores Gleason. Desvergonzado, adiós a su sueño de la gubernatura. Ya está viejo y fracasado.








