365 nuevas oportunidades

Muchos empezaron el 2020 con todo el ímpetu y energía de cada año, con muchos sueños por hacer realidad, algunas metas por cumplir y otros objetivos por superar, ciclos que concluir, caminos por andar, puertas por cerrar y otras por abrir, situaciones por dejar atrás. Conforme fueron pasando los días, semanas y meses se fueron dando cuenta que muchas cosas que habían proyectado ya no serían como lo imaginaron.

Algunos ven el año 2020 como un año perdido, incluso hasta se menciona que no se cuente, que simplemente no se sume a la edad de cada uno, debido a que fue un año no disfrutado, nada puede ser más desatinado que eso, como negar las grandes enseñanzas que el 2020 pudo dejar, que durante cada uno de sus días mostró, que se sigue viendo los colores de piel, y por muy desarrollada que sea la civilización hay cosas que definitivamente no se pueden controlar.

Ahora se sabe que no siempre se consigue lo que se desea, por mucho que uno lo busque, lo decrete o se esfuerce, pero no por ello se debe dejar de luchar por aquello que quiere, ojalá que todos hayan entendido que la vida solo es aquí y es ahora, porque es efímera, nos sabe cuándo se está dando el último abrazo, el último beso, o cuáles serán las últimas palabras que se le brinde a alguien, sobre todo si se trata de seres queridos.

En el 2020 se aprendió a diferenciar entre lo urgente y lo esencial, también se ha tenido que aprender a soltar, a despedirnos sin decir adiós, y a estar donde nos necesitan, sin siquiera salir de los hogares. Se ha enfrentado verdaderos retos que no nos esperábamos, a estudiar desde casa, de pronto el aula de la escuela se convirtió en un monitor y nosotros, el comedor o sala se transformaron en la oficina.

Este año que pasó, nos enseñó a verdaderamente conectarnos con nuestros seres amados, que la distancia solo se mide por lo separado que estén dos corazones uno de otro. Se entendió que en ocasiones el verdadero amor se demuestra estando lejos y que los verdaderos cuidados son con la debida distancia. Este 2021 no es la excepción, por supuesto que muchos hicieron los rituales de las 12 uvas, con sus 12 deseos o propósitos, usaron una ropa interior del color rojo o amarillo; además realizaron rituales necesarios para viajar y tantas cosas más.

Solo no hay que olvidar lo aprendido, hay que tener presente que el primero de enero no es la única oportunidad que se tiene para enfocarnos en todas esas metas, recuerda que existen 365 oportunidades, para llegar a donde se quiere, o por lo menos intentarlo, se debe tener la voluntad de querer hacer las cosas, aquí y ahora, este siempre será el momento adecuado, cuando nuestro corazón nos lo pide. Los cambios no llegan con un año nuevo, llegan cuando nosotros decidimos, y los nuevos hábitos no se adquieren por un cambio de en el calendario, sino que se van forjando a con la cotidianidad.

Por eso hay que preguntarnos ¿qué aprendimos en este año que pasó? Tal vez nos descubrimos resilientes, que después de todo; si podemos cambiar, y lo más importante: averiguamos el valor de lo esencial. Este año entramos con muchos aprendizajes nuevos que por supuesto estarán aplicando en sus vida.

¡Estamos todos ansiosos por lo que viene! deseo que la llama de la esperanza jamás se apague en sus corazones, abramos nuestros brazos, nuestro corazón, con una sonrisa en el rostro y un brillo inigualable en nuestros ojos y digamos con alegría: ¡bienvenido 2021!