2020 oscuros y claros

El terrorífico 2020 llegó a su fin cargado de su fardo de muerte y desolación con 77 millones 202 mil 828 contagios y un millón 699 mil 307 decesos en el planeta por la pandemia del Covid-19. Una de las peores catástrofes en la historia del género humano. Repasemos los OSCUROS y los CLAROS que este año nos deja como su legado.

En el plano internacional sobresale el feroz ataque de Donald Trump a la democracia norteamericana con el arma de una falaz conspiración de fraude y manipulación. Acrecentó su ferocidad con los intentos fallidos ante el sistema jurisdiccional incluida la Suprema Corte de Justicia, y en algunas legislaturas estatales para modificar la designación de electores al margen del voto popular.

Ahora se prepara el ataque final para el 6 de enero. Reunido el Congreso presidido por el vicepresidente Mike Pence, se pretende que anule los certificados electorales de los estados columpio a favor de Biden y reconozca a electores a favor de Trump. ¡Un hombre decidiendo por más de 150 millones de electores! Este golpe lo apoya la organización #stopthesteal (detengan el robo) de Ali Alexander, activista siniestro de extrema derecha quien se siente “la chispa divina” enviada por Dios para “despertar al pueblo” en contra del establishment tecnológico y las fuerzas liberales y de la izquierda “marxista y socialista que lo sustentan”, congregando a un millón de trumpistas alrededor del Capitolio ese día.

Frente a esa oscuridad el claro fue la fortaleza del sistema electoral federalizado, que permitió al Colegio Electoral mantenerse inhiesto confirmando el triunfo de Biden con 306/232 votos electorales, y el sistema legal de los tribunales que no cedieron a las demandas sin evidencias del “guasón” Giuliani.

En el plano nacional el oscuro principal fue la fallida estrategia preventiva de Hugo López Gatell que no logró detener y revertir la curva epidémica de contagios y decesos (respectivamente un millón 380 mil y 120 mil el último día del año). Estrategia basada en la ignorancia de la enfermedad (a principio del año dijo no era grave), expuesta con múltiples y persistentes variaciones sobre los instrumentos de medición (sistema centinela superado y semáforo “irrelevante”) y el fracaso de todos los pronósticos (60 mil era el escenario más catastrófico). Pero sobre todo la profunda arrogancia de desestimar los únicos dos instrumentos preventivos de alcance masivo: las pruebas para detectar asintomáticos y el uso del cubrebocas, afectando a miles de mexicanos pobres.

El claro de ese oscuro es cuádruple: la estrategia alternativa de Claudia Sheinbaum con pruebas y cubrebocas en la CDMX, la vacuna exitosamente conseguida por Marcelo Ebrard, la “Operación Chapultepec” que instrumentó Zoe Robledo y patentizó la infinita solidaridad de médicos, enfermeras y asistentes del IMSS. Casi 700 mujeres y hombres que dejaron a sus seres queridos en Navidad y Año Nuevo para apoyar a sus compañeras y compañeros exhaustos en los centros-covid del Valle de México, exponiéndose al contagio. ¡BRAVO!

Fundamental fue la actitud positiva de un pueblo que sabe responder a mensajes y directrices claros y directos, y no confusos dislates contradictorios. Así quedó evidenciado con la cancelación del peregrinaje a la Basílica de Guadalupe el 12 de diciembre estimado en ocho millones de personas, una fuente de contagios que hubiesen colapsado el sistema hospitalario. Es un botón de muestra que desacredita la mentira de la supuesta rebeldía, inconsciencia e irresponsabilidad del pueblo mexicano para aplicar los protocolos requeridos ante la pandemia.

Así transcurrió el terrible 2020 con los oscuros de acciones deliberadamente perversas o irresponsables, pero con los claros avances de la ciencia y razón sobre la fantasía, de la unión sobre la división y de la inteligencia y la generosidad frente a la estulticia. Que el 2021 nos depare el contundente triunfo de la claridad sobre la oscuridad. ¡Feliz Año Nuevo!