Cuando los españoles llegaron a América, se sorprendieron de los indígenas que aspiraban el humo del tabaco quemándolo en unos recipientes llamados tarascos, por ello, algunos aseguran que esa hierba procede de las Islas Tobago de América, mientras otros suponen que procede de Arabia y su denominación original es tabbáq. A Europa fue introducida en 1560 por un sujeto de apellido Nicot, del cual deriva el vocablo nicotina.

Esa planta, que actualmente se consume en todo el orbe, es relevante en la economía de país porque se exporta un volumen importante, sin embargo, al revisar la relación entre las ventajas financieras de esa producción y los gastos causados en la salud, sobresale este último rubro.

La mayoría de los tabaquistas en el país oscila entre los 26 y 34 años de edad y el 60 por ciento son usuarios leves al consumir de uno a cinco cigarrillos al día.

Se estima que las razones más importantes por las que se fuma, en orden decreciente de importancia son por costumbre, gusto y para tranquilizarse. Se fuma más al asistir a reuniones, al tomar bebidas alcohólicas y durante el trabajo. Los motivos para empezar a fumar son por curiosidad y porque compañeros, amigos o familiares lo hacen. Muchos jóvenes equivocadamente consideran ese consumo como un signo de hombría.

La comercialización de cigarrillos con filtro y de tipo ligero ha propiciado que el adicto aumente el número de cigarros a diario, para no disminuir la cantidad de nicotina en su torrente sanguíneo.

De pequeños obtenemos placer en actividades en la que interviene la boca por lo que algunos estudiosos de la conducta humana aseguran que en el tabaquista hay restos de ese comportamiento infantil, afirmación con la que no coincide el autor de este texto.

Quienes suponen que recurrir al cigarrillo, puro o pipa sólo es una costumbre, ignoran que el contenido de esos productos es un estimulante del sistema nervioso central del grupo de las drogas legales, que constituye uno de los problemas sanitarios más graves de todo el orbe.

El humo del tabaco contiene más de cuatro mil sustancias químicas, siendo la nicotina, el monóxido de carbono y el alquitrán las más nocivas. La primera de esas sustancias es la responsable de la dependencia psicológica que genera, la segunda ocasiona endurecimiento de las venas y el alquitrán es un factor importante de cáncer; patología esta última que también puede ser ocasionada por otras sustancias contenidas en ese humo.

Se estima que al año ocho millones de personas fallecen en todo el mundo por esta hierba. De esta cifra, un millón de personas que no fuman mueren por inhalar el humo de forma indirecta, es decir, de quienes sí fuman.

En ocasiones el uso de tabaco resulta molesto para el no fumador. Ante ello, el adicto tiende a minimizar ese hecho alegando su derecho a hacer con su cuerpo lo que les plazca. Aunque los no fumadores adultos tienen la capacidad de alejarse de la humarada, los niños cuyos padres son adictos a la nicotina no tienen esa posibilidad. Como consecuencia de la imitación, con el paso de los años varios de esos críos se convierten en tabaquistas.

En los fumadores se observa una alta frecuencia de cáncer, además de otras patologías como gastritis, bronquitis, enfisema y enfermedades cardiovasculares.

Aquellos que están cerca del humo de otros tienen un riesgo más alto para ataques cardíacos y cáncer de pulmón, entre otras enfermedades. Los niños en esas mismas circunstancias pueden desarrollar ataques de asma o daño pulmonar, principalmente.

Aunque es fácil evitar los daños a la salud física mencionados, basta con no emplear el citado producto, existe pobre conciencia de las repercusiones que ocasiona debido a su aceptación social, que es promovida principalmente por la publicidad de las compañías tabacaleras.

Mostramos congoja por las muertes ocurridas en la caída ocasional de un gran avión, pero poco interés mostrarnos ante los decesos por tabaquismo, que es como si cada día se cayera en el país una de esas grandes aeronaves.

Como cualquier otra adicción, dejar el tabaco es difícil, para lograrlo se recomienda buscar atención médica, incorporarse a programas para dejar de fumar y buscar apoyo de la familia, amigos y compañeros de trabajo, principalmente de quienes no son tabaquistas.

Los cigarrillos electrónicos, dispositivos para fumar que funcionan con baterías, también son dañinos porque contienen nicotina, sin embargo, no es extraño leer textos en que se afirma lo contrario. El origen de esos reportes es fácil de deducir.

Aunque actualmente en todo el orbe se desarrollan actividades para desalentar la adicción que se analiza, esas acciones no tienen mucho tiempo que se iniciaron. La razón de ello es porque fue hasta la década de 1950 cuando algunas investigaciones comenzaron a reportar la relación entre el cigarrillo y algunas enfermedades, por lo que las acciones contra esa droga empezaron en la década de 1970.

El convenio establecido bajo los auspicios de la OMS para desalentar la venta y compra de productos de esta naturaleza, el Convenio Marco para el Control del Tabaco, será motivo de otro artículo.